La muerta viviente – Jean Rollin, 1982

La muerta viviente (V.O. La morte vivante a.k.a. “The living dead girl”)

Francia, 1982

Director: Jean Rollin

Guión: Gregory K. Heller, Jacques Ralf, Jean Rollin

Intérpretes: Marina Pierro (Hélène), Françoise Blanchard (Catherine), Mike Marshall (Greg), Carina Barone (Barbara)

Música: Phillippe D´Aram

Género: Terror

Argumento

Tres individuos llevan a la cripta de un castillo unos bidones de los que pretenden deshacerse. Se trata de peligrosos residuos químicos. Una vez allí, tras haber descargado el tóxico material, aprovechan para desvalijar a a los muertos. Mientras fuerzan los féretros, se produce un pequeño temblor de tierra… de suficiente intensidad para que varios de los bidones caigan, abriéndose y dejando que su contenido radiactivo impregne la cripta. Los vapores provocan que uno de los cadáveres cobre vida: El de una joven rubia. Ésta se levanta de su ataúd ante la atónita mirada de los intrusos, y los liquida bestialmente a mordiscos para beberse su sangre…

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Réquiem por un Vampiro – Jean Rollin, 1971

Réquiem por un Vampiro (V.O. Vierges et vampires a.k.a. Requiem pour un vampire)

Francia, 1971

Director: Jean Rollin

Género: Terror

Guión: Jean Rollin

Intérpretes: Marie-Pierre Castel (Marie), Mireille D´Argent (Michelle), Phillipe Gasté (Frédéric)

Música: Pierre Raph

Argumento

Un hombre y dos chicas disfrazadas de payaso huyen en un coche a través de la campiña francesa. Son perseguidos de cerca por otro automóvil. Se desencadena un tiroteo, el hombre con el que están las payasas es alcanzado. El trío logra dar esquinazo a sus perseguidores, pero el herido expira instantes después. Sus últimas palabras son: “La torre del agua”…

Las chicas rocían con gasolina el coche en el que huían y le prenden fuego, con el cadáver de su compañero en su interior. Luego se quitan sus disfraces y se dirigen a una torre, donde encuentran una motocicleta. A bordo de ésta prosiguen su fuga. Para conseguir alimentos, una de ellas entretiene al vendedor de una especie de kiosko-móvil mientras la otra roba las provisiones que necesitan. Llegan a un cementerio en medio del campo. Alertadas por unas voces que escuchan, corren a esconderse. Michelle, una de ellas, cae en una fosa sobre un ataúd. Marie, mientras tanto, ha logrado esconderse tras una tumba. Llegan los sepultureros y comienzan a tapar la fosa, con la chica inconsciente dentro. Pero como ya está oscureciendo dejan el trabajo a mitad y se marchan para continuar al día siguiente. Michelle se despierta semienterrada, y sale del agujero con la ayuda de su amiga.

Poco después llegan a un cercano castillo en ruinas. Las chicas lo exploran, y encontrando una cama en el interior de una de las estancias deciden pasar allí la noche. Se desnudan y comienza a acariciarse cuando escuchan ruidos procedentes del subsuelo. Vuelven a vestirse y empuñan sus pistolas. En el sótano encuentran un putrefacto cuerpo ahorcado. Huyen aterrorizadas y descubren una especie de capilla, donde suena una música de órgano. Ven las figuras de varios individuos encapuchados, ataviados con hábitos de fraile. Cuando se acercan más se percatan de que en el interior de los ropajes sólo hay esqueletos. Quien toca el órgano es una mujer de aspecto inquietante con colmillos de vampiro, vestida con un aristocrático atuendo masculino al estilo del siglo XVIII.

Las chicas quieren huir, pero son retenidas por tres esbirros de la vampiresa. Ésta trata de morderles los cuellos, pero ellas logran escapar. A través del bosque llegan al cementerio, donde ya es noche cerrada. Hasta allí las siguen la vampiresa y sus acólitos con antorchas, y no tardan en volver a capturarlas.

Son conducidas al interior de una de las criptas, transformada en sala de torturas. Allí otras jóvenes cuelgan encadenadas a las pétreas paredes y son violadas, fustigadas o reciben latigazos por parte de los esbirros de la vampiresa Erica. Pero ésta no es la máxima autoridad en esos dominios: Allí en el mausoleo se encuentra el féretro de un viejo vampiro, único superviviente de una ancestral estirpe. El vampiro sabe que no le queda mucho tiempo, y busca urgentemente la forma de perpetuar su linaje.

Las chicas intentan infructuosamente escapar una vez más, pero siempre es inútil. Cuanto más tratan de alejarse, más rápidamente encuentran otra vez el castillo ante sí: “Todos los caminos conducen al castillo”.

Erica les explica que van a ser “iniciadas” en los misterios de la “bendita maldición” vampírica; ellas, que aún son vírgenes, también habrán de transformarse en chupasangres. La vampiresa succiona la sangre de sus cuellos para “encadenarlas” mediante el contagio. Entonces les ordena que salgan a “cazar”, que busquen nuevas víctimas entre los incautos que se acerquen a las ruinas o al cementerio. Deberán actuar como cebos para hombres atrayéndolos al castillo.

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Las Uvas de la Muerte – Jean Rollin, 1978

Las Uvas de la Muerte (V.O. Les Raisins de la mort a.k.a. “Grapes of death”)

Francia, 1978

Director: Jean Rollin

Género: Terror

Guión: Jean Rollin, Jean-Pierre Bouyxou, Christian Meunier

Intérpretes: Marie-Georges Pascal (Elizabeth), Félix Marten (Paul), Brigitte Lahaie (La Rubia)

Música: Phillipe Sissman

Argumento

Durante las fumigaciones de un viñedo al sur de Francia, uno de los trabajadores se siente enfermo y le comunica a su superior que padece un punzante dolor en el cuello. Su jefe le dice que no debe ser nada alarmante, instándole a que vuelva al trabajo.

Al mismo tiempo, la joven Elizabeth viaja cerca de allí en tren para visitar a su prometido Michel. En su compartimento entabla amistad con una compañera de viaje. Poco después, el trabajador enfermo sube al mismo vagón, casi vacío, en el que se encuentran Elizabeth y su amiga. El recién llegado, un tanto aturdido, se queda mirando fijamente en el pasillo a la otra mujer, quien se estaba dirigiendo al baño. Algún tiempo después, Elizabeth comienza a preocuparse al ver que su compañera no regresa. Pero quien sí viene, sentándose junto a ella, es el individuo de la extraña enfermedad. Elizabeth se asusta enormemente al ver que la herida del cuello del hombre comienza a expandirse rápidamente hacia su cara. Escapando del compartimento, la chica encuentra a la otra joven muerta junto al baño. El individuo la persigue con pasos lentos y maquinales, incapaz de articular una palabra coherente.

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No nos libres del mal – Joël Séria, 1971

No nos libres del mal (V.O. Mais ne nous délivrez pas du mal, a.k.a. “Don´t deliver us from evil”)

Francia, 1971

Director: Joël Séria

Género: Drama, satanismo

Guión: Joël Séria

Intérpretes: Jeanne Goupil (Anne), Catherine Wagener (Lore)

Música: Claude germain, Dominique Ney

Argumento

Anne y Lore son dos adolescentes que acuden a un colegio religioso regentado por monjas. Las chicas, aburridas de la educación católica y rebeldes ante lo que allí se les trata de inculcar, han consagrado sus vidas al vicio, a la perversión y a la adoración de Satanás.

Las alumnas de la institución viven de lunes a viernes en la escuela y pasan los fines de semana en sus casas. Durante la semana, todas las muchachas duermen en una misma gran habitación. Lore se escabulle con frecuencia hasta la cama de su amiga Anne, y juntas leen unas novelas eróticas que encontraron en el ático, y que presumiblemente fueron confiscadas por las monjas a otras de sus compañeras.

Anne es la hija de los condes de Boissy, que viven en un suntuoso castillo en la campiña de Anjou con el mayordomo Gustave y el jardinero retrasado Léon. Los padres de Lore, el señor y la señora Fournier, habitan en una villa no lejos de allí. Los fines de semana, las amigas también suelen pasarlos juntas. En la vasta propiedad de los condes hay una caseta que las chicas toman como “cuartel general”, donde planean sus diabluras y barrabasadas. También hay una vieja capilla abandonada. Allí proyectan celebrar una “ceremonia” satánica, un ritual que las una irreversiblemente al Maligno.

En la misa a la que ambas acuden la mañana del domingo con sus padres, el cura pronuncia un impetuoso sermón en el que carga contra los pecados de la lujuria, condenando a la descarriada juventud que se deja influenciar por revistas y películas obscenas cayendo en la depravación… Anne y Lore, escuchando su perorata, se ríen entre dientes, mofándose. A la hora de comulgar, ninguna de las dos traga las hostias, sino que se las sacan discretamente y las guardan en una cajita que han traído para tal fin – Piensan usarlas en su “misa satánica”.

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La mujer con botas rojas – Juan Luis Buñuel, 1974

La mujer con botas rojas (V.O. La femme aux bottes rouges a.k.a. “The Lady with Red Boots”)

Francia, 1974

Director: Juan Luis Buñuel

Género: Drama, misterio, surrealismo

Guión: Juan Luis Buñuel,Pierre-Jean Maintigneux, Jean-Claude Carrière, Clement Biddle Wood

Intérpretes: Catherine Deneuve (Françoise LeRoi), Fernando Rey (Perrot), José Sacristán (Valet), Emma Cohen (Sophie)

Argumento

El excéntrico millonario Monsieur Perrot es, además de accionista en la bolsa, un mecenas y coleccionista de arte, que recorre la ciudad en la que vive comprando pinturas y contratando escultores. En esas tareas siempre le acompaña su fiel y un tanto siniestro chófer y mayordomo Albert.

Perrot ordena la compra de todas las obras expuestas en la galería Villier, y tras ello continúa en su coche con la lectura de la novela “Secrets”. La autora del libro, Françoise LeRoi, se encuentra escribiendo en un café en el que instantes después aparece el millonario. Discretamente y sin que nadie más se de cuenta, Françoise hace un pequeño “strip-tease” de breves segundos ante el estupefacto Perrot. Desde ese momento, el mecenas la sigue a todas partes, espiándola obsesivamente con la ayuda de su chófer.

Mientras Françoise hojea libros antiguos en un puesto ambulante, el galerista Villier le pregunta al librero si no tiene por casualidad “algo de la escritora Françoise LeRoi” – sin saber que esa autora se encuentra ante él. Ella siente curiosidad hacia ese admirador de su obra, pero no le dirige la palabra en ese momento. Françoise averigua quién es el galerista, y le escribe una carta. Inicia así una correspondencia entre ambos, lo que despierta los celos de Sophie, la esposa de Villier, y también del pintor Valet, el amigo de Françoise con el que ésta convive en una especie de “relación abierta”.

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8 mujeres – François Ozon, 2002

8 mujeres

Francia, 2002

Director: François Ozon

Género: Intriga, comedia, musical

Guión: François Ozon

Intérpretes: Virginie Ledoyen (Suzon), Catherine Deneuve (Gaby), Danielle Darrieux (Mamy), Firmine Richard (Chanel), Emmanuelle Béart (Louise), Isabelle Huppert (Augustine), Ludovine Saigner (Catherine), Fanny Ardant (Pierrette)

Música: Krishna Levy

Argumento

Francia, años ´50. Suzon, una joven estudiante, regresa a casa por Navidad para pasar las fiestas en familia. Sus padres Marcel y Gaby residen en una opulenta mansión campestre. Con ellos también vive la abuela, conocida como Mamy; así como la tía Augustine, hermana solterona, histriónica y amargada de Gaby, la adolescente Catherine, hermana pequeña de Suzon; y dos empleadas domésticas: la oronda y negra Chanel, y la rubia Louise, ésta última contratada recientemente.

Marcel, el señor de la casa, es un importante hombre de negocios. Es casi mediodía y aún no ha salido de su habitación. Al principio nadie se preocupa, porque él acostumbra a levantarse tarde. Marcel y su esposa duermen en cuartos separados. De improviso se escucha un alarido desgarrador: Es Louise, que había ido a llamar a Monsieur para que baje. Marcel está muerto en la cama, boca abajo, con un puñal clavado en la espalda. Ha sido asesinado.

Tras reponerse del impacto inicial, sus hijas se disponen a llamar a la policía: Pero alguien ha cortado el cable del teléfono (Y todavía no se han inventado los móviles…). Fuera nieva copiosamente, el pueblo más cercano se encuentra a bastante distancia, y es preferible esperar a que el temporal amaine. Por el momento las mujeres se encuentran ante un cadáver y ante un dilema. El asesino (¡o asesina!) aún podría estar cerca. Les llama la atención que los perros no ladraron, así pues es improbable que el crimen fuera cometido por extraños. Las siete comienzan a sospechar mutuamente…

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Adrenalina – Varios directores, 1990

Adrénaline

Francia, 1990

Directores: Anita Assal, Barthélémy Bompard, Philippe Dorison, John Hudson, Jean Marie Maddeddu, Yann Piquer, Alain Robak

Guión: Philippe Bompard, Philippe Dorison, Jean Marie Maddeddu, Yann Piquer, Alain Robak, Jean-Marc Toussaint, Hugo Verlomme

Intérpretes: Clémentine Célarié, Barthélémy Bompard, Franck Baruk, Alain Aithnard

Música: Raúl Lavista

Género: Experimental, surrealismo, terror

Argumento

Una sombría hilera de ciegos con gafas de sol y bastones: Los invidentes esperan en una fila india que cada vez va haciéndose más larga. Ésta es la secuencia que sirve como nexo, pues se repite e intercala durante el metraje a modo de separación entre los distintos segmentos, que carecen de estructura lógica y de relación entre sí.

No existe un argumento propiamente dicho: La película se compone de varios fragmentos deshilvanados de carácter onírico.

Se plasman momentos de angustia pesadillesca estereotípicos, como en la escena donde la mujer está a punto de ser aplastada por el techo de su propia casa, que se va deslizando cada vez más hacia el suelo. Cuando la protagonista logra hacer un agujero en el techo, que amenaza con emparedarla, sale por el otro lado a una carretera, y allí se le acerca a toda velocidad un camión que la termina atropellando.

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Érase una vez el Diablo – Bernard Launois, 1985

Érase una vez el Diablo (V.O. Il était un fois il Diable, a.k.a. “Devil Story”)

Francia, 1985 

Director: Bernard Launois

Género: Terror (serie Z)

Guión: Bernard Launois

Intérpretes: Véronique Renaud, Marcel Portier, Catherine Day, Nicole Desailly

Música: Paul Piot, Michel Roy

Argumento

En un apacible bosque, un ser monstruoso de rostro deforme ataviado con lo que parece ser un “uniforme nazi” emerge de una tienda de campaña y comienza a cometer una brutal serie de asesinatos.

Al mismo tiempo, una pareja que se encuentra de paso por la zona se refugia de una tormenta en la mansión de un anciano matrimonio. Los anfitriones explican a los jóvenes recien llegados que en esa comarca tienen lugar con frecuencia fenómenos extraños, especialmente en noches de tormenta, y “durante los equinoccios”. Hace unos siglos las costas adyacentes estaban repletas de piratas, que desvalijaban todo barco que osara tomar tierra. El viejo está convencido de que un misterioso caballo negro, que se deja ver de vez en cuando por las inmediaciones, encarna al Maligno.

La virulencia de la tormenta es cada vez mayor. Durante la noche, la chica no puede dormir y decide… salir de la casa que le sirve de refugio. (!?)

El anciano, por su parte, ha escuchado los relinchos del caballo negro, y también sale escopeta en ristre para tratar de liquidarlo. Pero el equino siempre esquiva sus disparos, y trota constantemente a su alrededor.

No lejos de allí, entre las ruinas de un caserón abandonado, viven el monstruo de la escena inicial con su madre, quien parece ser una bruja. Un cementerio se halla próximo. La tormenta continúa, y ambos se disponen a sacar de la cripta un sarcófago egipcio (¿traído en su día por los piratas?) La chica llega hasta donde están el desfigurado adefesio y la hechicera. La joven se cae en una zanja y sus gritos alertan al engendro y su madre. Mediante gestos y gruñidos, el monstruo le da a entender a la vieja que la chica se parece a alguien que ellos conocían. Tratan de encerrarla en una de las criptas, pero no llegan a colocar encima la losa, pues les sorprende el caballo negro, que, desbocado, ataca al monstruo desfigurándole la cara aún más si cabe. Mientras yace inconsciente, la muchacha logra zafarse de las garras de la bruja, y se dispone a escapar a través del bosque.

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Labios de sangre – Jean Rollin, 1975

Lèvres de sang

Francia, 1975

Director: Jean Rollin

Guión: Jean-Loup Phillipe, Jean Rollin

Intérpretes: Jean-Loup Phillipe (Frédéric), Annie Belle (Jennifer)

Música: Didier William Lepauw

Género: Terror

Argumento

Una mujer ataviada a la usanza del siglo XIX y dos hombres llegan una noche en furgoneta a un cementerio y transportan dos cadáveres envueltos en sábanas blancas hasta una cripta, colocándolos en sendos féretros. Antes de salir de allí, colocan una cruz en la puerta para evitar que los muertos la traspasen en caso de que regresan del otro mundo. Instantes después, las sábanas comienzan a moverse, y los cadáveres se alzan…

En una fiesta para celebrar el lanzamiento al mercado de un nuevo perfume, un hombre llamado Frédéric se queda ensimismado observando un cartel publicitario. En él pueden verse las ruinas de un castillo en medio de unos boscosos parajes.

Frédéric tiene un flashback que le transporta a su infancia. Cuando era niño estuvo allí una noche. Se había perdido y llamaba a su madre; y al acercarse a las puertas del castillo conoció a una bella joven de cabello corto que allí vivía. La chica le protegió, ofreciéndole un lugar donde pasar la noche. El pequeño Frédéric se enamoró de la muchacha, y prometió que volvería a buscarla, pero nunca más volvió a verla…

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Yo iré como un caballo loco – Fernando Arrabal, 1973

Iré como un caballo loco (V.O. J´irai comme un cheval fou a.k.a. “I will walk like a crazy horse”)

Francia, 1973

Director: Fernando Arrabal

Guión: Fernando Arrabal

Intérpretes: George Shannon (Aden Rey), Hachemi Marzouk (Marvel)

Género: Surrealista

Argumento

Tras la muerte de su madre, Aden Rey abandona la ciudad y se dirige en un jeep al desierto. Como la señora ha sido asesinada, la policía inicia una investigación. La desaparición del hijo resulta más que sospechosa para el comisario, y las autoridades se disponen a localizar a Aden. Éste, que procede de una familia de clase alta pero conflictiva, tenía una relación muy estrecha con su posesiva madre.

Una vez en el desierto, Adén se encuentra con una especie de anacoreta que vive entre las arenas. El extraño personaje, cuya única compañía son un camello, una cabra, una serpiente y unos escorpiones, nunca ha conocido la civilización. Cuando Adén le apunta con una pistola, el inocente hombre del desierto la toma creyendo que se trata de una flauta – y es capaz de tocar una melodía con ella.

Adén y Marvel, que así se llama el enigmático individuo, pronto se hacen amigos. El joven de la ciudad (a quien la policía continúa buscando) tiene pesadillas y alucinaciones en las que rememora su infancia. Adén le habla al anacoreta sobre las bondades del mundo civilizado. Le enseña un maletín repleto de billetes, Marvel nunca había visto antes el dinero. “Con ésto puedes conseguir todo lo que necesitas” le dice Adén. “¿La salud? ¿El amor? ¿La felicidad?” pregunta ingenuamente el hombre del desierto.

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