El lobo solitario y su cachorro: ¡ahora vamos al infierno, Daigorō! a.k.a. «Nieve blanca en el infierno» (V.O. Kozure Ōkami: Jigoku e ikuzo! Daigoro / T.I. “Lone Wolf and Cub: White Heaven in Hell”)
Japón, 1974
Director: Yoshiyuki Kuroda
Género: Chambara, Jidaigeki
Guión: Kazuo Koike, Goseki Kojima, Tsutomu Nakamura
Intérpretes: Tomisaburo Wakayama (Itto Ogami), Akihiro Tomikawa (Daigoro), Junko Hitomi (Kaori Yagyu), Goro Mutsumi (Ozunu), Minoru Oki (Retsudo Yagyu), Isao Kimura (Hyoei)
Música: Kunihiko Murai
Argumento
Retsudo Yagyu comparece ante el shogun, quien le reprende por no haber todavía eliminado al fugitivo Itto Ogami. El shogun advierte que tiene la intención de declarar a Ogami como enemigo del estado, ordenando a todos los clanes de todas las provincias de Japón dar caza al ronin-mercenario conocido como el Lobo Solitario. Si ello sucede, los Yagyu serán el hazmerreír en todo el país, pues serán vistos a escala nacional como unos inútiles que desaprovecharon todas las oportunidades, que no han podido derrotar nunca al Kozure Okami y su cachorro (un solo hombre y su hijo de cuatro años).
Para evitar tal oprobio, Retsudo decide enviar a su hija Kaori, la más joven, para que intente acabar con Ogami. Ella debe vengar a sus tres hermanos mayores, caídos en combate contra el ex-kaishakunin. Kaori es experta en el uso de los puñales, y es capaz de realizar malabares con ellos. Se ejercita en las artes marciales con hombres del clan, y los mata durante los entrenamientos. Esos samurais parecen estar orgullosos de perder la vida de ese modo, ayudando a su ama a perfeccionar su técnica.
Kaori se pone en marcha para encontrar a padre e hijo. Los espías del clan van dejando para ella mensajes y noticias en las veredas: “El Lobo va hacia el oeste” “El Lobo va hacia el norte”, etc. Lo cierto es que Ogami se dirige hacia Edo. En dirección a la capital, acude a visitar el cementerio donde yacen los restos de su esposa, asesinada por los ninjas de Retsudo en el marco de la conspiración en su contra que le convirtió en proscrito. Ogami y su pequeño Daigoro, hijo de la difunta, presentan sus respetos ante la tumba y honran así su memoria. El ronin le dice “Azami, voy hacia Edo para enfrentarme con Retsudo Yagyu y rehabilitar la Casa de Ogami”. De repente, el Lobo escucha un leve ruido procedente de los muros del cementerio. De inmediato dispara en aquella dirección las pequeñas ametralladoras ocultas en el carrito y las paredes del cementerio se van tiñendo de sangre… Agentes del clan Yagyu se encontraban tras ellas al acecho.
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