La Piovra II – Capítulo 1

La Piovra II 

(Aquí puede leerse la INTRODUCCIÓN A LA SAGA DE “LA PIOVRA”)

Italia, 1985

 Director: Florestano Vancini

Guión: Ennio De Concini, Odile Barski

Intérpretes: Michele Placido (Comisario Corrado Cattani), Nicole Janet (Else Cattani), Cariddi Nardulli (Paola Cattani), Jacques Dacqmine (Sebastano Cannito), Francois Périer (Abogado Terrasini), Florinda Bolkan (Condesa Olga Camastra), Paul Guers (Prof. Gianfranco Laudeo), Martin Balsam (Frank Carrisi), Daniel Ceccaldi (Nicola Sorbi), Sergio Fantoni (Coronel Ferretti), Geoffrey Copleston (Ravanusa)

Música: Ennio Morricone

Capítulo 1

Paola, la hija del comisario Corrado Cattani, continúa recuperándose en una clínica neurológica en Suiza. Sus padres están ambos junto a ella. Un día aparece un individuo llamado Ettore Ferretti, quien trata de convencer a Cattani que reemprenda las investigaciones contra el crimen organizado. Pero Cattani se niega, pues su prioridad en éste momento es estar junto a su hija. Ferretti es el brazo derecho del antiguo jefe de Cattani, aquel jefe de la policía en Roma llamado Sebastiano Cannito que ahora ha ascendido al vértice de los servicios secretos. Ferretti sospecha que Cannito pertenece a la misteriosa organización “filantrópica” de Laudeo (un grupo de tintes masónicos, aunque ello no se menciona). Ambos forman parte del poder oculto. Y en Sicilia, el banquero Ravanusa y el abogado Terrasini también están compinchados con ellos.

En la pequeña ciudad siciliana es ahora Altero el comisario. Él investiga junto al juez Bordonaro el secuestro de Paola. Uno de los implicados incrimina indirectamente a Ravanusa y Terrasini. Los dos son llamados a declarar ante el juez. Ravanusa se va involuntariamente de la lengua, demostrando que sabía que la niña había sido violada. Ello es un claro indicio de que está involucrado en el rapto. El cerco en torno a él y a Terrasini se va estrechando.

Al mismo tiempo, Terrasini y sus socios tratan de organizar transacciones con un tal Frank Carrisi de EEUU. Se trata de un blanqueo de dinero de enormes proporciones.

El juez Bordonaro ha logrado que Ravanusa le revele ciertos nombres. Entre ellos uno muy importante: El del jefe de los servicios secretos Cannito. Bordonaro hace una cita urgente con Cannito en Roma. Cuando el juez le cuenta a Cattani por teléfono que va a encontrarse con su antiguo jefe, el ex-comisario le advierte que cancele la cita, y que en Roma mejor se encuentre con él. Cattani se dirige a Roma para hablar con Bordonaro. Mientras tanto, en Sicilia es asesinado Altero, que tenía las copias de los documentos que incriminaban a Ravanusa y Terrasini.

Cuando Bordonaro se dirige en taxi a su cita con Cattani es víctima de un atentado. Él y el taxista son acribillados a balazos. Los asesinos se llevan los documentos que el juez portaba en su maletín. Cattani, estupefacto, se entera poco después de las muertes de su antiguo compañero y del juez. El agente Ferretti se encuentra en la escena del crimen e intenta de nuevo convencer a Cattani de que colabore con él. Pero el antiguo comisario sigue negándose.

Cattani vuelve a Suiza con su mujer y su hija. Paola se está recuperando favorablemente. Pero cuando ve a sus padres discutir, y escucha que no volverán a vivir los tres juntos sufre una nueva y violenta recaída. Los ocho días siguientes no dice una palabra. Una noche Paola sale de su habitación en la clínica, se escapa del centro y vaga desesperada por las calles sin rumbo fijo. Es atropellada por un coche y muere trágicamente.

En el entierro, una vez más, aparece Ferretti. Además de darle a Cattani sus condolencias, insiste para que trabajen conjuntamente.

(Continuará)

FHP, 2015

10.000 dólares por una masacre – Romolo Guerrieri, 1967

10.000 dollari per un massacro

 Italia, 1967

Director: Romolo Guerrieri

Género: Western

Guión: Franco Fogagnolo

Intérpretes: Gianni Garko (Django), Loredana Nusciak (Mijanou), Adriana Ambesi (Dolores)

Música: Nora Orlandi

Argumento

Django es un cazarrecompensas en el salvaje oeste. Se gana la vida como pistolero solitario atrapando o matando a los delincuentes fugitivos que están en los clásicos carteles de “Se busca”. Uno de ellos es el torvo mexicano Manuel Vásquez, recien salido de prisión.

En una de las primeras escena de la película, Django y Manuel se cruzan a caballo en el desierto sin saber quien es el otro, intercambiando miradas suspicaces. Poco después, Django (que se dirigía a un poblado para entregarle el cadáver de un criminal) ve en las oficinas del sheriff un cartel donde piden 3.000 dólares por la cabeza de Manuel, con el que se acaba de tropezar por el camino…

Manuel y sus compinches se dirigen a la hacienda del acaudalado señor Mendoza, con el que tienen una cuenta pendiente. Una vez allí provocan una matanza, tiroteando a los trabajadores del hacendado, y dejando sólo a éste con vida. Manuel se la tenía jurada a Mendoza porque éste le mandó a la cárcel. Mendoza suplica cobardemente para que Manuel le perdone la vida, y se arrastra como un gusano, implorando clemencia. El fugitivo delincuente ha venido para llevarse algo, pero no se trata de dinero ni metales preciosos. No son dólares sino Dolores lo que quiere Manuel; la bella hija de Mendoza. El criminal y los suyos se llevan secuestrada a la chica.

Mendoza ha oído hablar de la destreza con el colt de la que Django hace gala, y decide contratar los servicios del pistolero para rescatar a su hija. El hacendado le promete 5.000 dólares al cazarrecompensas por la cabeza del abductor, 2.000 más de lo que constaba en el cartel.

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El amanecer de los vampiros – Jean Rollin, 1971

El amanecer de los vampiros (V.O. Le frisson des vampires)

Francia, 1971

Director: Jean Rollin

Género: Terror erótico-surrealista

Guión: Jean Rollin, Monique Natan

Intérpretes: Sandra Julien (Isle), Jean Marie Durand (Antoine)

Música: Acanthus

Argumento

Isle y Antoine son una pareja de recién casados que se dispone a emprender su luna de miel. Antes de partir a Italia como tenían previsto, deciden pasar de visita por el pueblo de la familia de ella. Allí, en un apartado castillo, residen sus dos primos; los únicos parientes que a Isle le quedan con vida, y a los que ella no ha visto desde que era pequeña.

Pero nada más llegar al poblado se enteran de que los primos han muerto, y de que el fallecimiento de ambos es muy reciente. No obstante, Isle y Antoine resuelven ir al castillo. Una vez allí son acogidos por las criadas de de los difuntos, dos bellas jóvenes (una rubia y una asiática) que les conducen a sus aposentos.

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Síntomas – José Ramón Larraz, 1974

Síntomas (V.O. Symptoms)

España/Reino Unido, 1974

Director: José Ramón Larraz

Género: Terror

Guión: José Ramón Larraz, Stanley Miller

Intérpretes: Angela Pleasence (Helen), Lorna Heilbron (Anne), Peter Vaughan (Brady)

Música: John Scott

Argumento

Helen invita a su amiga Anne a pasar unos días con ella en una gran casa campestre en el bosque. Una vez allí, Anne se fija en la fotografía enmarcada de una joven. „¿Familiar tuya?“ „No, sólo una amiga“ responde la anfitriona melancólica y misteriosamente…

Al día siguiente, Helen acude a la farmacia del pequeño pueblo cercano. El propietario del negocio le pregunta a la mujer (a quien ya conoce) si ha venido otra vez con “Miss Cora”, y Helen contesta que no, que ésta vez ella se ha quedado en Londres, y que ha venido sola…

Por las inmediaciones de la mansión pulula un vecino cincuentón llamado Brady, que desempeña las tareas de guardabosques y leñador. Helen siente una enorme antipatía hacia él, siempre le rehúye; y Brady, individuo de mirada torva y turbadora, no quitará el ojo de encima a las dos mujeres.

Durante un paseo por la campiña, Helen revela a Anne que puede “oír cosas que nadie más oye”, y que percibe todo lo que sucede en ese bosque.“En éste lago alguien se ahogó” dice mientras sube a una barca para cruzar a la otra orilla.

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Las garras de Lorelei – Amando de Ossorio, 1974

Las garras de Lorelei

España, 1974

Director: Amando de Ossorio

Género: Fantaterror

Guión: Amando de Ossorio

Intérpretes: Tony Kendall (Sigurd), Helga Liné (Lorelei)

Música: Antón García Abril

Argumento

En un apacible pueblo alemán en las cercanías del Rin, una joven que está a punto de casarse muere en circunstancias atroces tras ser agredida por un extraño animal monstruoso. Los aldeanos se horrorizan al descubrir que la bestia había sacado el corazón de la chica. Se ignora qué clase de criatura pudo haber cometido la salvaje acción. Se descarta una responsabilidad humana, y se achaca la carnicería a un oso de grandes dimensiones o similar. Temiendo que la bestia regrese a cobrarse más víctimas, la directora de un internado para señoritas que se encuentra en las cercanías de la localidad contrata los servicios de un vigilante nocturno. El guardián, con muchos años de experiencia a sus espaldas, es un cazador llamado Sigurd. Hombre gallardo y apuesto, Sigurd pronto atraerá el interés de las chicas del colegio, lo que contraría en grado sumo a la joven pero rígida profesora Elke.

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La ira de Aquiles – Marino Girolami, 1962

La ira de Aquiles (V.O. L´Ira d´Achille)

Italia, 1962

Director: Marino Girolami

Género: Peplum

Guión: Gino De Santis

Intérpretes: Gordon Mitchell (Aquiles), Jacques Bergerac (Hector), Cristina Gaioni (Xenia)

Música: Carlo Savina

Argumento

Los griegos, comandados por el rey Agamenón, asedian Troya. Entre ellos se encuentran Ulises, Aquiles (Gordon Mitchell) y su fiel Patroclo. Tras conquistar una ciudad próxima a Troya, los griegos toman como esclavas a varias mujeres. Agamenón como líder tiene derecho a ser el primero en elegir, y toma a Criséide, la hija de Creseo, sacerdote de Apolo. Aquiles elige a Briseida y Patroclo a Xenia.

Mientras tanto en Troya, Héctor, hijo del rey Príamo, ha convocado a sus hombres para trazar un plan que repela la invasión griega. El estratega Héctor diseña con la aprobación de su padre un cerco a las tropas enemigas, pues es sabido que la mejor defensa es el ataque, sobre todo el ataque sorpresa.

Mientras la bella Xenia acepta solícitamente a Patroclo, la dama Briseida se resiste inicialmente a su amo Aquiles. Trata incluso de apuñalarlo por la espalda, pero ante ello Aquiles es invencible y su fuerte omóplato parte el cuchillo. Aquiles le explica a la joven que su invulnerabilidad no es completa, y que una parte de su cuerpo (que él mismo ignora cual es) sí puede ser herida provocándole la muerte. “Incluso un niño podría matarme, si sabe donde golpear”. Continúa el héroe diciendo que no es totalmente invencible ni menos inmortal, pues según el oráculo morirá justo después de haber dado muerte al troyano Héctor. A partir de ese momento, Briseida cae rendida a los pies de Aquiles, y su inicial hostilidad desaparece completamente.

Al mismo tiempo, el sacerdote de Apolo Creseo intenta liberar a su hija, retenida por Agamenón. El anciano acude al encuentro del poderoso rey griego, y le suplica que le devuelva a Criséide, a cambio de unos tesoros que el dios Apolo ha materializado mágicamente. Agamenón repone que su prisionera es más valiosa para él que esos tesoros, que no tiene ninguna intención de liberarla. Y recuerda con amargura que mientras la hija del sacerdote por el retenida vive entre comodidades, la suya propia, Ifigenia, fue sacrificada siendo tan sólo una niña. Agamenón se apodera de los tesoros y echa a Creseo de su campamento, sin devolverle a su Criséide. El viejo sacerdote, afrentado por el blasfemo e injusto proceder de Agamenón, invocará a Apolo para que descargue una maldición contra los impíos griegos.

Así, pronto una tormenta divina anega las posiciones de los griegos, para gran desconcierto de Agamenón y los suyos. A continuación una mortal epidemia de peste se extiende entre los combatientes griegos. Agamenón y los demás guerreros se ven obligados a deliberar. Un sacerdote les advierte que la única solución para aplacar a Apolo consiste en devolver a Criséide a su padre. Finalmente Agamenón cede, pero insiste en tomar a cambio a Briseida, la concubina de Aquiles. Éste se enfurece, y estalla contra el líder de los reyes griegos. Aquiles rompe con Agamenón y se niega a seguir combatiendo junto a él; decide regresar a su propio reino en Grecia abandonando la guerra de Troya.

La devolución de Criseíde a su padre pone fin a la epidemia. Pero la enemistad entre Agamenón y Aquiles es pronto explotada por los troyanos. Ante las fisuras y divisiones que comienzan entre los propios griegos, Héctor planea un nuevo golpe contra los asediantes helenos. Ahora atacarán directamente el campamento de Agamenón.

Mientras tanto, Aquiles, que aún no ha recogido sus posiciones, se está embriagando con ingentes cantidades de vino cuando sus hombres corren a traerle la noticia de que los troyanos están devastando el campamento de Agamenón. Patroclo trata de convencer a su amigo de que acuda en rescate de sus compatriotas, de que olvide sus disputas y rivalidades personales con Agamenón y de que luche por Grecia, pero el lamentable estado alcoholizado de Aquiles no le permite reaccionar. De ese modo, Patroclo se ve obligado a encabezar él solo a los hombres del casi invulnerable. Xenia, enamorada de Patroclo, trata de impedírselo, pero él insiste en que debe partir al combate por el bien de todos, y que cuando vuelva victorioso se casarán…

Comentario

Éste peplum es una digna versión fílmica del clásico épico „La Ilíada“ de Homero. En la piel (y los músculos) de Aquiles tenemos al norteamericano Gordon Mitchell, actor y culturista que participó (al igual que Steve Reeves y Reg Park) en numerosos sword&sandals italianos de la época. La dirección corre a cargo de Marino Girolami, padre de Enzo G. Castellari (realizador en los años setenta de excelentes polizieschi como “Il grande racket”); quien un par de décadas después cabalgaría entre géneros tan dispares como el western, las comedias sexies all´italiana (fue el descubridor de Sabrina Siani), y el terror caníbal/zombie con “Zombi Holocaust” (1980). El papel de Patroclo está interpretado por Ennio Girolami, hijo del director y hermano por tanto de Castellari (quien profesionalmente usaba el apellido de soltera de su madre, para diferenciarse de su padre, también director).

En ésta película, Aquiles oscila en determinado momento entre su animadversión personal hacia el injusto Agamenón, que comanda a los reyes griegos, y su sentido del deber. Su orgullo y su honor han sido heridos por la conducta insolente y reprobable de Agamenón, pero pese a ello el héroe comprende que no puede abandonar a sus compatriotas, su obligación moral le empuja a combatir por el bien común de la Hélade. Eso intenta hacerle ver su amigo Patroclo, cuya inmolación en la encarnizada lucha, abrirá finalmente los ojos de Aquiles.

La película nos presenta una época, en la que en las guerras ambos bandos contendientes combatían en igualdad de condiciones, y sobre todo: con Honor.

“La ira de Aquiles” es un largometraje histórico-mitológico-épico de calidad artística indiscutible, para nada puede ser encuadrado en el subgénero de la serie B como otras muchas peplum de aquellos años, o como las películas a las que más adelante se dedicaría Girolami.

FHP, 2015

La Piovra I – Capítulo 6

La Piovra I

(Aquí puede leerse la INTRODUCCIÓN A LA SAGA DE “LA PIOVRA”)

Italia, 1984

 Director: Damiano Damiani

Guión: Nicola Badalucco, Lucio Battistrada, Massimo De Rita, Elio De Concini

Intérpretes: Michele Placido (Comisario Corrado Cattani), Nicole Janet (Else Cattani), Cariddi Nardulli (Paola Cattani), Barbara De Rossi (Raffaella “Titti” Pecci Scialoia), Angelo Infanti (Sante Cirinnà), Geoffrey Coppleston (Banquero Ravanusa), Jacques Dacqmine (Sebastano Cannito), Francois Périer (Abogado Terrasini), Florinda Bolkan (Condesa Olga Camastra)

Música: Riz Ortolani

Aquí puede leerse lo que sucedió en el capítulo anterior

Capítulo 6

Altero ha sido encargado por el fiscal para llevar la investigación contra el comisario Cattani, quien hasta el momento era su inmediato superior. Anna ataca a Cattani porque piensa que ha actuado con negligencia. Nadie sabe el motivo real por el cual el comisario ha actuado de esa manera, ni el calvario por el cual está pasando. El más honesto de todos es precisamente quien acaba bajo sospecha. Le acusan de “traición a la ética profesional”.

Sólo dos personas parecen confiar todavía en Cattani: Su esposa Else y su amante Titti. Ésta última acude a visitar a Corrado a su casa, pero él la rechaza. No quiere exponerla a riesgos innecesarios. Poco después, sin embargo, arrepentido de su brusquedad al echarla, sale a buscarla a la calle.

Los parientes de Titti quieren llevarla a una clínica privada para que se cure de su drogadicción. El párroco no piensa que sea una buena idea, pero la joven marquesa acepta el traslado. Mientras tanto, Cirinà está a punto de obtener la libertad condicional.

Else regresa a Sicilia y una vez en casa, Corrado le cuenta la verdad acerca de Paola. Ese es además el día en el que la hija de ambos se supone iba a ser liberada. Efectivamente, la niña es soltada en un parquet. Allí acuden poco después sus padres, pero Paola reacciona agresivamente ante su progenitor; está en estado de shock. Poco después, cuando la examinan en un hospital, sale a luz que durante su cautiverio fue violada. Su recuperación psicológica será lenta y larga, y para ello es llevada a un centro en Suiza, país del que procede su madre.

También Titti se recupera en una clínica… Allí va a verla Cirinà, que ha conseguido la condicional. Además de sus promesas de amor eterno y propuestas de matrimonio, el delincuente le trae a la convaleciente joven una dosis de heroína. También Anna quería visitar a Titti, pero Cirinà se entera de que la hermana de Franco está allí y la oblige violentamente a marcharse.

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Vampyres (a.k.a. Las hijas de Drácula) – José Ramón Larraz, 1974

Vampyres (a.k.a. Las hijas de Drácula)

España/Reino Unido, 1974

Director: José Ramón Larraz

Género: Terror

Guión: José Ramón Larraz

Intérpretes: Marianne Morris (Fran), Anulka Dziubinska (Miriam)

Música: Fabio Frizzi

Argumento

John y Harriet hacen una excursión a la campiña inglesa. Aparcan su caravana en un paraje boscoso, cercano a un viejo cementerio y una mansión. Estando de camino, a Harriet le habían llamado poderosamente la atención dos mujeres al borde de la carretera. Una parecía estar disponiéndose a hacer autostop, mientras que la otra se ocultaba misteriosamente tras los árboles…

Más tarde en el interior de la caravana, Harriet se siente intimidada por la espesura y la oscuridad del bosque donde van a pernoctar. Comienza a recordar a las dos extrañas mujeres, y de repente ve una mano posándose sobre la ventana; el pánico la invade. John intenta hacerle ver que se trata de autosugestión, trata de convencerla de que estaría soñando… A la mañana siguiente, la timorata Harriet continúa preocupada y dándole vueltas a sus miedos.

En esa zona, donde comienzan a proliferar accidentes automovilísticos, un hombre llamado Ted recoge a una autostopista. Ésta se presenta como Fran, y resulta ser una de las mujeres que Harriet viera el día anterior. Fran tiene un aura enigmático, y Ted pronto se siente poderosamente intrigado, y atraído hacia ella. La acompaña hasta lo que parece ser su morada: La vieja mansión cercana al lugar donde John y Harriet han aparcado su caravana. Se trata de una gran casa tétrica y destartalada, lo que contribuye a incrementar las suspicacias de Ted.

Ambos acaban teniendo sexo, y a la mañana siguiente, Ted no encuentra a su compañera a su lado al despertarse. Fran no está en la cama ni en toda la casa, ha desaparecido… Ted se da cuenta de que tiene un profundo corte en el brazo, del que ha manado sangre abundantemente, pero no recuerda cómo se hizo la herida. En busca de “primeros auxilios” sale a explorar los alrededores de la mansión y llega hasta la caravana de John y Harriet, que amablemente le atienden, desinfectando y vendando el corte.

Ted se encuentra tan debilitado que se queda dormido en el interior de su coche, en las inmediaciones de la casa de Fran. Esa noche, al volver Ted en sí, ella reaparece y se disculpa por haberse marchado abruptamente durante la mañana. Fran no viene sola, trae consigo a su amiga Miriam y ésta a su vez tiene un acompañante. Los cuatro entran, comienzan a beber, y luego ambas parejas se separan para tener más intimidad…

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