Nuestro hombre en Milán (V.O. La mala ordina, a.k.a. “The Italian Connection”, a.k.a. “Manhunt”)
Italia, 1972
Director: Fernando Di Leo
Género: Gangsters, acción
Guión: Fernando Di Leo
Intérpretes: Mario Adorf (Luca), Henry Silva (Dave), Woody Strode (Frank)
Música: Armando Trovajoli
Argumento
En Nueva York, un poderoso jefe criminal conocido como el Corso convoca en su rascacielos a dos de sus más eficientes sicarios, David Catania y Frank Webster. Ha pensado en ellos para encargarles una misión en Italia (pues David es de origen italiano y el afroamericano Frank estuvo como soldado en ese país durante la IIGM). Deberán localizar en Milán a un tal Luca Canali para liquidarlo; el objetivo debe ser asesinado de manera espectacular, para que su muerte sirva de ejemplo y como advertencia.
Pues a Luca, un proxeneta de poca monta, se le acusa de haber robado un cargamento de heroína propiedad de la organización del Corso. Una vez en Milán, los dos asesinos a sueldo deberán acudir a ver al jefe local, Don Vito Tressoldi, para coordinar con él la busqueda de Luca.
Los dos matones se instalan en un hotel y son recibidos por una guía turística llamada Eva que nada sabe de sus propósitos. Ella es la encargada de enseñarles los lugares de la ciudad que deseen conocer. David y Frank quieren visitar clubs nocturnos, pues creen que en los antros conseguirán informaciones de interés sobre el paradero del individuo que deben eliminar.
Luca tiene a varias chicas que se prostituyen bajo su “protección”. Al mismo tiempo está casado y tiene una hija pequeña. Su mujer vive separada de él porque su ocupación le repugna, pero ambos tienen una relación cordial y se ven esporádicamente, sobre todo a causa de la niña, quien nada sabe del poco honesto trabajo de su padre.
Vito Tressoldi está inquieto por la llegada de los americanos. Aunque tiene mucho poder como jefe del hampa en Milán, en realidad no es más que un subalterno del Corso. La presencia de los sicarios de Nueva York en su ciudad le incomoda, y quiere que se vayan cuanto antes. Cuando David y Frank van a su despacho para comunicarle que quieren la cabeza de Luca, Tressoldi afirma más aliviado que colaborará con ellos en su captura.
En una discoteca, Frank y David hablan con una chica llamada Trini, quien les revela la zona por donde se mueve Luca. Poco después Trini (que vive en una especie de comuna hippy) llama a Luca para ponerle sobre aviso de que los americanos lo buscan.
Cuando una mañana Luca sale de la casa de Anna, una de sus amantes, es abordado por dos esbirros de Tressoldi, quienes le “invitan” a acompañarlos a su coche. Lo llevan a una fábrica maderera a las afueras de la ciudad diciéndole que don Vito quiere “hablar con él”. Pero una vez allí, comienzan a pegarle. Luca se defiende y logra huir. Cuando llegan Tressoldi y los americanos, sólo encuentran a los dos lacayos magullados. Indignado porque han dejado escapar a Luca, don Vito los ejecuta allí mismo. Quiere demostrales a los americanos que él también toma muy en serio la captura del proxeneta.
A partir de ese momento, se inicia una auténtica caza del hombre a través de todo Milán. Tressoldi pone en funcionamiento una tupida red de informadores, y da orden de localizar al fugitivo cueste lo que cueste. Luca es consciente de las dimensiones que ha tomado la “busca y captura” vigente contra él, pero no entiende el motivo. Intenta buscar refugio en casa de Anna, pero ésta le rechaza porque quiere evitar problemas. Luca se hace con una pistola, que compra a un vendedor de armas amigo suyo que usa un taller mecánico como tapadera. Pero éste “amigo”, seducido por el dinero de Tressoldi, cede a la tentación de entregarle…
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