Tener veinte años – Fernando Di Leo, 1978

Tener veinte años (V.O. Avere vent´anni)

Italia, 1978

Director: Fernando Di Leo

Género: Drami-Comedia softcore

Guión: Fernando Di Leo

Intérpretes: Gloria Guida (Lia), Lilli Carati (Tina), Ray Lovelock (Rico)

Música: Franco Campanino

Argumento

Lia y Tina son dos jovenzuelas “emancipadas y desinhibidas” que se conocen un verano en la playa y deciden ir juntas a Roma en autostop. Tina, la más temperamental de las dos, se describe como “Bella, joven y cabreada” (Bella, giovane e incazzata). Procedentes de familias desestructuradas, Tina se ha escapado de casa y Lia ha crecido en un orfanato de monjas. No estudian, no trabajan, y no tienen domicilio conocido. Las dos amigas llegan a Roma sin dinero pero con mucha cara dura, y una vez en la capital comienzan a hacer de las suyas: Roban en supermercados, provocan sexualmente a un estanquero para conseguir tabaco gratis… Tina es sin duda la más descocada de las dos. No tiene vergüenza ni la conoce.

A las chicas se les ocurre la feliz idea de irse a vivir en una especie de comuna hippy regentada por un estrafalario cincuentón napolitano con ínfulas de gurú conocido como el Nazariota. Éste consiente en aceptarlas en su “casa okupa”, pero solicita que a cambio las muchachas realicen algún tipo de labor para la comunidad: cocinar, limpiar, etc. Las dos golfas se escandalizan cuando oyen hablar de trabajo. Sin embargo, cuando el Nazariota sugiere sutilmente que las recién llegadas podrían realizar “ciertos favores” a “ciertos clientes” eso ya no les parece tan mal… Sobre todo a Tina, que está obsesionada con el sexo, y que nada más llegar a la comuna ya le ha echado el ojo a un joven bien parecido (pero toxicómano) que duerme con la mente extraviada por los efectos del ácido lisérgico. Ante la narcolepsia del individuo que le agrada y la apatía inducida por las drogas de los demás varones de la comuna, la poco recatada Tina exclamará “¿Pero aquí cuando se folla?” (Ma qui quando si scopa?)

Entre los demás residentes de la comunidad hay individuos de diversos pelajes: Drogadictos, vagabundos, maleantes, una joven madre soltera con trillizos, un trío delirante de amargadas e histéricas feministas que promueven el exterminio de los hombres, una especie de grotesco arlequín místico que medita en la postura del loto y desvaría sobre el “padre celestial”… Éste último personaje será el compañero de habitación de las chicas, y seguirá impertérrito e inmutable, inmerso en sus “ejercicios espirituales” aún cuando las atractivas huéspedes se desnuden ante sus narices y realicen toda clase de procaces, sarcásticos e insolentes comentarios

El Nazariota les trae un par de “clientes” a las dos gamberras para que paguen su hospedaje en carne. Empieza una sesión de sexo grupal (siempre ante la presencia del extático mimo meditabundo), pero la diversión se interrumpe repentinamente cuando los dos tipos se deben marchar antes de acabar la “faena”, dejando a las chicas insatisfechas. Así, Tina y Lia quedan solas, calientes y desnudas en la cama… y como en esas circunstancias era de preveer, se lo terminan montando entre ellas.

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