La settima donna (a.k.a. “The last house on the beach”)
Italia, 1978
Director: Franco Prosperi
Género: Thriller
Guión: Romano Migliorini & Gianbattista Mussetto (basados en una historia de Ettore Sanzò)
Intérpretes: Florinda Bolkan (Hermana Cristina), Ray Lovelock (Aldo), Sherry Buchanan (Elisa)
Música: Roberto Pregadio
Argumento
En algún lugar de la costa, unas jovencitas se encuentran estudiando y relajándose en una gran casa cercana a una playa. Al mismo tiempo, en la ciudad, tres delincuentes acaban de atracar una sucursal bancaria. Los asaltantes escapan con el botín, pero una vez en las afueras se dan cuenta de que el motor del coche que han empleado para su huída no funciona bien. Se ven obligados a aparcar, y a buscar un escondite en las inmediaciones; donde puedan ocultarse durante unos días. La casa más próxima resulta ser aquella donde se encuentran las muchachas: cinco adolescentes acompañadas por una mujer más mayor (profesora o monitora), y una empleada del servicio.
Los delincuentes irrumpen en la villa y de inmediato toman como rehenes a las chicas. Uno de ellos asesina bestialmente a la criada cuando ésta trataba de escapar, pero los demás no presencian el crimen. Las jóvenes son alumnas de un instituto, y en la casa (que pertenece a su colegio) suelen reunirse cada cierto tiempo para estudiar juntas e ir a la playa.
Nino, uno de los atracadores, se separa del grupo y entra en la habitación de Elisa, una de las jovencitas; para tratar de violarla. Pero ella se defiende y le clava en la pierna la punta metálica de un peine. La herida es muy profunda, y de ahora en adelante el asaltante cojeará.
Los delincuentes vigilan a las mujeres en todo momento, encañonándolas y amenazándolas. Quieren saber hasta cuándo van a quedarse allí. La encargada del grupo les dice que dentro de dos días un autobús pasará a recogerlas para regresar a la ciudad. Hasta entonces, piensan los atracadores, habrán podido arreglar el motor y el asunto del atraco se habrá “enfriado”; la policía ya no estará buscándoles por todas partes como ahora.
Nino y Walter son los más agresivos del trío, disfrutan haciendo sufrir a sus víctimas y son unos auténticos psicópatas, imprevisibles y feroces. Aldo, por su parte, es más calmado. Mantiene en todo momento la cabeza fría y da la impresión de ser el jefe y de tener la situación bajo control. Pronto una de las chicas empezará a fijarse en él, haciendo gala de un típico y tópico complejo de Estocolmo: “Tú no eres como tus amigos” le dice a Aldo, porque éste parece “un buen chico” comparado con sus cómplices.
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