Prisionera Escorpión: Celda 41 – Shunya Ito, 1972

Prisionera Escorpión: Celda 41 (V.O. Joshū Sasori – Dai 41 Zakkyobō, a.k.a. “Female Convict Scorpion: Jailhouse 41”)

Japón, 1972

Director: Shunya Ito

Género: “pinky violence”, pinku eiga, w.i.p.

Guión: Fumio Konami, Hiro Matsuda, Tooru Shinohara

Intérpretes: Meiko Kaji (Nami Matsushima alias “Sasori”), Fumio Watanabe (Inspector Goda), Yukie Kagawa (Tomiko Yasuki)

Música: Shunsuke Kikuchi

Argumento

Nami Matsushima, conocida como “Sasori” (Escorpión) a causa de su peligrosidad, languidece confinada en una lúgubre y húmeda mazmorra, la celda 41. Desde que ha sido aislada de las demás presas no ha habido más rebeliones en la cárcel. El alcaide Goda ha sido ascendido a un alto cargo en el ministerio y le queda poco tiempo como director del centro penitenciario. Goda no le perdona a Sasori ser la causante de que se quedara tuerto. Por eso y otros motivos pretende que “Matsu” quede recluída en esa celda a perpetuidad, cargada de cadenas. Pero ello en teoría es ilegal, y como un inspector está por visitar la prisión y ha de pasar revista a las internas, Goda debe sacar a Sasori junto a las demás.

Eso termina desencadenando nuevos problemas: En el patio de la cárcel, en presencia del inspector, Sasori ataca a Goda y provoca un motín. Pues animadas por ello, las otras reclusas se abalanzan sobre el inspector extendiéndose así el caos. En represalia, todas son condenadas a trabajos forzados en unas minas. Las mujeres arrastran allí pesadas rocas. Sasori debe sufrir el castigo suplementario de estar crucificada a un árbol.

Antes de retirarse como director de la cárcel, Goda pretende humillar a Sasori de tal manera que sus compañeras de cautiverio no la vean como un ídolo – pues la resistencia de la “Escorpión” podría inspirar nuevos desórdenes. Sasori es víctima de una violación grupal, ordenada por el jefe de los carceleros. Después, en el furgón que transporta a las presas de vuelta al penal, las otras reclusas le pegan una brutal paliza; pues la consideran responsable de las duras condiciones que todas padecen. Creyendo que Sasori ha muerto, los guardias frenan el vehículo para deshacerse del cadáver. Pero en realidad ella está viva, y ataca con furia a los vigilantes cuando se acercan a ella. De ese modo, Sasori y las otras seis que iban a bordo del furgón logran escapar – tras asesinar ferozmente a los guardias.

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Prisionera número 701: Escorpión – Shunya Ito, 1972

Prisionera número 701: Escorpión (V.O. Joshū 701- gō: Sasori, a.k.a. “Female prisoner 701: Scorpion”)

Japón, 1972

Director: Shunya Ito

Género: “pinky violence”, pinku eiga, w.i.p.

Guión: Fumio Konami, Hiro Matsuda, Tooru Shinohara

Intérpretes: Meiko Kaji (Nami Matsushima alias «Sasori»), Rie Yokoyama (Katagiri), Yumiko Katayama (Kito)

Música: Shunsuke Kikuchi

Argumento

Durante la ceremonia de entrega de un diploma al director de una cárcel femenina, dos presas aprovechan para escaparse. Se trata de Nami y Yuki. No llegan lejos, pues son alcanzadas por los guardias en unas cañadas de las inmediaciones. Las dos son encerradas en sendas celdas de aislamiento, separadas por una gruesa pared de piedra. Están atadas de pies y manos, pero son capaces de comunicarse a base de cabezazos en la pared.

Guardianes de ambos sexos disfrutan humillándolas. En esa situación, Nami Matsushima (conocida en la cárcel como „Matsu“) empieza a recordar lo que la trajo allí. Tres años atrás estuvo perdidamente enamorada de Sugimi, un policía del departamento de antinarcóticos. Sugimi le pidió a Nami que acudiera a un local de la Yakuza para recabar información. Los gangsters la descubrieron como infiltrada, y cuando la estaban violando irrumpió Sugimi para arrestarlos. Al policía no le importaba poner en riesgo a Nami, sólo pensaba en su ascenso. Cuando ella se dió cuenta de que había sido vilmente utilizada, que ella no significaba nada para él, decidió vengarse: Atacó a Sugimi cuchillo en mano. Pero fue rápidamente reducida por otros agentes y enviada a prisión por intento de asesinato. Allí se convertiría en el “número 701” – pues cada interna es sólo un número para los guardas.

Nami demuestra ser una mujer resistente, capaz de aguantar con estoicismo las más salvajes torturas. Y además consigue darle alguna que otra lección a quienes la vejan. Por ejemplo, a una de las carceleras que le trae la comida a la celda de aislamiento consigue volcarle por encima el cubo de sopa hirviendo. Durante una reyerta consigue que una presa que la estaba persiguiendo clave un trozo de cristal en uno de los ojos del director del centro penitenciario. Su tenacidad y su silencio (se niega a confesar) irritan a los guardias, que le inflingen castigos cada vez más duros. Pero no sólo a ella: también las demás presas pagan las consecuencias. Tras el intento de fuga, las raciones de comida se reducen drásticamente para todas. Además las mujeres son condenadas a realizar trabajos forzados: Deben cavar agujeros durante todo el día para después volverlos a tapar. Poco a poco las presas comienzan a ver a Nami con recelo, pues la hacen responsable de que las condiciones hayan empeorado.

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Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku) – Teruo Ishii

Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku)

Japón, 1969

Director: Teruo Ishii

Género: Pinku Eiga

Guión: Teruo Ishii

Intérpretes: Teruo Yoshida (Horihida), Masumi Tachibana (Osuzu), Asao Koike (Horitatsu)

Música: Masao Yagi

Argumento

Japón durante el bakumatsu, la última etapa del shogunato Tokugawa o período Edo. Unas jóvenes languidecen en las mazmorras, presas de una banda de proxenetas (entre los que se incluyen también mujeres) que se dedican a torturarlas gratuitamente mediante latigazos y otras calamidades. Además, las chicas son tatuadas por unos individuos que parecen competir entre sí disputándose el mayor prestigio al mejor artista epidérmico. La red de prostitución capta muchachas vírgenes y los potenciales clientes de la red son extranjeros occidentales, que en aquellos años comenzaban a entrar masivamente en el país para explotar sus recursos y hacerse con el control de su economía.

Varias historias entretejidas dentro de la trama principal, confusa relación entre los personajes, situaciones caóticas… Lo mejor de la película es su impactante final, donde una de las responsables de la criminal red de trata de blancas es ejecutada mediante un método denominado algo así como “matsuzaki” (Tijeras?) que consiste en provocar el descoyuntamiento de la víctima tras atarla boca abajo colgada de dos elásticas palmeras sujetas por cuerdas, que al cortarse y cruzarse entre ellas (de ahí probablemente el nombre de esa tortura nipona) descuartizan al condenado.

Comentario

Estereotípica sex-ploitation japonesa, o pinku-eiga, sin nada interesante que resaltar. Aburrida, cansina, personajes hacia los cuales no es posible tener empatía alguna… Lo único rescatable es la actriz que interpreta a Osuzu, la bella Masumi Tachibana; y la ya mencionada última escena. Algunos califican a éste producto errónea y absurdamente como “película de terror”. Falsedad absoluta. No hay ningún tipo de “terror”, ni físico ni metafísico, y menos aún suspense o intriga. Sólo softcore, muchos desnudos (sobre todo de geishas tatuadas), y bastante violencia, pero sin llegar a los extremos del gore. Sólo una o dos escenas podrían ser calificadas de gore.

También carece éste film de cualquier toque simpático de comedia negra, como es el caso de las jidaigeki pinku-eiga de Norifumi Suzuki sobre el lujurioso shogun Ienari. La banda sonora es prácticamente inexistente y la película tampoco tiene escenas “estilosas” características del cine de género de la época. Absolutamente prescindible, para olvidar.

FHP, 2014

El lujurioso shogun y sus 21 concubinas, a.k.a. “The Lustful Shogun and his 21 concubines” – Norifumi Suzuki, 1972

El lujurioso shogun y sus 21 concubinas, a.k.a. “The Lustful Shogun and his 21 concubines” (V.O. Ero shogun to nijuichi no aisho)

Japón, 1972

Director: Norifumi Suzuki

Género: Pinku Eiga / Jidaigeki / Comedia

Guión: Norifumi Suzuki

Intérpretes: Shenichiro Hayashi, Reiko Ike, Yayoi Watanabe, Miki Sugimoto

Argumento

En el Japón del siglo XVIII viven dos jóvenes coetáneos de idéntica apariencia física pero posición social completamente distinta: El aristócrata Toyochiyo y el pobre aldeano Kakusuke, hijo de campesinos. No sólo el estatus es diametralmente opuesto, sino también los intereses y preferencias. Mientras el rústico Kakusuke (que “vino al mundo con un condón bajo el brazo”) es un erotómano compulsivo, experto con las mujeres desde muy tierna edad, el noble Toyochiyo es muy culto y muy instruído pero ignora las más elementales funciones orgánico-reproductivas. Cuando, en medio de una orgía fallece el décimo shogun Tokugawa, el instruído pero inexperto Toyochiyo es propuesto como su sucesor (bajo el nombre de Ienari). Sus consejeros le comunican la opinión de que “ya ha aprendido bastante teoría” y que “es hora de iniciarse con las mujeres” para poder desempeñar el cargo de shogun como corresponde. Pese a leer toneladas de libros, el ingenuo e inocente aristócrata aún está firmemente convencido de que a los niños “los traen las cigüeñas”.

Toyochiyo/Ienari es llevado a un prostíbulo, y durante el intento de acoplamiento con una de las meretrices, se siente indispuesto y es incapaz de comparecer ante la corte para su investidura, que ha de tener lugar próximamente. Debido a ello, los consejeros necesitan un doble, un suplente, para que temporalmente ocupe el lugar del shogun; y lo encuentran en el obseso sexual Kakusuke, que se parece al nuevo jefe militar del imperio como una gota de agua se asemeja a otra.

Ambos son así intercambiados; Ienari es ocultado de la corte y Kakusuke ocupa su lugar. Se supone que ambos tienen “15 años” (según el narrador) pero salta a la vista que el actor que los interpreta a ambos (Shinichiro Hayashi) es mucho mayor, probablemente rondando la cuarentena.

Hace su aparición una especie de ninja-robinhood femenina llamada Nezumi Kozo, que significa literalmente “Hombre-Rata” (aunque en la película es una mujer, muy bella por cierto; se trata de Reiko Ike, una actriz habitual de los pinku eiga de la época).

A Kakusuke le empieza a gustar su vida como shogun. Sin embargo su ocupación favorita no es la política, sino las visitas diarias a su Ooku (el harén), donde incansablemente se dedica a satisfacer con maestría a su veintena de concubinas. El sosias Kakusuke desea permanecer en la corte shogunal por tiempo ilimitado.

Gracias a su amiga Okiko, el falso regente consigue que el auténtico Ienari sea secuestrado y ocultado fuera del alcance de sus ministros. Éstos, por su parte, empiezan a cansarse de las libertades que se toma el sustituto que ellos mismos han contratado.

Se ha arreglado el matrimonio entre Ienari y una princesa de Kyoto (como efectivamente era habitual; los shoguns acostumbraban a desposarse con las hijas de los aristócratas del entorno del emperador, la corte imperial estaba en Kyoto y la shogunal en Edo). Ésta (interpretada por Miki Sugimoto, otra habitual de las pinku eiga) es desflorada por el fogoso Kakusuke antes del matrimonio, lo que irrita a los ministros.

En cierta ocasión llega de visita oficial a Edo una delegación de emisarios chinos, diplomáticos de la dinastía Qin. Éstos regalan al que creen shogun unos enanos disfrazados de osos panda y entrenados para el cunnilingus, para que sean empleados como mascotas sexuales por las concubinas del Ooku. Ésos mensajeros chinos tienen la característica de carecer de miembro viril, pues (según la tradición) para entrar al servicio del emperador era requisito indispensable amputarse el órgano masculino…

Comentario

Divertida y desenfadada comedia erótico-histórica, que satiriza los desenfrenos del realmente muy libertino Tokugawa Ienari. Similar a la otra película de Norifumi Suzuki también de 1972 (y donde igualmente participa Miki Sugimoto como Kiyo-hime), aunque más liviana y con más momentos cómicos.

El Nezumi-Kozo (u Hombre-Rata) por cierto, sí existió en la vida real. Fue una especie de bandolero-ninja nipón, cuyo nombre real era Jirokichi Nakamura y fue ejecutado en 1831 por haber cometido numerosos robos. En la cultura popular del Japón equivale a la figura romántica medieval-occidental de Robin Hood.

FHP, 2014

El Imperio del Sexo, a.k.a. “Tokugawa Sex Ban: Lustful Lord” – Norifumi Suzuki, 1972

El Imperio del Sexo, a.k.a. “Tokugawa Sex Ban: Lustful Lord” (V.O. Tokugawa sekkusu kinshi-rei: shikijô daimyô)

Japón, 1972

Director: Norifumi Suzuki

Género: Pinku Eiga / Jidaigeki

Guión: Norifumi Suzuki, Masahiro Kakefuda

Intérpretes: Audrey Cruise, Ryoko Ema, Kaya Hozumi, Sandra Julien

Música: Ichiro Araki

Argumento

Japón, siglo XVIII. El shogun Tokugawa Ienaru es famoso en la corte por sus proezas amatorias. Tiene más de 20 concubinas y una cincuentena de hijos. Al mismo tiempo, un poderoso daimyo, de 34 años, todavía sigue sin haber tenido relaciones sexuales pues al parecer ha sido muy introvertido con las mujeres. Los aristócratas han decidido que será éste daimyo el destinado a desposar a la hija mayor (también virgen) del shogun, la princesa Kiyo (Kiyo-hime).

El inexperto daimyo, Tadateru Ogura, fracasa en el primer encuentro sexual con la princesa, y es por ello asesorado por sus consejeros. Éstos le traen a varias cortesanas y algunas prostitutas para que “practique” y se “entrene”; entre ellas dos “exóticas” gaijin; una negra con el pelo a lo afro (tan de moda cuando se rodó ésta película) y una bella francesa llamada Sandra, hija de un misionero cristiano ejecutado por el shogunato.

Rápidamente el daimyo descubre los placeres de la carne, conviertiéndose en un erotómano empedernido, en un auténtico obseso sexual, en todo un maníaco. Sandra es la favorita de su harén; y su legítima esposa, Kiyo-hime, se siente desplazada e ignorada.

El señor feudal decide promulgar un decreto por el cual prohíbe tajantemente las relaciones sexuales en todos sus dominios. El tirano quiere ser el único privilegiado que pueda gozar de las voluptuosidades eróticas. A aquellos que incumplen su mandamiento, les será amputado el miembro.

Las consejeras de Kiyo-hime deciden raptar a Sandra para fustigarla. La consideran responsable del comportamiento despótico y lunático que exhibe Ogura. Pero Morita, uno de los más cercanos vasallos del daimyo, la libera. Antes, éste Morita ha debido realizar la función del kaishakunin decapitando a su amante, la cual fue forzada a practicarse el seppuku por desobediencia al decreto de abstinencia.

La trama se torna confusa hacia el final de la cinta. Sandra es capturada y torturada sádicamente por Ogura en una escena de pésimo gusto donde de manera grotesca se suceden referencias con imaginería cristiana por ser la francesa hija de un misionero. Sandra trata de zafarse de su agresor, y le clava al daimyo un crucifijo en el ojo. A continuación, el resto de las concubinas, entre ellas la negra, se abalanzan sobre él y terminan de liquidarlo.

Pero más tarde, cuando Sandra es liberada por Morita (que también es cristiano) y ambos se convierten en amantes, son sorprendidos por el daimyo (no se supone que estaba muerto, o al menos tuerto?). Morita se hace el hara-kiri, y poco después, Sandra es crucificada en la playa boca abajo (sin que el daimyo lo supiera, pues se entera por sus hombres y corre hacia la playa para salvarla) (?!)

Ogura llega demasiado tarde, Sandra ya se ha ahogado a causa de la subida de la marea. Seguidamente, la absurda ley anti-sexo es derogada, el pueblo lo celebra. Ogura se reconcilia con la princesa Kiyo y ambos tienen relaciones sexuales, durante las cuales el daimyo colapsa y termina muriendo (por segunda vez en la película…)

Comentario

Pese a sus lagunas argumentales y a su trama sumamente incoherente, la película resulta interesante como muestra del cine erótico-grotesco setentero japonés con el periodo Edo como escenario. No le faltan toques cómicos al film, debido al hiperbólico desfase de muchas situaciones. Buena banda sonora, con ritmos muy propios de la época. También es destacable el seppuku femenino que se ve forzada a practicarse la amante de Morita.

La incongruencia más grave es sin duda lo que sucede con el daimyo, uno de los protagonistas de la película. Parece que ha habido un desdoblamiento de éste personaje sin que el espectador lo advierta.

Al parecer Tokugawa Ienari (1773-1841), el undécimo shogun de su dinastía y el que tuvo un reinado más largo, era efectivamente un sátiro, famoso en la vida real por sus lúbricos excesos, y poseedor de un harén con más de 90 concubinas. No obstante, en el film el shogun sólo aparece al principio y la película sólo se centra en su hija Kiyo-hime y el bizarro marido de ésta, que pasa rápidamente de ser un inexperto con miedo a las mujeres a convertirse en un pervertido sexualmente más activo que su suegro.

La actriz francesa que interpreta a Sandra participó en películas de Jean Rollin.

El estilo fílmico sería el que décadas después Quentin Tarantino se dedicaría a imitar y reciclar para sus películas. No sería extraño que Norifumi Suzuki (director también de “Sex & Fury”) fuera uno de sus referentes.

FHP, 2014