El hombre de mimbre – Robin Hardy, 1973

The wicker man

Reino Unido, 1973

Director: Robin Hardy

Género: Suspense

Guión: Anthony Shaffer

Intérpretes: Edward Woodward (Sargento Howie), Christopher Lee (Lord Summerisle), Britt Ekland (Willow)

Música: Paul Giovanni

Argumento

El sargento Howie, un agente de la policía británica, es enviado a una remota isla escocesa para investigar la desaparición de una niña. Cuando llega al pueblo comprueba contrariado que nadie conoce a la ausente jovencita. Ninguno de los lugareños está dispuesto a colaborar con él en la búsqueda de la muchacha. Incluso su supuesta madre desmiente tras ver la foto que la desaparecida se trate de su hija.

Lo que parecía una misión rutinaria se torna cada vez más misterioso para el sargento Howie. Éste decide quedarse en la isla para investigar y se hospeda en la pensión local, regentada por el posadero McGregor y su atractiva hija Willow. Pronto, Howie se dará cuenta de que los habitantes de la isla han retornado a sus raíces paganas. Ésto llenará de consternación al sargento, que es un ferviente cristiano. Los lugareños cantan alegres canciones antiguas y entonan folklóricas melodías escocesas, realizan ancestrales rituales y danzan desnudos por las noches junto a megalitos y lugares de culto. Incluso en la escuela los niños reciben una formación diferente a la que se imparte en el resto del Reino Unido. En el colegio, el sargento descubre que alumnos y maestra le mintieron al afirmar que no conocían a la desaparecida Rowan, pues ésta figura en la lista de estudiantes del centro. Tras la insistencia del policía, la profesora sugiere enigmática y veladamente que la chica que busca está muerta. Pero, para perplejidad del agente, no existe ninguna partida de defunción, y cuando en el cementerio abre la supuesta tumba, en el interior del atáud sólo encuentra un conejo.

La isla ha sido descristianizada y la comunidad que en ella habita permanece hermética y semiautónoma respecto al estado británico. Quien realiza las funciones de gobernador es un excéntrico aristócrata que reside en un opulento castillo a las afueras del pueblo. El sargento Howie se dirige a visitar a Lord Summerisle y éste le relata que fue su abuelo quien inició la re-paganización de la isla. Desde entonces, han vuelto a adoptar los ritos célticos, druídicos y pre-cristianos de sus antepasados. El flemático policía de firmes convicciones cristianas siente repugnancia ante todo aquello, pero lo más importante es aclarar qué ha sucedido con la pequeña Rowan. Tampoco el misterioso Lord Summerisle puede o quiere aportar información al respecto.

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Christopher Lee in memoriam: Hércules contra los vampiros – Mario Bava, 1961

 

Con motivo del fallecimiento de Christopher Lee el pasado domingo, hecho público hoy día 11 por su viuda, publicamos a modo de pequeño homenaje una crítica recientemente redactada sobre un curioso peplum de Mario Bava donde el famoso vampiro fílmico (en la tradición de Bela Lugosi) encarna, como no podía ser de otra manera, al «malo de la película»…

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Hercules in the haunted world (V.O. Eracle al centro della Terra, a.k.a. “Vampire gegen Herakles”)

Italia, 1961

Director: Mario Bava

Género: Peplum, aventuras

Guión: Mario Bava, Franco Prosperi, Sandro Continenza

Intérpretes: Reg Park (Hércules), Christopher Lee (Licos), Leonora Ruffo (Deyanira)

Música: Armando Trovajoli

 

Argumento

El semidios Hércules/Heracles (Reg Park) es uno de los muchos hijos que Zeus, el divino señor del Olimpo, ha tenido con mujeres mortales. Dotado de una fuerza sobrehumana y una formidable constitución física, en ésta aventura Hércules debe liberar a su amada, la princesa Deyanira, de un hechizo que la mantiene ensimismada y privada de razón, incapaz de llevar a cabo sus cotidianas funciones e incluso de reconocer a sus seres queridos. La enfermedad mental que padece la muchacha ha sido provocada por las malas artes de su tío Licos (Christopher Lee), un brujo-vampiro que tiene la intención de usurpar el trono. Hércules consulta al oráculo de Medea, y ésta le revela que para sanar a Deyanira deberá partir al Hades, el oscuro dominio de Plutón, dios de los muertos. Una vez allí, tendrá que apoderarse de la manzana dorada de las Hespérides. El musculoso coloso se dispone a emprender el periplo hacia el inframundo y lleva consigo a dos camaradas: el proto-casanova Teseo y el payasil Telémaco. Los tres se enfrentarán a numerosos peligros en las profundidades del averno. Hércules logra con esfuerzo titánico arrancar la manzana dorada del árbol que custodian las Hespérides. Mientras tanto, sus amigos son atacados por un grotesco monstruo de piedra, al que consiguen derrotar a tiempo. Cuando se disponen a emprender el camino de regreso a la superficie terrestre, Teseo se precipita al vacío cayendo a las llamas, sin que Hércules pueda hacer nada salvarlo. Pero Teseo no ha muerto, pues despierta poco después en compañía de una bella joven, de la que se enamora perdidamente. Ésta resulta ser nada menos que Perséfone/Proserpina, la hija de Plutón. Teseo se lleva consigo a Perséfone, y se reúne de nuevo con sus compañeros, quienes a bordo de un barco han iniciado el camino de retorno hacia el mundo exterior. Pero no contaban con la ira de Plutón, quien desencadena una virulenta tormenta contra los navegantes, a quienes ve como los raptores de su hija. Perséfone propone que para aplacar momentáneamente a su encolerizado progenitor, Teseo se deshaga de la manzana dorada de las Hespérides, arrojándola al mar embravecido. Teseo así lo hace, ante la perplejidad de Hércules, quien le recrimina tal acción. Pero, efectivamente, tras lanzar la manzana al agua, la tempestad comienza a amainar, y quienes a bordo del barco se encuentran pueden llegar sanos y salvos a tierra firme. Pese a haber perdido la manzana, Hércules regresa al palacio donde se halla la convaleciente Deyanira y ésta se ha ya repuesto de su enajenación. El coloso no sospecha todavía que el causante de la misma fue el perverso Licos. Sin embargo, nuevas plagas, pandemias y vicisitudes amenazan a los habitantes del pequeño reino helénico; la furia de Plutón por el rapto de su hija se ceba con las gentes la zona. Hércules acude una vez más al oráculo de Medea, quien le comunica que para que no se desencadene una auténtica catástrofe debe convencer a Teseo para que devuelva a Perséfone al Hades. Pero Teseo, loco de amor por la princesa de los infiernos, se resiste a renunciar a ella y llega a enfrentarse a Hércules. Éste, tras haber fracasado en el intento de hacer entrar en razón a Teseo, con paciencia se dedica a contener a su exaltado amigo tratando de no hacerle demasiado daño. Cuando Teseo yace medio inconsciente aparece Perséfone, quien le dice a Hércules que voluntariamente retornará junto a su padre para impedir mayores desgracias. Le avisa además del grave peligro que corre Deyanira a manos del pérfido Licos. Alertado por Perséfone, Hércules acude raudo a socorrer a su amada, y llega al castillo en cuyas criptas ésta se encuentra retenida. Licos, que es un vampiro, se dispone a sacrificar a su sobrina. Hércules es abordado por una pútrida docena de muertos vivientes, que salen torpemente de sus tumbas y tratan de impedir al héroe que cumpla su misión. Los espantosos cadáveres andantes son despedazados por Hércules, que se abre camino hasta enfrentarse con el usurpador, brujo y vampiro Licos, al que finalmente aplasta bajo una inmensa piedra. Deyanira está ahora a salvo. Teseo se reencuentra con Hércules y Deyanira en la playa, sin recordar su amorío con la hija de Plutón. Tan solo han quedado unas vagas reminiscencias, que le parecen los restos de un sueño. Pero pronto olvida a Perséfone, cuando ve a la novia de Telémaco, a la que conquista rápidamente en las propias narices de éste…

Comentario

A partir de los años cincuenta se rodaron en Italia múltiples películas de un género que sería conocido como “sword&sandals” (“espada y sandalias”); y también como “peplum” (el peplo era la túnica grecorromana). Se trataba de llevar a la gran pantalla historias de aventuras que tuvieran por marco la Antigüedad clásica: leyendas, mitología, gladiadores, romanos contra bárbaros, etc. Famosas muestras de éste género fílmico son la serie de películas de “Maciste”, y las que tienen por protagonista a Hércules. Una de éstas últimas es la que nos ocupa, Ercole al centro della Terra. Fue dirigida por Mario Bava, uno de los precursores del giallo y maestro italiano del suspense, inspirador de Argento, Fulci y muchos otros; además de padre del también director Lamberto Bava. En ésta ocasión Hércules está interpretado por el culturista británico Reg Park, que si bien no es tan célebre en el peplum como su coetáneo Steve Reeves, cumple con creces en su rol de forzudo hijo de Zeus. Christopher Lee, famoso actor que ha encarnado incontables veces a Drácula, da vida en ésta película al malvado Licos. Ercole al centro della Terra nos muestra las peripecias del héroe, que no vacila en descender hasta los mismísimos infiernos para devolver la salud a la mujer que ama, y por consiguiente a la entera nación que de ella depende. Múltiples trampas e ilusiones estarán al acecho, sus enemigos en todo momento tratarán de hacerle fracasar. Pero no sólo sus músculos y sus aliados le ayudarán a desenvolverse en las arduas tareas para salir victorioso, sino también (y sobre todo) su férrea voluntad.

En ésta producción también participó como ayudante de dirección Franco Prosperi, quien dos décadas más tarde realizaría la mediocre pero hilarante “Gunan” (1982), una barbarian-exploitation a la italiana, de las muchas que se rodaron tras el arrollador éxito del “Conan el Bárbaro” de John Milius. En éste otro género, que sin duda puede interpretarse también como un resurgir ochentero del peplum, se encuentran obras como “Sangraal” de Michele Massimo Tarantini (conocida en España como “La Espada Salvaje de Krotar”) o la saga de “Ator” de Joe D´Amato.

En Ercole al centro della Terra tenemos un pequeño “crossover” con el posterior cine de zombies (varios años antes del estreno del éxito de George Romero). En los ochenta, los italianos reemprenderían la “zombimanía” aprovechando el tirón comercial que el subgénero de los muertos vivientes adquirió. Mención aparte la simbología esvastiforme-espiral que aparece en la puerta de los aposentos de Licos.

Otro aclamado director que se inició tras las cámaras con el peplum es el gran Sergio Leone, con “El Coloso de Rodas” (también de 1961).

FHP, 2015