Ha fallecido Chicho Ibáñez Serrador / «El guión»

Ha fallecido Chicho Ibáñez Serrador / «El guión»

Hace unas horas me golpeaba la triste noticia de la muerte de Narciso Ibáñez Serrador, uno de mis cineastas más queridos. A los 83 años nos ha dejado el mítico y entrañable Chicho, artífice las “Historias para no dormir» y director de dos auténticas obras maestras del género fantaterrorífico: “La residencia” (1970) y “Quién puede matar a un niño” (1976).

Chicho padecía desde hace años una enfermedad neurodegenerativa que lo tenía postrado en una silla de ruedas.

Nació en Uruguay en 1935, de padres españoles dedicados al teatro y al cine. Fue un niño enfermizo que al no poder practicar deportes como sus coetáneos se refugiaba en la lectura. Edgar Allan Poe estaba entre sus autores predilectos. Más adelante, tras viajar por gran parte del mundo (Egipto, Camboya, China…) se estableció en la Madre Patria; para desarrollar, a partir de los años ´60, una prolífica carrera como guionista (usando el pseudónimo de Luis Peñafiel) y como director de televisión, incursionando también en la gran pantalla. Gran admirador de Hitchcock, fue pionero en España del suspense, un género que nadie ha sabido manejar en nuestro país con tanto acierto como él. En cuanto a largometrajes, lamentablemente sólo realizó los dos antes mencionados. Después se consagraría exclusivamente a la realización de varios formatos televisivos (Entre ellos el concurso “Un, dos, tres”).

El pasado diciembre, Chicho recibió un premio honorífico a su trayectoria, el Goya de Honor, motivo por el cual publicamos la reseña de su «Freddy» (que nada tiene que ver con el de «Pesadilla en Elm Street»).

Sus “Historias para no dormir” son para mí bastante más que una serie de suspense, terror y ciencia ficción. Además de adaptar de forma genial a literatos como Poe o Bradbury, Chicho nos demostró que era un auténtico visionario. Uno de los episodios que más me impactó fue “El televisor”, protagonizado por su padre Narciso Ibáñez Menta, colaborador habitual suyo (y muy célebre en Argentina, país donde trabajó muchos años). Y ese episodio me impactó no tanto por el miedo (que siempre era un terror psicológico), sino por su transfondo, por su mensaje. Pues muchos de los episodios pueden en realidad considerarse “Historias para pensar”.

Tal es el caso del telefilm “El guión”, cuya reseña publicamos hoy. Se trata, probablemente, de uno de sus trabajos menos conocidos. Ibañez Menta, el padre, encarna al protagonista; mientras que Chicho, el hijo, se interpreta prácticamente a sí mismo: A un director televisivo.

Desde Alucine Cinéfago queremos expresar nuestras condolencias a la familia y a los allegados. Hasta siempre, Chicho. Descansa en paz.

Felix H. Ponce (Alucine Cinéfago)

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Freddy – Narciso Ibáñez Serrador, 1982

Freddy – Narciso Ibáñez Serrador, 1982

Recientemente, Chicho Ibáñez Serrador recibió un merecido reconocimiento a su trayectoria: Nada menos que el Goya de Honor. Por ello, dedicamos la entrada de hoy a “Freddy”, uno de los episodios de sus “Historias para no dormir”. En el libro que escribí el año pasado sobre esa mítica serie de televisión, pionera en España del terror, el suspense y la ciencia ficción, pueden encontrarse comentados todos y cada uno de los episodios (de las temporadas: 1966, 1968 y 1982), así como de otras contribuciones de Chicho a la pequeña pantalla y sus dos largometrajes.

Nuestro compañero cinéfilo Domingo Ortega, autor del blog Fantástico Español (interesantísima bitácora que recomendamos encarecidamente seguir), ha escrito una excelente reseña en su espacio web tras leer el libro. ¡Muchas gracias por los elogios y por darle difusión!

Domingo, crítico de cine y cortometrajista, es un gran admirador de Chicho, de cuya obra se ha empapado desde la niñez. No se pierdan su video dedicado a la figura del maestro, en el que repasa concisamente la trayectoria cinematográfica de Ibáñez Serrador demostrando un gran conocimiento y un enorme cariño hacia nuestro “Hitchcock” hispano.

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Dos veces Judas – Nando Cicero, 1969

Dos veces Judas (V.O. Due volte Giuda, a.k.a. “They were called Graveyard”)

Italia, 1969

Director: Nando Cicero

Género: Western

Guión: Jaime Jesús Balcázar

Intérpretes: Klaus Kinski (Dingus), Antonio Sabato (Luke Barrett)

Música: Carlos Pes

Argumento

En el árido desierto, un hombre que empieza a ser picoteado por los buitres despierta de su inconsciencia. Junto a él yace un cadáver. Una vez ha recobrado los sentidos, dispara a las aves de rapiña para ahuyentarlas. Un anciano que atraviesa las ardientes arenas con dirección al pueblo más cercano observa la escena divertido.

El joven que ha despertado le pregunta qué ha sucedido, pues no se acuerda de nada. No sabe quién es ni cómo ha llegado hasta allí. Ignora quien es el muerto ahora pasto de los buitres; probablemente su compañero de desventuras. Todo indica que ambos fueron atacados. Él logró sobrevivir, pero padece una amnesia que le impide recordar su identidad y lo que estaba haciendo antes de ser dejado fuera de combate.

El amnésico llega al saloon del poblado, donde es reconocido por un individuo que le estaba esperando. “Llegas tarde, Luke”, le dice. Pregunta además por el paradero de un tal Donovan (Luke imagina que se trata de su compañero muerto en el desierto). El personaje del saloon les había citado para encargarles un trabajo: Hay que matar a un tal Victor Barrett.

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El Televisor – Narciso Ibáñez Serrador, 1974

El Televisor

España, 1974

Director: Narciso Ibáñez Serrador

Género: Suspense, tragicomedia

Argumento

Enrique es un hombre sencillo de mediana edad que trabaja de empleado en un banco en el Madrid de comienzos de los años setenta. El abnegado padre de familia se ha sacrificado siempre para que a los suyos no les faltara de nada. Su empleo como oficinista consume la mayor parte de su tiempo. Diligente y muy ahorrador, ha procurado que su mujer y sus hijos tengan a su alcance todas las comodidades que su sueldo permite: Un buen piso, una lavadora, electrodomésticos… “En realidad todo es mediocre. Pero como Enrique también lo es, no se da cuenta” nos explica el narrador.

Pues el buen Enrique es un hombre simple y gris, consumido por una vida rutinaria y monótona. Tiene, sin embargo, una gran aspiración en la vida; un gran sueño que ansía cumplir algún día: Comprarse un televisor a color, un televisor que no sea «uno cualquiera», sino el último modelo; el más moderno y el de mejor calidad. Nunca ha querido ir a ver la televisión a casa de los vecinos, como hacían su mujer y sus hijos, porque prefiere pacientemente esperar a poder comprarse su propio aparato…

Tras varios años ahorrando, finalmente llega el gran día. Enrique puede comprarse el televisor que tanto ha anhelado. Su esposa Susana se alegra de verlo tan contento. A la mañana siguiente, que es domingo, Enrique ha puesto el despertador para levantarse temprano; pues no quiere perderse la carta de ajuste. Incluso se viste elegantemente de traje y corbata, sentándose con sacramental solemnidad en el sofá dispuesto a no perderse un segundo de emisión.

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Viaje al Más Allá – Sebastián D´Arbó, 1980

Viaje al Más Allá

España, 1980

Director: Sebastián D´Arbó

Género: Terror

Guión: Sebastián D´Arbó

Intérpretes: Narciso Ibáñez Menta (Dr. Mainen), Ventura Oller (Mayordomo)

Música: José Espeita

Argumento

Varias personas que han tenido experiencias en el mundo de lo oculto y lo sobrenatural se reúnen con el afamado parapsicólogo Dr. Mainen en una apartada mansión situada en la cordillera de los Pirineos. Cada uno de los asistentes explicará su caso detalladamente al experto, para que éste de su opinión. El Dr. Mainen escribirá además un libro compilando las vivencias que en el campo de lo paranormal han tenido sus visitantes. Éstos se quedarán en la enorme y un tanto tétrica casa del parapsicólogo durante unos días.

Los huéspedes de Mainen comienzan a relatar sus historias: Uno de ellos recuerda cómo en una noche tormentosa recogió en la carretera a un enigmático autoestopista. El taciturno individuo se dirigía al pueblo vecino, y tenía intención de alojarse en el hotel. Una vez llegado a su destino y tras bajarse del coche, el conductor que lo recogió se dió cuenta de que había olvidado un mechero en el asiento de copiloto, y se encaminó al hotel para devolvérselo. Pero el recepcionista le aseguró que nadie había entrado allí, aunque él lo había visto con sus propios ojos… Poco después se escuchan las sirenas de una ambulancia que se aproxima al lugar. El narrador del relato regresa a su automóvil y se fija en el cadáver que se transporta en el interior de la ambulancia aparcada junto a su coche: Es el autoestopista que había recogido poco antes y que había visto entrar en el hotel. Lo encontraron hace ya un buen rato, tirado en una cuneta con una herida de arma blanca en la espalda… Tras escuchar con atención ésta anécdota, el doctor Mainen afirma que se trata de un caso de fantasmogénesis: El conductor materializó el espectro de un desconocido que acababa de fallecer en las inmediaciones del lugar donde se encontraba.

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Los Bulbos – Narciso Ibáñez Serrador, 1974

Los Bulbos

Argentina, 1974

Director: Narciso Ibáñez Serrador

Género: Terror/Suspense

Guión: Narciso Ibáñez Serrador (como Luis Peñafiel)

Intérpretes: Narciso Ibáñez Menta, Víctor Laplace, Virginia Lago

Argumento

Un mercachifle, el buhonero Gianfranco (Narciso Ibáñez Menta), llega a un pequeño pueblo italiano llamado Montepulciano para vender sus baratijas a la población. Le acompaña su asistente, la joven Lina. Los niños del lugar se sienten atraídos por los trucos de prestidigitación que realiza el mercader y se dedican a frecuentarlo, pues lo ven como a una especie de mago.

Misteriosamente, uno a uno, los niños de la localidad comienzan a desaparecer; pero sólo por unas horas… Cuando regresan se encuentran completamente transformados; con un carácter extraño, taciturno, hierático, impropio de ellos hasta el momento, y que alarma a sus padres y familiares.

El hermano de uno de éstos niños es un joven médico; que además está enamorado de la atractiva asistente del extraño comerciante. El audaz doctor se percata de que, a parte del comportamiento, algo más ha cambiado en su hermano pequeño: Ahora tiene una cicatriz en el pecho. Inmediatamente establece una conexión entre el misterio que afecta a los niños y el siniestro Gianfranco.

Mientras tanto, el encargado de la pensión donde se aloja el buhonero, comenta a una empleada que por las noches observa “unos satélites que surcan el cielo”. Al parecer, se trata de OVNIs.

El joven doctor toma la resolución de operar urgentemente a su hermano, tras confirmar con rayos X que tiene cerca del pulmón una especie de bulto palpitante que parece tener vida propia. La intervención quirúrgica es un éxito, y al niño le es extraído una especie de ser gelatinoso, el bulbo, con ramificaciones o tentáculos, que había aumentado de tamaño desde que el día anterior fue observado por los rayos X.

El médico llega a la conclusión de que se trata de un organismo parasitario maligno, que “no puede ser de éste mundo” porque “carece de células”; y se deshace viscosamente hasta desaparecer una vez separado del organismo humano al que se había acoplado.

Esa entidad succionaba la energía vital del cuerpo parasitado, y se dedicaba paulatinamente a extender su dominio sobre él; de no haber sido extirpado a tiempo se habría extendido al cerebro tomando control absoluto de su víctima.

El doctor decide que lo mejor es operar a todos los niños afectados (ardua tarea, pues es necesario contar con el permiso de los padres) y lo que es aún más importante: hay que actuar contra Gianfranco, el responsable de injertar esos bulbos en los niños. Pero no hay pruebas sólidas contra él y a nivel legal nada se puede hacer… Sólo cuando la hija del jefe de policía corre la misma suerte que el hermano del médico, las autoridades intentarán frenar al infernal mercachifle.

 

Comentario

Lamentablemente no he podido ver completa la mini-serie de “Los Bulbos”, y ésta reseña se reduce al episodio de en medio. Actualmente, éste episodio (emitido por la televisión argentina en 1974) es el único que se conserva disponible en video (y en la red); al parecer todas las copias de los dos otro capítulos, el inicio y el desenlace, se “han perdido”. Es curioso que ha sucedido lo mismo con otras películas del gran Ibáñez Menta, como es el caso de “El Muñeco Maldito” (1962), basado en una obra de Gaston Leroux.

El protagonista es Narciso Ibáñez Menta, y la dirección corre a cargo de su hijo Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador, el Hitchcock hispano. “Los Bulbos” entran dentro de la versión argentina de las excelentes “Historias para no dormir”, emitidas en España durante los años sesenta y primeros setenta.

Ésta historia (la mini-serie argentina de los bulbos) recuerda a capítulos españoles de la serie como “La Alarma” o “El Fin que empezó ayer”, por su muy sugestiva y fascinante temática de entidades parasitarias de origen extraterrestre apoderándose de la voluntad humana…

Todas éstas películas del genial Chicho son anteriores al éxito de John Carpenter “They Live!” (“Viven!”, 1988), que tiene un argumento muy similar. No es, por lo tanto, imposible que el director norteamericano se “inspirase” en las insuperables obras del maestro Ibáñez Serrador.

FHP, 2014

Los muchachos de antes no usaban arsénico – José A. Martínez Suárez, 1976

Los muchachos de antes no usaban arsénico

Argentina, 1976

Director: José A. Martínez Suárez

Género: Comedia negra

Guión: José A. Martínez Suárez, Augusto Giustozzi

Intérpretes: Narciso Ibáñez Menta (Norberto), Mecha Ortiz (Mara), Arturo García Buhr (Pedro), Bárbara Mújica (Laura)

Música: Tito Ribero

Argumento

Mara Ordaz, una sesentona actriz retirada, vive en una gran casa de campo junto a su marido (en silla de ruedas) y otros dos ancianos; su médico (jubilado) y su antiguo asistente. La diva (que nostálgicamente se dedica a ver una y otra vez sus propias películas de cuando era joven) decide vender la casa para mudarse a la ciudad con su marido, desembarazándose así de los otros dos “acoplados” (uno de los cuales es su cuñado), a los que ya no soporta.

Pero los tres hombres (muy amigos entre ellos); su esposo Pedro, Martín y Norberto (éste último interpretado por Narciso Ibáñez Menta) se oponen, y quieren continuar residiendo tranquilamente en la casa campestre.

Un día llega la encargada de gestionar la venta del inmueble, la atractiva Laura. Ésta intentará convencer a Pedro de que acceda a vender la casa.

Las mujeres de Martín y Norberto desaparecieron en “extrañas circunstancias”… La esposa de Martín (y hermana de Mara) murió en un “accidente casero” supuestamente cayendo por las escaleras; mientras Mara se encontraba rodando su última película. Y la de Norberto sencillamente “se esfumó”, se marchó sin dejar ni huella.

Laura, que trata de manera muy dulce a los tres ancianos y a la señora de la casa (trayendo incluso regalos para ganarse su confianza), comienza a sospechar que las dos ausentes fueron asesinadas por sus maridos (en el caso de la mujer de Norberto, con ayuda de ácido para hacer desaparecer el cadáver).

Martin – Crees que lo sabe?

Norberto (Ibáñez Menta) – No sabe mucho, pero supone demasiado… y lo malo es que supone bien

 

Para impedir que se concrete el proceso de venta (y que se inicien indagaciones al respecto de las “desaparecidas”), los tres amigos están dispuestos a recurrir a todos los medios que sean necesarios.

Comentario

Simpática comedia de humor negro sobre tres viejitos que se ven perturbados en su apacible cotidianeidad por dos mujeres intrigantes; la “diva” y la especuladora. El final sorpresa es excelente.

El gran Narciso Ibáñez Menta, el “Lon Chaney” hispano, fue un gran actor español que sin embargo es más famoso en Argentina que en su país natal, por haber residido (y trabajado) durante muchos años al otro lado del Atlántico.

Una película donde participa él, por lo general no defrauda; y ésta no es la excepción. Muy recomendable.

FHP, 2014