Susana
México, 1951
Director: Luis Buñuel
Género: Drama, suspense
Guión: Manuel Reachi, Luis Buñuel
Intérpretes: Rosita Quintana (Susana), Fernando Soler (Don Guadalupe), Víctor Manuel Mendoza (Jesús)
Música: Raúl Lavista
Argumento
En una noche de tormenta, la joven Susana escapa del reformatorio en el que se encontraba recluída desde hacía dos años. Tras ser encerrada en una de las celdas de aislamiento del sótano, la chica consigue retirar las rejas de la ventana y salir al exterior.
Mientras tanto, en una hacienda no lejos de allí, el terrateniente don Guadalupe se dispone a cenar con su esposa doña Carmen, su hijo Alberto y la criada Felisa. La tempestad es cada vez más violenta, los truenos se escuchan a cada momento y los relámpagos caen cerca de la finca. La supersticiosa Felisa está convencida de que todo ello no augura nada bueno, “Se me hace que anda suelto el Diablo…”
En ese momento, una desvalida joven aparece en una de las ventanas. La chica se desmaya y es llevada por los hombres al interior de la casa. Está completamente empapada por la lluvia y su cuerpo presenta algunas heridas. Doña Carmen se dispone a atenderla y cuidarla hasta que se halle repuesta.
A la mañana siguiente, la muchacha narra su historia a su benevolente anfitriona: Susana explica entre sollozos que se escapó de un padrastro que la maltrataba y pretendía abusar de ella, y que no tiene “a nadie en el mundo” ni tampoco a dónde ir. Doña Carmen se apiada de la pobrecita desamparada, y la invita a instalarse con ellos en el rancho: “Te protegeremos como a una hija”.
Inicialmente Don Guadalupe tiene sus recelos, pues nada saben acerca de la procedencia de la misteriosa joven. Como llegó durante la noche de tormenta, Felisa sigue empecinada en que la chica les acarreará desgracias. Pero doña Carmen descarta las advertencias de la criada como supercherías, y defiende a Susana, considerándola “una muchacha humilde e inocente que podrá ayudarnos en las tareas del hogar”.
Pronto la bella recién llegada llama la atención de los trabajadores del rancho. Y especialmente el capataz Jesús se fija en ella e intenta “domar a la potrilla”. Sin embargo, Susana se hace la dura con él y lo rechaza, pues apunta más alto: Ella prefiere emplear su coquetería acercándose en actitud provocadora al joven Alberto, el hijo del dueño de la hacienda. Alberto es un aplicado estudiante muy interesado en la entomología.
Al día siguiente, Jesús cabalga por los alrededores del rancho cuando se encuentra con una patrulla de policías que parecen estar buscando a alguien. Los agentes le preguntan si no se ha visto recientemente en las inmediaciones a una chica forastera, rubia y atractiva: Pues la otra noche se ha fugado del reformatorio femenino una joven sumamente peligrosa…
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