Bohachi Bushido – Teruo Ishii, 1973

Bohachi Bushido (V.O. Bôhachi bushidô: Poruno jidaigeki, a.k.a. “Code of the forgotten eight”)

Japón, 1973

Director: Teruo Ishii

Género: Jidaigeki/chanbara, pinku eiga

Guión: San Kaji, basado en manga de Kazuo Koike y Goseki Kojima

Intérpretes: Tetsuro Tanba (Shino), Goro Ibuki (Kesazo), Tatsuo Endo (Shirobei)

Música: Hajime Kaburagi

Argumento

Shino es un ronin en busca y captura por las autoridades shogunales. Emboscado por un destacamento de samurais en un puente, lucha con tenacidad contra sus atacantes. Pero al ver que no tiene escapatoria se lanza al río.

Más tarde despierta en lo que parece ser un burdel. Dos jóvenes semidesnudas le hacen un masaje para ayudarle a recuperar los sentidos. Shino ha sido llevado allí por miembros de una banda de proscritos. Éstos le habían visto en acción, luchando contra los samurais que le perseguían, y pensaron que un hombre con su destreza en el combate podría serles muy útil. Kesazo, el responsable de su rescate, le explica que ellos pertenecen al clan Bohachi – Un grupo de renegados, bandidos sin escrúpulos, que han “olvidado las ocho virtudes”. Se consideran a sí mismos como “bestias con forma humana”. Los Bohachi viven del negocio de la prostitución, y tienen en su poder a cientos de mujeres a las que explotan sexualmente.

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El horror de los hombres deformados – Teruo Ishii, 1969

El horror de los hombres deformados (v.o. Kyôfu kikei ningen: Edogawa Rampo zenshû) a.k.a. Horror of Malformed Men

Japón, 1969

Director: Teruo Ishii

Género: Misterio

Guión: Teruo Ishii, Masahiro Kakefuda

Intérpretes: Teruo Yoshida (Hirosuke/Genzaburo), Yukie Kagawa (Shizuko), Teruko Yumi (Hideko/Hatsuyo)

Música: Hajime Kaburagi

 

Argumento

El estudiante de medicina Hirosuke Hitomi se encuentra retenido en un manicomio y no recuerda cómo ha llegado hasta allí. En su celda escucha una canción de cuna que conoce de su infancia. Un extraño individuo calvo (otro interno?) intenta asesinarlo, pero Hirosuke se defiende y logra matarlo; tras lo cual consigue escapar del frenopático. Una vez fuera, conoce a una jóven llamada Hatsuyo, quien era la que cantaba la canción de cuna que evocó en él nostálgicos recuerdos. Hirosuke parece sufrir una especie de amnesia, por su parte Hatsuyo trabaja en un circo, y tampoco sabe de dónde viene. Lo único que les une es esa canción (al parecer, popular en el litoral japonés) y juntos deciden indagar para descubrir su pasado (tal vez un pasado común?).

Pero no mucho tiempo después, Hatsuyo es misteriosamente asesinada, las sospechas recaen en Hirosuke (que fue visto junto a ella poco antes de su muerte) y éste, se queda sólo y se ve obligado a huir. Ligeramente disfrazado, viaja en tren hacia el litoral nipón, en busca de más pistas sobre su origen. Para su gran asombro, descubre viendo „su“ foto en un periódico, que el recientemente fallecido Genzaburo Komoda, un magnate de influyente familia, es físicamente idéntico a él. Y no sólo eso: también ambos comparten la misma cicatriz en forma de manji (svástica) en uno de sus pies.

Hirosuke decide aclarar el misterio, haciéndose pasar por un “resucitado” Genzaburo. Para los familiares y sirvientes de éste, su señor retornó pues milagrosamente a la vida tras una “falsa alarma” de muerte; es decir volvió en sí tras sufrir una catalepsia. Pero existen algunas diferencias entre ambos: Genzaburo era zurdo, mientras que Hirosuke es diestro. Aquel necesitaba gafas para leer, mientras que éste no precisa de lentes. Tambien las mujeres de Genzaburo (su esposa y su amante) comienzan a notar algo extraño…

Inquietantes criaturas empiezan a acosar a quienes habitan en la residencia de los Komoda. Saliendo de la bañera, la amante de Genzaburo sufre un percance con serpientes venenosas, pero Hirosuke la salva. Sin embargo, el “impostor” no puede evitar que “su” esposa muera en extrañas circunstancias, tras resultar víctima de lo que parece ser un envenenamiento. Hirosuke descubre por medio de una misteriosa anciana, que la respuesta a todos sus interrogantes se halla en una isla; y decide embarcarse hacia allí, con su amante, su mayordomo y otros servidores.

Una vez en la isla, se encuentra allí con una especie de asceta melenudo y barbudo (y semidesnudo), llamado Jagoro y que dice ser su padre. Cuando Hirosuke revela su identidad, el excéntrico ermitaño comprende que no se trata de Genzaburo, sino de su hermano gemelo, que fue enviado a Tokyo con un circo para que en la capital estudiase cirujía. El padre, hombre trastornado, es el líder de un grupo de bizarras criaturas deformes, y busca que éstas se hagan poderosas para más tarde dominar a los humanos normales… Sus delirantes planes serán obstaculizados por el detective Akechi Kogoro, así como por el propio Hirosuke y su nueva amante (y hermana) Hideko (una “réplica” físicamente idéntica a Hatsuyo, la chica que trabajaba en el circo).

Comentario

Los “deformados” de la isla, han sido reducidos a un estado de animalístico primitivismo por el demencial asceta, quien con ínfulas mesiánicas (no exentas de cinismo) busca esclavizar a la humanidad por su “ejército” de deformes autómatas, para “castigar” a los “normales” y hacerles comprobar el sufrimiento de “quienes habían sido rechazados por la sociedad” (es decir, los deformes de la isla, de cuya condición el lunático padre de Hirosuke – y Genzaburo – es el máximo responsable…) Sólo el sacrificio final de Hirosuke y su hermana-amante Hideko, quienes se inmolarán estallando en el aire en una cascada de fuegos artificiales, redimirá a los atormentados y salvará a la humanidad de la pesadilla.

Estamos ante una adaptación cinematográfica de un relato (escrito en 1926) del autor Edogawa Ranpo (el “Edgar Allan Poe” japonés, como incluso su pseudónimo refleja); uno de los máximos exponentes del género misterioso-detectivesco y del ero-guro-nonsensu (erotique-grotesque-nonsense) en la literatura japonesa. En el film de Ishii se aprecian influencias surrealistas y psicodélicas reminiscentes de los lisérgicos (y ligeramente posteriores) “midnight movies” jodorovskyanos como “El Topo” (1970) o “La Montaña Sagrada” (1973).

Al parecer, ésta película ha sido prohibida en Japón durante décadas, así como muchas de las novelas de Edogawa Ranpo.

FHP, 2014

Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku) – Teruo Ishii

Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku)

Japón, 1969

Director: Teruo Ishii

Género: Pinku Eiga

Guión: Teruo Ishii

Intérpretes: Teruo Yoshida (Horihida), Masumi Tachibana (Osuzu), Asao Koike (Horitatsu)

Música: Masao Yagi

Argumento

Japón durante el bakumatsu, la última etapa del shogunato Tokugawa o período Edo. Unas jóvenes languidecen en las mazmorras, presas de una banda de proxenetas (entre los que se incluyen también mujeres) que se dedican a torturarlas gratuitamente mediante latigazos y otras calamidades. Además, las chicas son tatuadas por unos individuos que parecen competir entre sí disputándose el mayor prestigio al mejor artista epidérmico. La red de prostitución capta muchachas vírgenes y los potenciales clientes de la red son extranjeros occidentales, que en aquellos años comenzaban a entrar masivamente en el país para explotar sus recursos y hacerse con el control de su economía.

Varias historias entretejidas dentro de la trama principal, confusa relación entre los personajes, situaciones caóticas… Lo mejor de la película es su impactante final, donde una de las responsables de la criminal red de trata de blancas es ejecutada mediante un método denominado algo así como “matsuzaki” (Tijeras?) que consiste en provocar el descoyuntamiento de la víctima tras atarla boca abajo colgada de dos elásticas palmeras sujetas por cuerdas, que al cortarse y cruzarse entre ellas (de ahí probablemente el nombre de esa tortura nipona) descuartizan al condenado.

Comentario

Estereotípica sex-ploitation japonesa, o pinku-eiga, sin nada interesante que resaltar. Aburrida, cansina, personajes hacia los cuales no es posible tener empatía alguna… Lo único rescatable es la actriz que interpreta a Osuzu, la bella Masumi Tachibana; y la ya mencionada última escena. Algunos califican a éste producto errónea y absurdamente como “película de terror”. Falsedad absoluta. No hay ningún tipo de “terror”, ni físico ni metafísico, y menos aún suspense o intriga. Sólo softcore, muchos desnudos (sobre todo de geishas tatuadas), y bastante violencia, pero sin llegar a los extremos del gore. Sólo una o dos escenas podrían ser calificadas de gore.

También carece éste film de cualquier toque simpático de comedia negra, como es el caso de las jidaigeki pinku-eiga de Norifumi Suzuki sobre el lujurioso shogun Ienari. La banda sonora es prácticamente inexistente y la película tampoco tiene escenas “estilosas” características del cine de género de la época. Absolutamente prescindible, para olvidar.

FHP, 2014