Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku) – Teruo Ishii

Inferno of Torture (V.O. Tokugawa irezumi-shi: Seme jigoku)

Japón, 1969

Director: Teruo Ishii

Género: Pinku Eiga

Guión: Teruo Ishii

Intérpretes: Teruo Yoshida (Horihida), Masumi Tachibana (Osuzu), Asao Koike (Horitatsu)

Música: Masao Yagi

Argumento

Japón durante el bakumatsu, la última etapa del shogunato Tokugawa o período Edo. Unas jóvenes languidecen en las mazmorras, presas de una banda de proxenetas (entre los que se incluyen también mujeres) que se dedican a torturarlas gratuitamente mediante latigazos y otras calamidades. Además, las chicas son tatuadas por unos individuos que parecen competir entre sí disputándose el mayor prestigio al mejor artista epidérmico. La red de prostitución capta muchachas vírgenes y los potenciales clientes de la red son extranjeros occidentales, que en aquellos años comenzaban a entrar masivamente en el país para explotar sus recursos y hacerse con el control de su economía.

Varias historias entretejidas dentro de la trama principal, confusa relación entre los personajes, situaciones caóticas… Lo mejor de la película es su impactante final, donde una de las responsables de la criminal red de trata de blancas es ejecutada mediante un método denominado algo así como “matsuzaki” (Tijeras?) que consiste en provocar el descoyuntamiento de la víctima tras atarla boca abajo colgada de dos elásticas palmeras sujetas por cuerdas, que al cortarse y cruzarse entre ellas (de ahí probablemente el nombre de esa tortura nipona) descuartizan al condenado.

Comentario

Estereotípica sex-ploitation japonesa, o pinku-eiga, sin nada interesante que resaltar. Aburrida, cansina, personajes hacia los cuales no es posible tener empatía alguna… Lo único rescatable es la actriz que interpreta a Osuzu, la bella Masumi Tachibana; y la ya mencionada última escena. Algunos califican a éste producto errónea y absurdamente como “película de terror”. Falsedad absoluta. No hay ningún tipo de “terror”, ni físico ni metafísico, y menos aún suspense o intriga. Sólo softcore, muchos desnudos (sobre todo de geishas tatuadas), y bastante violencia, pero sin llegar a los extremos del gore. Sólo una o dos escenas podrían ser calificadas de gore.

También carece éste film de cualquier toque simpático de comedia negra, como es el caso de las jidaigeki pinku-eiga de Norifumi Suzuki sobre el lujurioso shogun Ienari. La banda sonora es prácticamente inexistente y la película tampoco tiene escenas “estilosas” características del cine de género de la época. Absolutamente prescindible, para olvidar.

FHP, 2014

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