Shock – Mario Bava, 1977

Shock

Italia, 1977

Director: Mario Bava

Guión: Lamberto Bava, Gianfranco Barberi, Alessandro Parenzo, Dardano Sacchetti (Basados en novela de Hillary Waugh)

Intérpretes: Daria Nicolodi (Dora), John Steiner (Bruno), David Colin Jr. (Marco), Ivan Rassimov (Dr. Aldo Spidini)

Música: I Libra

Género: Terror

Argumento

El matrimonio formado por Dora y Bruno, junto al pequeño Marco, se instala en un chalet. Ella ya había vivido allí antes, pero se marchó de esa casa hace siete años – La edad que tiene Marco. El niño es su hijo con su primer marido, Carlo, con el que ella residía allí. Tras la muerte de su primer esposo, Dora se casó con Bruno; quien trabaja como piloto de aviones.

Nada más llegar a la casa, Marco comienza a comportarse de manera extraña. Parece estar hablando con un amigo imaginario, pero su madre no le da demasiada importancia a eso; sabiendo que es algo común en los niños de su edad. El pequeño también parece sentir un gran interés por explorar el sótano. Dora y sobre todo Bruno prefieren mantener cerrada la puerta que lleva a los subsuelos del edificio, como si un oscuro secreto se ocultara allí.

Una sensación de ansiedad y constante desasosiego comienza a afectar a Dora desde que se establecen en el chalet. Bruno la consuela y trata de confortarla, pues es normal que ella se sienta así teniendo en cuenta que siete años antes Carlo se suicidó allí. Su anterior marido tenía un carácter muy difícil, era depresivo y drogadicto.

La conducta de Marco es cada vez más inquietante, y la preocupación de Dora va en aumento. El niño se pone sumamente celoso cuando observa las muestras de cariño de su madre hacia su padrastro, algo que nunca había sucedido antes. Dora se asusta sobremanera cuando Marco le dice “Mamá, tengo que matarte”. Y lo que más la sobresalta es cómo se lo dijo; con un tono que le recordaba al que solía emplear Carlo.

Por motivos de trabajo, Bruno se ausenta con frecuencia, dejando solos a Dora y el niño. Siempre que vuelve la encuentra a ella más próxima a un colapso nervioso; a causa de la inexplicable actitud del pequeño – quien entre otras “travesuras” coloca cuchillas de afeitar entre las teclas del piano para que su madre se corte los dedos, o hace jirones de la ropa interior de ella. Bruno intenta racionalizarlo todo, le dice a su esposa que son sólo imaginaciones suyas, que todo se debe a su delicado estado de los nervios, etc. Le disuelve gotas tranquilizantes en el agua sin que ella se percate, para “sedarla”. Un psicólogo que examina a Marco (hablando con él y analizando sus dibujos) no encuentra ningún motivo para alarmarse – y piensa, aunque no lo dice de forma explícita, que la loca es la madre.

Y, efectivamente, el desequilibrio mental de Dora va creciendo día tras día: Sufre de horrendas pesadillas y crisis alucinatorias – en las que un cutter y sangrientas paredes tapiadas tienen un rol fundamental…

Bruno, por su parte, sufre de un desdoblamiento de personalidad; y comienza a tener poderes telequinéticos y a practicar con sus muñecos y su columpio “juegos” de consecuencias análogas a rituales de vudú.

Dora sabe que el misterioso comportamiento psicopático de su hijo está relacionado con el padre de éste y con la casa… Y sobre todo con lo que pasó allí siete años atrás, cuando el pequeño fue concebido.

Comentario

Excelente muestra de cine de terror que fusiona la temática de casas encantadas (incluyendo fenómenos poltergeist) con la de niños inquietantes. La tensión, la intriga y el misterio están hábilmente construídos, creando una atmósfera perturbadora y agobiante, claustrofóbica y malsana.

Nada más llegar a la casa, el pequeño Marco ha sido poseído por el alma en pena de su padre, al que nunca conoció. El fantasma, usando como vehículo el cuerpo de su hijo, considera a Dora responsable de su muerte, y busca aterrorizarla para empujarla hacia la locura y al suicidio. El éxito o no de esa venganza de ultratumba dependerá en gran medida de Bruno (en quien Dora busca protección, pero que la mayor parte del tiempo está fuera, pilotando aviones). Tampoco él, como iremos viendo, está exento de culpa en lo que respecta a la muerte de Carlo.

Daria Nicolodi, compañera sentimental de Dario Argento y madre de su hija Asia, realiza un soberbio papel como la angustiada Dora. También David Colin Jr. (joven actor que nunca volvió a rodar nada más) brilla como Marco, el niño macabro con una fijación morbosa y obsesiva por su madre – ¡quien acaba teniendo miedo de su propio hijo!

Es menester mencionar que Marco no es poseído por el espíritu de su vengativo padre de forma permanente; pues hay momentos en los que es él mismo, y no recuerda nada de su excéntrico y sobrecogedor proceder – la madre no se da cuenta de eso, y cree que le miente intencionadamente. Algo similar vimos en el caso del personaje de Barbara Steele en “Un angelo per Satana” (Camillo Mastrocinque, 1966).

Los “niños inquietantes” son un recurso habitual del cine terrorífico (juego de contrastes entre lo inocente y lo perverso), un ejemplo paradigmático de ello sería, en el caso del fanta-terror hispano, la obra maestra de Narciso Ibáñez Serrador Quién puede matar a un niño (1976), estrenada un año antes del film que nos ocupa. También el terror italiano cuenta con diversos largometrajes donde los protagonistas absolutos son los más pequeños; entre ellos Per sempre (telefilm dirigido en 1987 por Lamberto Bava, hijo de Mario) o Aquella casa junto al cementerio (Lucio Fulci, 1981) – cuyo epílogo reza “Nadie sabrá nunca si los niños son monstruos o si los monstruos son niños” (frase atribuída a Henry James, autor de la novela “Otra vuelta de tuerca”).

En ésta “Shock”, al igual que en “Aquella casa junto al cementerio”, el sótano es de vital importancia (o más bien de mortal importancia) – dando a la historia una estructura circular, pues todo “empieza” y “termina” allí…

Las escenas oníricas y alucinatorias resultan escalofriantes e hipnóticas; el poderoso impacto visual está realzado por los efectos sonoros (el acompañamiento musical resulta en ocasiones “gobliniano”, siendo reminiscente del Rojo oscuro de Dario Argento en el que también participa la Nicolodi). Memorable asimismo la escena en la que, tras haber pegado una foto de Bruno en el columpio y darle Marco un fuerte impulso el avión que pilota su padrastro en esos momentos pasa por virulentas turbulencias que amenazan con hacer que se estrelle la aeronave (una muestra de las capacidades vuduísticas que la posesión espectral confiere al tierno infante).

En la escritura del guión de “Shock” colaboraron Dardano Sacchetti (más adelante guionista de Fulci para su “Trilogía de la muerte”) y Lamberto Bava, hijo del director (Lamberto aparece al inicio como “extra”, caracterizando a uno de los empleados de la mudanza). Llaman la atención los ojos de Marco hacia el final de la película, donde los vemos completamente blancos como los de los poseídos por la maldición en la mencionada trilogía fulciana de la muerte – especialmente en El más allá (1981).

Ésta fue la última película que dirigió Mario Bava, aunque no la última que se estrenó. Tres años antes, el realizador había rodado Perros rabiosos (1974), que nunca llegó a ver completada (pues fue proyectada en cines hasta la década de los ´90, y Bava había muerto en 1980).

El inglés John Steiner, que interpreta a Bruno, aparece en el giallo Tenebre (Dario Argento, 1982), en el westernMannaja (Sergio Martino, 1977) y en el thriller marino Una ondata di piacere (Ruggero Deodato, 1975) entre otras muchas películas italianas.

FHP, mayo de 2017

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