La Piovra VI – L´ultimo segreto
(Aquí puede leerse la INTRODUCCIÓN A LA SAGA DE “LA PIOVRA”)
Italia, 1992
Director: Luigi Perelli
Guión: Sandro Petraglia, Stefano Rulli, Francesco Marcucci
Intérpretes: Vittorio Mezzogiorno (Davide Licata), Patricia Millardet (Silvia Conti), Remo Girone (Tano Cariddi), Ferruccio De Ceresa (General Alessio Amedei), Xavier Deluc (Lorenzo Ribeira), Pierre Mondy (Amilcare Brenno), Ana Torrent (Maria Cariddi), Luigi Diberti (Ettore Salimbeni), Béatrice Macola (Fede), Tony Sperandeo (Santino Rocchi), Orso Maria Guerrini (Giuseppe Carta), Bruno Cremer (Antonio Espinosa)
Música: Ennio Morricone
Aquí puede leerse lo que sucedió en el capítulo anterior
Capítulo 6
Tano, el checo Kertesh y Lorenzo Ribeira han viajado a la Anatolia para encontrarse con el narcotraficante turco Parvo. Éste considera que en las relaciones comerciales entre ellos reina la confusión. Tano interviene para asegurar que él tiene capacidad financiera y logística suficiente para sostener la operación de envío de drogas a Praga a cambio de lingotes de oro. La motivación de Ribeira para participar en ese negocio no es el dinero, sino la destrucción de Brenno, a quien considera autor de la masacre que acabó con su familia.
Parvo se despide de ellos, no sin antes regalarles unas telas turcas de simbólicos colores: a Ribeira “rojo como la venganza”, a Kertesh “negro como la conspiración” y a Tano “azul como el valor”.
Nina se encuentra en el hospital en estado grave. Silvia está por regresar a Praga, mientras que Davide prefiere quedarse en Italia para dar caza a Santino.
Tano vuelve a Milán con Ribeira. Juntos controlarán los asuntos bancarios, la transacción del oro a través de las sociedades financieras en Austria.
Los hombres de Brenno están registrando la casa de Lorenzo cuando aparece Martina, que toca a la puerta. Dos de los esbirros siguen a la joven discretamente. A partir de ahora la mantienen bajo vigilancia con el convencimiento de que tarde o temprano les llevará hasta Ribeira.
Davide registra la caravana de Santino cuando vuelve a sentirse mal. De nuevo esos pinchazos en la cabeza, provocados por la presencia de la bala que le dispararon el año anterior y que no le pudieron sacar. Davide se desvanece.
Mientras tanto, en el viejo campo de concentración en los alrededores de Praga, la juez Silvia y su homólogo checo vigilan por si aparecen Kertesh y sus hombres. Éstos no tardan en llegar, como también un vagón cargado de heroína. En ese momento interviene la policía checa realizando una gran redada y todos los implicados son detenidos. Una vez bajo arresto, Kertesh es interrogado. Finalmente revela la identidad del individuo cuyo nombre en clave era Jacek: Lorenzo Ribeira.