El pequeño Otik (V.O. Otesánek, a.k.a. “Little Otik”, a.k.a. «Greedy Guts»)
República Checa, 2000
Director: Jan Svankmajer
Guión: Jan Svankmajer (basado en fábula de Karel Jaromír Erben)
Intérpretes: Kristina Adamcová (Alzbetka), Veronika Zilková (Bozena), Jan Hartl (Karel), Jaroslava Kretschmerová (madre de Alzbetka), Pavel Nový (padre de Alzbetka)
Música: Ivo Spalj, Carl Maria Weber, Olga Cechová (editora del departamento de sonido)
Género: Comedia negra, suspense, fantasía
Argumento
El matrimonio formado por Karel Horák y Bozena Horaková es incapaz de procrear. Ambos son estériles. Tras una enésima visita al ginecólogo, ella está particularmente deprimida al confirmarse que nunca podrá ser madre.
La pequeña Alzbetka, de 10 años, vive con sus padres en el mismo edificio que los Horák. Es una niña muy inteligente que siempre está leyendo (sus intereses literarios incluyen tanto libros de cuentos y fábulas como tratados sobre disfunciones sexuales). Al ver los rostros abatidos de los vecinos se percata enseguida de que no van a tener hijos. Eso la decepciona, pues preferiría que hubiera más niños en el edificio además de ella. Bozena soñaba con tener un bebé, había incluso comprado ropitas, biberones, baberos y otros utensilios. Saber que no va a ser posible la sume en un estado de profunda tristeza.
Los fines de semana, Karel y Bozena acostumbran a ir a una casa de campo a las afueras de la ciudad. Trabajando en el jardín, Karel desentierra un pedazo de tronco con raíces cuya peculiar forma le da una idea: para animar a su decaída mujer le fabrica una especie de muñeco de madera que recuerda a un bebé.
Pero no contaba con que Bozena se tomaría tan en serio algo que originalmente sólo era una broma: La mujer, ansiosa de calmar de algún modo sus instintos maternales, enseguida le coge cariño a ese pedazo de tronco, lo viste con ropas de bebé, lo mima, e incluso le da el biberón; tratándolo como si fuera un niño de verdad.
Ante ese delirio, Karel toma el trozo de madera que su esposa considera ya como su “hijo” y lo golpea repetidas veces contra la mesa, para que ella vuelva a la realidad “¡No es más que un pedazo de madera!”. Bozena se da cuenta de que no pueden llevárselo consigo porque, al saber que tienen de repente “un bebé” todos pensarían que lo robaron. Así, deciden dejar al “niño” en la casa de campo, y Bozena podrá “cuidarlo” cuando vayan allí los fines de semana…
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