Rocky Balboa – Sylvester Stallone, 2006

Rocky Balboa

EEUU, 2006

Director: Sylvester Stallone

Género: Drama, deportes

Guión: Sylvester Stallone

Intérpretes: Sylvester Stallone (Rocky), Burt Young (Paulie), Antonio Tarver (Mason), Milo Ventimiglia (Robert Balboa), Tony Burton (Duke)

Música: Bill Conti

Argumento

El maduro ex-campeón del boxeo Rocky Balboa, retirado desde hace muchos años, vive en el mismo barrio de Filadelfia donde comenzó su carrera. Tras la muerte de su querida mujer Adrian, el viudo Rocky regenta un restaurante llamado “Adrian´s” en honor a su esposa fallecida. Balboa vive constantemente en el pasado, siempre acompañado por la nostalgia y los recuerdos. Gusta de entretener a sus clientes contándoles sus batallitas en el ring. Su cuñado Paulie, visiblemente envejecido, sigue siendo su amigo más cercano. Robert, el único hijo de Rocky, ya es un hombre adulto que trata de tomar las riendas de su vida aunque ello no siempre le resulte sencillo.

Paseando por su barrio, Rocky entra en el bar cercano al gimnasio de Mick y a la tienda de mascotas donde trabajaba Adrian. Allí se reencuentra con Marie, una mujer a la que no veía desde hace treinta años, cuando ella era aún una adolescente y él un joven que iniciaba su carrera de boxeador. Marie, madre soltera con un hijo en la pubertad, es una mujer infeliz y frustrada que también se siente sola. Poco a poco Rocky y Marie van haciéndose amigos. Él la invita a ella y a su hijo Steps a su restaurante, y después le proporciona un trabajo allí.

Mientras tanto, en la televisión muestran un combate simulado por ordenador entre el Rocky Balboa de sus mejores tiempos y un campeón actual; Mason Dixon. En los años sesenta ya hicieron algo parecido al comparar la forma de pelear de Rocky Graziano (ya retirado en aquel momento) y el entonces joven Mohamed Alí. Los invitados a la tertulia son de opiniones diversas. Unos creen que Rocky era muy superior y vencería sin problemas a Mason si fueran coetáneos; otros piensan que Rocky era un púgil muy sobrevalorado y que el estilo de Mason (que nunca ha perdido ningún combate) es más efectivo.

Tanto Mason como Rocky ven el programa a través de la televisión, y a ninguno de los dos les deja indiferente. Mason, presionado por sus mánagers y promotores, está convencido de que es mejor que Rocky, y concibe la idea de desafiar al sexagenario a un “combate amistoso”; una exhibición donde compitan la experiencia y la técnica del Potro Italiano contra la fuerza y la juventud del campeón negro. A Rocky vuelve a picarle el gusanillo del boxeo, y pese a su edad desea volver a ponerse los guantes para dar así de nuevo un sentido a su vida. Los mánagers de Mason le visitan en su restaurante para proponerle formalmente el combate. Los empresarios, que sólo buscan lucrarse, piensan que el viejo Rocky será humillado; pero aún así tratan de convencerle diciéndole que tiene “posibilidades” y que tendrá “nuevas historias que contarles a sus clientes”. Lo que les interesa es el espectáculo mediático y la publicidad para la nueva estrella Mason.

Rocky consigue la licencia de boxeador profesional que necesita para volver al cuadrilátero. Los médicos descubren que los “daños cerebrales irreversibles” diagnosticados tras su enfrentamiento a Drago no son tan graves como en un principio se pensaba.

Su amiga Marie, con la que Rocky tiene una relación cada vez más estrecha, le anima a que participe en la lucha contra Mason. Rocky decide aceptar, pese a la oposición de su hijo. Robert teme que lo que buscan empresarios y medios de comunicación sin escrúpulos es exhibir a su padre como un ídolo caído, para encumbrar a Mason a costa de su derrota. Esa es la realidad, pero Robert piensa así porque no tiene confianza en que su padre pueda vencer, o al menos batirse dignamente. Rocky le hace ver, con gran sabiduría, que la confianza que no tiene en él, en su padre, tampoco la tiene en sí mismo.

A sus 60 años, Rocky reemprende unos duros entrenamientos para estar a la altura del nuevo desafío…

Comentario

Tras el estreno de «Rocky V» (John G. Avildsen, 1990), Syvester Stallone quedó muy insatisfecho. Y no sólo porque le afectaran las opiniones de los críticos y de los fans, o los pobres resultados de taquilla. Originalmente, Stallone había pensado “matar” a su personaje en la quinta entrega de la saga. Rocky, afectado por su daño cerebral, debía morir al final de la película tras su combate callejero contra su discípulo pródigo Tommy Gunn. Pero Stallone se lo pensó mejor, decidió “perdonarle la vida” a nuestro boxeador favorito y reescribió el guión para que el film tuviera un “final feliz”. Al parecer, ésto no obtuvo los buenos resultados que él esperaba. De ese modo, tampoco se puso el “punto y final” a la saga, sino tan solo los “puntos suspensivos”. Durante mucho tiempo, Stallone pensó en realizar una nueva secuela que cerrara la saga con unos mejores resultados de taquilla y una mayor satisfacción del público. Así, 16 años después llegaría el momento de “Rocky Balboa”, la ansiada sexta parte, donde vemos a un Rocky envejecido aunque todavía muy en forma y siempre dispuesto a enfrentarse a nuevos retos; a encarar tanto a otros boxeadores como a nuevas adversidades.

En éste contexto resulta interesante sacar a colación la escena en la que Rocky y Steps van a comprar un perro a la perrera. Rocky se fija en un can de aspecto viejo y demacrado. Steps piensa que es mejor uno joven, pues ese ya está “medio muerto”. El ex-boxeador opina que si se le trata adecuadamente, el perro anciano recuperará gran parte de su vitalidad y será un buen compañero. La micro-trama del perro “Punchy” (de “punch”, puñetazo en inglés) sirve de metáfora para la vida del propio Rocky. También él tiene una edad avanzada, pero si se le concede la oportunidad de volver al ring (si se le “trata adecuadamente”), volverá en parte a sentirse como si fuera joven.

El “combate amistoso” contra el joven campeón tendrá lugar en Las Vegas, en la misma ciudad donde un par de décadas antes, en 1985, tuvo lugar otro “combate amistoso”: El que le costó la vida al retirado Apollo Creed (primero rival y luego amigo de Rocky). En aquella ocasión Apollo murió tras ser masacrado por los golpes que le propinó el bestial soviético Ivan Drago (como puede verse en “Rocky IV”).

El contrincante de Rocky en ésta ocasión, Mason Dixon (Antonio Tarver) era un niño pequeño cuando el Potro inició su andadura profesional, enfrentándose a Apollo en 1976.

Burt Young vuelve una vez más a ponerse en la piel de Paulie, el simpático compadre borrachín con el puro permanentemente en la boca. Pero ésta vez ya no está Talia Shire, quien en las partes anteriores daba vida a Adrian. Tampoco vemos la estatua de Rocky levantada (a partir de “Rocky III”) sobre las famosas escaleras del museo de arte de Filadelfia – donde el boxeador solía concluir las carreras de sus duros entrenamientos. Ahora toma importancia en la vida de Rocky un personaje muy secundario de la primera parte, Marie (Geraldine Hughes). En 1976 ella era una chica de los barrios bajos de la ciudad, que el joven boxeador intenta sin éxito encauzar por el buen camino como si fuera su hermano mayor. Nunca más el personaje vuelve a aparecer, hasta 30 años después.

Rocky Balboa” fue producida por Chartoff & Winkler como todas las demás películas de la saga; y la épica banda sonora, que sigue siendo la misma con ligeras variaciones, corre también a cargo del músico Bill Conti.

FHP, mayo de 2016

Ver crítica de Rocky (1976)

Ver crítica de Rocky II (1979)

Ver crítica de Rocky III (1982)

Ver crítica de Rocky IV (1985)

Ver crítica de Rocky V (1990)

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