El hombre de la calle hace justicia – Umberto Lenzi, 1975

El hombre de la calle hace justicia (V.O. L´uomo della strada fa giustizia)

Italia, 1975

Director: Umberto Lenzi

Guión: Umberto Lenzi, Dardano Sacchetti

Intérpretes: Henry Silva (David), Luciana Paluzzi (Vera), Silvano Tranquilli (Paolo), Claudio Nicastro (Salvatore)

Música: Bruno Nicolai

Género: Polizziesco

Argumento

Durante el atraco a una joyería es asesinada una niña de 8 años que los asaltantes habían tomado como rehén. El líder de la banda, haciéndose pasar por un anciano ciego, engañó a la pequeña para entrar con ella en el establecimiento sin levantar sospechas. Pretendía que los empleados bajaran la guardia y que sus cómplices tuvieran entonces vía libre. Tras disparar a la niña durante la huída, ésta aún tiene tiempo de repetir, antes de expirar, una palabra a modo de alerta: “Escorpión”.

David y Vera, los padres de la víctima, acuden desconsolados al tanatorio para identificar el cuerpo. Mientras el trágico suceso tenía lugar, David estaba comprándole un muñeco a su hija… Un juguete que ahora sólo servirá para depositarlo junto a su lápida. David le pide al comisario que no escatime esfuerzos en dar con los asesinos. Pero de todos modos, el acongojado padre no tiene demasiada confianza en la eficacia de la policía. Tras pedir una semana de permiso laboral, David es despedido de su trabajo y rápidamente sustituído. Ahora tiene mucho tiempo libre y comienza a darle vueltas a la idea de investigar por su cuenta. Se decide a ello al comprobar que la policía no adelanta con sus pesquisas.

Un día David recibe la visita del abogado Mieli y su asistente Pascucci. Éstos han formado el “Movimiento por la Defensa Social”, un grupo de autodefensa ciudadana de carácter parapolicial y clandestino. Esa organización busca aplicar en las calles la justicia que las autoridades y las leyes establecidas son incapaces de implementar. Como se han enterado de lo que le ha sucedido a su hija, tratan de reclutar a David o al menos obtener su colaboración para limpiar la ciudad de indeseables. Vera, la mujer de David, le convence de que no se involucre con ese movimiento; pues en su opinión Mieli y sus hombres no hacen más que ponerse a la altura de los delincuentes al combatirlos con sus mismos métodos.

Pero la visita de los hombres del “MDS” deja a David muy pensativo: éstos manejan informaciones privilegiadas procedentes de fuentes de primera mano tanto en la policía como en los bajos fondos. Tener contacto con ellos podría resultarle de utilidad para dar con los asesinos de su hija Clara. Mieli le ha dicho que los jerarcas de la policía son ineficaces y corruptos, que no tienen un interés real en acabar con el crimen… y David sabe que está en lo cierto.

El padre, ansioso de justicia, recurre a un amigo periodista que le aconseja contactar a un detective privado llamado Salvatore Mannino. Éste excéntrico individuo, que posee conexiones en el hampa, se pone manos a la obra con los pocos datos sobre el crimen que están a su disposición. Entre ellos la pista del “escorpión” mencionado por Clara momentos antes de morir.

Mientras tanto, la delincuencia juvenil se recrudece. Tras salir del cementerio en el que reposa su hija, David y Vera son atacados por una banda de gamberros, que le golpean a él y le roban a ella el bolso. Los maleantes huyen en sus motos y David los persigue en su coche. Llegados al barrio de los delincuentes, éstos pinchan las ruedas del vehículo de David y comienzan a destrozarlo con barras de metal. Cuando llega la policía escapan. Pero lo que hacen los agentes, en lugar de continuar tras ellos, es ponerle una multa a David por exceso de velocidad…

Mannino parece haber descubierto un indicio de importancia en un club nocturno llamado “Zodiac”. Llama a David para citarse con él y comunicarle en persona lo que ha averiguado. Cuando, tras una larga espera en el lugar acordado Mannino no ha aparecido, David decide ir a su oficina… Encontrándolo allí ensangrentado y muerto. Poco después llega la señora de la limpieza, quien ve a David junto al cadáver, creyendo que él es el asesino. Una vez ante el comisario, debe hacer grandes esfuerzos para convencerle de su inocencia.

La misma noche en la que es puesto en libertad, David se introduce en las oficinas del detective asesinado para registrar su escritorio en busca de la información que Mannino no tuvo tiempo de comunicarle. Al encontrar una tarjeta que hace referencia al “Zodiac”, se dirige a ese club para continuar sus investigaciones. Se trata de un antro barriobajero en el que pululan todo tipo de malhechores.

Una vez allí, observa a un travesti conversando con un individuo que no alcanza a ver con claridad… Pero que tiene una pulsera en la que está representado un escorpión. Poco después, David interroga al travesti para hacerle confesar quién ese misterioso personaje. Descubre así que se trata de “Mario”, el jefe de una peligrosa banda dedicada al tráfico de drogas y armas.

David se dispone a dar caza a ese tal Mario, convencido de que es el asesino de su hija. Ese criminal está al corriente de que David le pisa los talones, y buscará liquidarlo por todos los medios, atacándolo una noche en su misma casa (donde también se encuentra Vera).

Entretanto, la policía parece más interesada en desarticular al movimiento de autodefensa de Mieli que en perseguir a los delincuentes que aterrorizan la ciudad…

Comentario

Rutinario aunque interesante polizziesco con la habitual (en Italia) temática setentera de la inseguridad ciudadana y la consiguiente ineptitud policial. David es el héroe solitario que se ve obligado a tomarse la justicia por su mano, luchando contra un “Goliath” de dos cabezas – Una de ellas el crimen organizado, y la otra los policías corruptos.

En la película hay varias escenas de acción características del subgénero, como tiroteos y persecuciones callejeras; pero no son éstas lo fundamental en el largometraje. La trama invita a la reflexión sobre la pasividad policial frente a ciertos tipos de delincuencias (un tema muy en boga en la Italia de aquellos años y que hoy vuelve a ser de actualidad en toda Europa; aunque ya no se hagan películas al respecto y los medios de comunicación busquen muchas veces encubrir o silenciar esos hechos…) Esa pasividad, que algunos califican de complicidad, es el caldo de cultivo ideal para que surjan movimientos partidarios de una mano dura tal vez excesiva – De forma que se pasa de un extremo a otro y terminan pagando justos por pecadores…

Un grupo parapolicial clandestino es el tema central en “La policía agradece” (Steno, 1972). Ésta “El hombre de la calle hace justicia” fue dirigida por un experto en la materia, Umberto Lenzi, célebre por violentas películas como Milano Odia: La polizia non può sparare” (1974), o “Roma a mano armata” (1976); protagonizadas ambas por Tomas Milian. Más adelante, Lenzi entraría en el campo del exploitation, rivalizando con Ruggero Deodato en el subgénero de caníbales. También dirigiría la infravalorada y poco conocida “Incontro nell´ ultimo paradiso” a.k.a. “Daughter of the jungle” con la voluptuosa Sabrina Siani como figura principal.

David está interpretado por Henry Silva, actor neoyorkino de origen puertorriqueño; con roles de gélido y taciturno sicario en la excelente “Il Boss” (Fernando Di Leo, 1973) o en la memorable “Quelli che contano” a.k.a. “Cry of a prostitute” (Andrea Bianchi, 1974). También aparece en la coproducción italo-germana “Zinkssäarge für die Goldjungen” a.k.a. “Battle of the godfathers” (Jürgen Roland, 1969) o en “La mala ordina” (Fernando Di Leo, 1972).

A su mujer Vera la encarna Luciana Paluzzi, quien ha trabajado en “…a tutte le auto della polizia…” (Mario Caiano, 1975) o en “Trágica ceremonia en villa Alexander” (Riccardo Freda, 1972) – Interviniendo también junto a Henry Silva, en la antes mencionada “La mala ordina” (Título español “Nuestro hombre de Milán”). Como secundario destaca Claudio Nicastro, quien interpreta al detective Mannino y al que ya vimos en “Il Boss” o en la carcelaria “El caso está cerrado, olvídelo” (Damiano Damiani, 1971).

El guión fue escrito por Umberto Lenzi y el prestigioso Dardano Sacchetti (guionista de la fulciana “Trilogía de la Muerte” o de “Zombi 2” entre otras muchas). La banda sonora fue compuesta por el siempre solvente Bruno Nicolai, colaborador habitual de Morricone.

FHP, noviembre de 2016

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