Un gato en el cerebro – Lucio Fulci, 1990

Un gato en el cerebro (V.O. Un gatto nel cervello)

Italia, 1990

Director: Lucio Fulci

Género: Terror, comedia negra

Guión: Lucio Fulci, Giovanni Simonelli, Antonio Tentori

Intérpretes: Lucio Fulci (él mismo), David L. Thompson (Prof. Swharz), Malisa Longo (Katya), Paola Cozzo (Lilly)

Música: Fabio Frizzi

Argumento

Lucio Fulci, director de hiperviolentas películas de terror, comienza a sentirse afectado por la truculencia y las atrocidades que se muestran en sus propias creaciones. Durante los rodajes sufre ataques de pánico y crisis alucinatorias.

Después de una agotadora jornada en el set acude al restaurante, y cuando el camarero le muestra un apetitoso steak, Fulci no puede evitar recordar el tema de su última película; en la que uno de los personajes es un caníbal que se prepara filetones de carne humana. Una vez en su casa, el director tampoco puede relajarse porque escucha la motosierra del jardinero; y ello trae a su memoria una de las secuencias de su película en la que alguien es descuartizado por una sierra idéntica.

Abrumado por sus acongojantes visiones y pesadillas, saturado por el gore, Fulci decide acudir a un psicólogo. Inicia así una terapia en la consulta del doctor Egon Swharz (quien a su vez atraviesa una crisis matrimonial con su esposa Katya). La enfermera Lilly reconoce a Fulci como importante cineasta y espera que le proponga participar en una de sus próximas producciones. Pero el atormentado Lucio tiene de momento otras inquietudes.

El doctor Swharz le dice a Fulci que su condición se debe a un exceso de trabajo, y a estar constantemente ocupado con asuntos tan macabros y sangrientos. El director ha llegado a un punto, le dice el terapeuta, en el que ya no distingue la realidad de la ficción.

Durante el rodaje de una película sobre nazis, el asistente de Fulci le dice que un equipo de reporteros alemanes ha llegado a los estudios para realizarle una entrevista. Fulci cree ver en el camarógrafo a un soldado nazi como el de su film, y lo ataca enloquecido. Lejos de mejorar, sus alucinaciones parecen intensificarse. Lucio teme estar perdiendo la razón.

El psicólogo, que ha visto todas las películas de Fulci y leído todos sus guiones, decide recurrir a la hipnosis… Pero, como veremos, la intención de Swharz no es las de curar a su paciente: Sino la de utilizarle.

El psicólogo está mucho más loco que él, y la gran frustración que siente por su fallido matrimonio está a punto de explotar. Todo el odio que Swharz acumula hacia su infiel esposa va a materializarse en asesinatos a prostitutas. En vez de matar a Katya, el psicólogo se desahogará liquidando bestialmente a otras mujeres – de formas similares a las que se muestran en las películas de Fulci, y en lugares que el director suele frecuentar; para que así la policía crea que el culpable es el cineasta (quien, como muchos de su entorno podrán atestiguar, se encuentra psicológicamente muy inestable en las últimas semanas). Cuando los crímenes empiezan a producirse a su alrededor, el propio Fulci se pregunta aterrado si no será él el asesino…

Comentario

Ésta simpática auto-parodia, en la que Fulci se interpreta a sí mismo, es un insólito ejercicio  de metacine en clave de comedia negra.

Fulci se dedica a reciclar material fílmico de otras de sus películas, sobre todo de  «El espejo roto» (“Quando Alice ruppe lo specchio”) y “El fantasma de Sodoma”, ambas de 1988. También aparecen intercaladas secuencias de producciones de otros realizadores, como “No tengáis miedo de la tía Marta” (Andrea Bianchi, 1988) – con Fulci como espectador del asesinato en la ducha de la exuberante Jessica Moore.

La original idea del largometraje, un director de películas de terror profundamente afectado por sus propias creaciones y que cae en una espiral de delirio, parte del propio Fulci; en colaboración con Giovanni Simonelli (realizador en 1990 de “Hansel y Gretel”) y Antonio Tentori – guionista del “Frankenstein 2000” de Joe D´Amato.

Por suerte, el bueno de Lucio logra salir del abismo de la locura; pero no gracias a su psicopático psicólogo, sino gracias a la ayuda de un amigo policía y a la voluptuosa enfermera Lilly – con la que terminará yéndose de vacaciones en un yate llamado “Perversion”.

En muchas de sus películas, Fulci acostumbraba a aparecer en cameos a lo Hitchcock o pequeños roles (preferentemente como comisario o forense); pero en ésta ocasión, ya hacia el ocaso de su carrera, encarna nada menos que al protagonista. David L. Thompson, el actor que da vida al psicólogo, sólo aparece en éste film y como extra en “El Padrino III” de F.F. Coppola, que también se rodó en 1990.

La música corre a cargo de Fabio Frizzi, quien también recicla algunas de sus previas partituras – entre otras de “El Más Allá” (Lucio Fulci, 1981).

FHP, junio de 2017

 

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