Crimen en la residencia – Antonio Margheriti, 1968

Crimen en la residencia (V.O. Nude… si muore)

Italia, 1968

Director: Antonio Margheriti

Guión: Antonio Margheriti, Franco Bottari, Giovanni Simonelli, Mario Bava (no acreditado)

Intérpretes: Mark Damon (Richard Barrett), Eleonora Brown (Lucille), Michael Rennie (inspector Durand), Sally Smith (Jill)

Música: Carlo Savina

Género: Giallo

Argumento

Una mujer es estrangulada mientras se está tomando un baño. El asesino coloca su cuerpo desnudo en un baúl y lo envía en tren con destino a Niza. El baúl con el cadáver llega así a un exclusivo internado femenino junto al equipaje de los nuevos profesores. Entre éstos se encuentra la señora Clay, cuyo campo son las ciencias; y el señor Di Brazzi, maestro de educación física. Una vez en el centro, ambos son presentados por Miss Martin al resto de docentes y al personal. La directora Trainsfeld dirige el colegio con mano de hierro. Richard Barrett, el instructor de equitación es muy popular entre las jóvenes alumnas. Especialmente Lucille y Betty-Ann lo consideran muy atractivo, y rivalizan entre ellas por sus atenciones.

Al ser las vacaciones veraniegas, la mayoría de las estudiantes están con sus respectivas familias, sólo una decena de ellas permanece en el internado. Lucille, quien dentro de poco cumplirá 18 años, ha perdido recientemente a sus padres en un accidente aéreo. El tutor que administra el patrimonio de la familia es un primo al que ni siquiera conoce. Además de Lucille y Betty-Ann entre las muchachas se encuentra también Jill, obsesionada con historias de detectives.

Siempre que tiene la oportunidad, Lucille trata de escabullirse para encontrarse en secreto con Richard. Un lugar habitual para sus citas suele ser “la casa de los insectos”. Allí vive el profesor André, un anciano entomólogo que en muchas ocasiones se encuentra ausente.

El internado se encuentra circundado por un bosque, y en los alrededores; además de la casa de los insectos, se encuentra la barraca donde vive el jardinero La Floret. Las alumnas tratan siempre de evitarlo, pues saben que ese hombrecillo se dedica a espiarlas en las duchas, encaramándose a un árbol desde cuyas ramas pueden verse las ventanas de los baños.

Un día Betty-Ann baja al sótano, donde se encuentran los baúles con los equipajes de los nuevos profesores – Entre ellos, el que contiene el cadáver de la mujer asesinada en la escena inicial. Betty-Ann se queda encerrada en el sótano y pronto se da cuenta de que se trata de una trampa mortal. Una persona que ella parece conocer se acerca a la chica de forma amenazante y la estrangula.

Cuando pasan las horas sin que Betty-Ann aparezca, tanto sus compañeras como el personal del colegio comienzan a inquietarse. Jill, muy influenciada por sus lecturas detectivescas, afirma que debe haber un asesino suelto, pero nadie le hace caso. A Betty-Ann parece habérsela tragado la tierra, la directora mira incluso en el sótano pero sin encontrar ni rastro de ella.

Esa noche Lucille ha quedado con Richard en la casa de los insectos. Cuando llega allí, la chica no puede contener un grito de horror al encontrar el cadáver de Betty-Ann. Lucille huye de allí y por el camino se encuentra con Richard, pero cuando los dos regresan juntos a la casa, el cadáver ha desaparecido.

Lucille le manifiesta a Richard su deseo de escapar del internado, y él trata de calmarla. Cuando Lucille regresa al edificio donde están los dormitorios, entra a través de los baños donde están las duchas y se dispone allí a ducharse – siendo vigilada por el mirón La Floret. Al notar que la observan se marcha de inmediato, pero entra otra alumna, Cinthya. Desde la ducha de al lado, Cinthya es estrangulada.

Dos comisarios de la policía, Durand y Gabon, llegan al internado para investigar los misteriosos acontecimientos que últimamente están teniendo lugar: Un asesinato y una desaparición (¡por el momento…!)

De que entre ambos existe una conexión no parece haber dudas. Lucille sospecha, además, que el asesino de Cynthia en realidad había querido matarla a ella (quien era la que momentos antes estaba en la ducha)…

Comentario

Sin ser una maravilla ni mucho menos, éste giallo ambientado en un internado femenino cumple con creces su cometido de entretener. Sin embargo, es muy inferior en todos los aspectos a la obra maestra “La Residencia” (Narciso Ibáñez Serrador, 1969), que vería la luz en España al año siguiente. Con esa joya del suspense hispano la propuesta de Margheriti no deja de tener algunos paralelismos, y también se hallan presentes en ambos films los estereotípicos elementos imprescindibles de las películas que transcurren en colegios de señoritas: La severa directora, el mirón que espía a las chicas, los amoríos clandestinos…

En “Nude… si muore” la intriga se mantiene hasta el momento de la sorpresa final, pero los asesinatos son muy poco espectaculares (con excepción del notable arranque) y algunos toques “humorísticos” resultan fuera de lugar – Como los payasiles diálogos entre Lucille y Richard (algunos de vergüenza ajena), o la actitud detectivesca amateur de Jill con sus walkie-talkies. Llama también la atención desde el principio (de forma grotesca) la voz claramente masculina que al menos en el doblaje italiano tiene la “Señora Clay”.

Pese al título del film, no aparecen desnudos en ningún momento. Es cierto que la primera víctima muere desnuda, en la bañera; y otra chica es asesinada mientras se está duchando, pero casi no se muestra nada. El tono colorista y bucólico de la película contrasta radicalmente con la atmósfera opresiva, sórdida y oscura que impregna “La residencia” de Chicho. Debido a su caracter kitsch y hasta pueril, “Nude… si muore” podría calificarse como un giallo para niños.

Mario Bava, maestro del terror gótico italiano, era originalmente el director previsto para dirigir la película. Pero a causa de desaveniencias con la productora terminó abandonando el proyecto y sería Antonio Margheriti (con su pseudónimo “Anthony Dawson”) el encargo de la realización del film. Margheriti, experto de la serie B y el exploitation, logra sacarle todo su jugo a una historia no demasiado original y con un guión más bien flojo. El producto final termina siendo bastante aceptable y visualmente interesante.

Uno de los guionistas fue Giovanni Simonelli, quien muchos años después dirigiría «Hansel y Gretel» (1990).

Las aventuras y desventuras de colegialas en sus internados son una temática recurrente en el género del misterio, el suspense y el terror. Clásicos ejemplos de ello, además del film que nos ocupa y la ya mencionada “La Residencia”, serían la excelente mexicana “Hasta el viento tiene miedo” (Carlos Enrique Taboada, 1968) o las italianas “Phenomena” (Dario Argento, 1985) y “Aenigma” (Lucio Fulci, 1987).

FHP, mayo de 2016

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