Santo contra la invasión de los marcianos – Alfonso B. Crevenna, 1967

Santo contra la invasión de los marcianos

México, 1967

Director: Alfonso B. Crevenna

Género: Ciencia ficción, lucha libre

Guión: Rafel García Travesi

Intérpretes: Santo (él mismo), Wolf Ruvinskis (Argos), Maura Monti (Afrodita), Coleen Gray (Nettie), Curro García, Manolo Royo

Música: Antonio Díaz Conde

Argumento

Una nave espacial procedente de Marte se aproxima a nuestro planeta. Sus ocupantes tienen la misión de comunicar un ultimátum a los terrícolas: Éstos deben “desmantelar el armamento nuclear, abolir las fronteras y establecer un gobierno mundial” – Todo ello “con el fin de garantizar la paz”. El país elegido por los extraterrestres para contactar a los humanos es México. Los marcianos logran enviar su mensaje tras interferir en la señal televisiva. Sin embargo, los televidentes no se toman en serio las exigencias de los alienígenas. Creen que se trata de un nuevo programa de entretenimiento, y que los individuos de rubias pelucas y estrafalarios gorros que aparecen en sus pantallas sólo son actores.

Por consiguiente, los marcianos deciden demostrarles que no están de broma. Uno de ellos se materializa en un polideportivo y desintegra a “millares” de espectadores con su “ojo astral”. Entre los atónitos testigos se encuentra el Santo, quien impartía allí clases de lucha a unos niños. Santo y el marciano se enfrentan en un combate, pero el segundo se volatiliza cuando se da cuenta de la prodigiosa fuerza de su contrincante.

Ahora los terrícolas están aterrorizados ante la amenaza galáctica. Santo, con la ayuda del profesor Ordorica, se resuelve a tomar cartas en el asunto. Los marcianos, por su parte, creen que eliminar a alguien con la fuerza sobrehumana y la inteligencia del Santo sería un error, y se proponen capturarlo vivo para llevarlo a su planeta. También el científico puede serles útil.

El Santo, lejos de convertirse en un colaboracionista como los marcianos pretenden, presenta resistencia y les declara una guerra sin tregua. Los marcianos son muy poderosos pero no invulnerables: Su “talón de Aquiles” consiste en que no pueden respirar la atmósfera terrestre sin tomar unas cápsulas cada cierto tiempo. Con una de esas cápsulas consigue hacerse el profesor Ordorica, quien comienza a estudiar sus componentes para mejor conocer la debilidad del enemigo.

Los marcianos llegan a la conclusión de que deben adoptar otro aspecto para “pasar desapercibidos” en la Tierra, y tras meterse en la “máquina transformadora” adquieren los hábitos de antiguos griegos (!). También, de ahora en adelante, usarán nombres de la mitología clásica: Argos (el jefe), Cronos (el señor del Tiempo), Morfeo (con poderes hipnóticos), Hércules (de gran fuerza) y las mujeres Afrodita, Selene, Artemisa y Diana. Éstas últimas tendrán la facultad de embrujar a los hombres de la Tierra con su belleza y magnetismo para ponerlos a los unos contra los otros.

Los marcianos comienzan a abducir terrícolas selectivamente: Científicos, un cura, una familia modélica… Buscan crear una especie de “élite” que les obedezca sirviéndoles como títeres. La nave no puede ser vista desde la Tierra, pero el profesor Ordorica inventa un “aparato detector de vibraciones” que el Santo podrá usar para localizar a los invasores.

Mientras las autoridades terrícolas tratan de impedir que el pánico cunda entre la población, los marcianos se obsesionan cada vez más con neutralizar al Santo; el mayor obstáculo a sus planes de dominación universal. Quieren capturarlo vivo para que los sabios de su planeta “estudien su cerebro, sus músculos y sus pulmones” y puedan crear (mediante la clonación) un invencible ejército de soldados-golems a su imagen y semejanza…

Comentario

Merecidamente una de las más célebres películas del Santo, la entrega que hoy reseñamos se encuentra también entre las más entretenidas e interesantes de toda la saga – también, como veremos, por su valor simbólico.

En los años sesenta estaba muy en boga la ciencia ficción relacionada con OVNIS y hostiles alienígenas, así como las potenciales invasiones desde del espacio exterior (en España tuvimos “S.O.S. Invasión” de Silvio Balbuena, estrenada en 1969; o varios episodios de las míticas “Historias para no dormir” que hacían alusión a esa temática). Aprovechando el tirón del subgénero y la popularidad del actor y luchador profesional “Santo, el enmascarado de plata” surgió ésta amena propuesta donde el superhéroe mexicano por antonomasia debe enfrentarse nada menos que a una invasión extraterrestre.

Es sorprendente, a cincuenta años del estreno de la película, lo actuales que resultan algunos elementos de la trama y las premisas del film en cuestión: Se habla literalmente de “eliminar las fronteras y establecer un gobierno mundial” – condiciones que, por cierto, no sólo tratan de imponer los “marcianos” del film. Y recordemos que el planeta Marte debe su nombre al dios de la guerra. “La guerra es paz” es uno de los lemas de la dictadura mundialista del “1984” de George Orwell. Y las intenciones de éstos marcianos (“eliminar las fronteras y establecer un gobierno mundial” ) son a todas luces orwellianas.

La “invasión marciana” a la que hace referencia el largometraje bien puede interpretarse como una metáfora: Los extraterrestres de la película buscan imponernos sus condiciones “por el bien de la humanidad”, en nombre de “la paz” – Pero ello no son más que excusas hipócritas como, por ejemplo, “las armas de destrucción masiva” que sirvieron de pretexto para la guerra de Iraq. El Santo se da cuenta desde el primer momento, al decirles: “Hablan ustedes de moral, cuando han venido a nuestro planeta a asesinar gente inocente”.

Éstos “marcianos” resultarán bastante familiares a un observador atento de los acontecimientos mundiales recientes, pues recuerdan poderosamente a aquellos que han instigado las guerras de las últimas décadas (Yugoslavia, Iraq, Libia…); siempre en nombre de la “democracia” y los “derechos humanos”. Los “marcianos” de la película dicen ser una civilización “mucho más avanzada”, y por ello pretenden imponer a toda costa su “progreso”, su sistema (la agenda globalista), de ser necesario por la fuerza – Del mismo modo que “el mundo libre” busca imponer a países aún soberanos su democracia.

El paralelismo entre la trama de la película (con el “imperialismo intergaláctico” de por medio) y el funcionamiento real de la criptopolítica es innegable; y en ciertos aspectos hasta profético. Desde la guerra del Vietnam hasta nuestros días, dan fe de ello las guerras provocadas por el globalismo. Pero a la mayoría de los espectadores pasará inadvertida una interpretación de la película que vaya más allá de lo meramente superficial (“serie B”, “ciencia ficción psicotrónica”, “una de marcianos sesentera”, etc) – De la misma forma que tampoco los televidentes al principio del film se tomaban en serio las amenazas de los marcianos.

Alfredo B. Crevenna y Rafael García Travesi, director y guionista respectivamente, estuvieron involucrados en la realización de varias películas más del Santo, y en general en varios productos de ese característico subgénero mexicano que conjuga la lucha libre con elementos de terror y ciencia ficción. Compañero de reparto del Santo es Wolf Ruvinskis en el papel del jefe marciano Argos. El también luchador profesional Ruvinskis era un judío letón que se estableció en Argentina durante la IIGM para despues emigrar a México, donde desarrolló su carrera cinematográfica. Cronos está interpretado por otro luchador conocido como El Nazi, quien previamente había tenido un papel menor en “Blue Demon contra el poder satánico”. A la bella Afrodita la encarna Maura Monti, protagonista de la infravalorada pero muy recomendable “La Mujer Murciélago” (René Cardona, 1968).

FHP, octubre de 2017

 

 

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