La Piovra 7 – Capítulo 5

(Aquí puede leerse la INTRODUCCIÓN A LA SAGA DE “LA PIOVRA”)

Italia, 1995

Director: Luigi Perelli

Guión: Umberto Contarello, Pier Giuseppe Murgia, Sandro Petraglia, Andrea Porporati, Alessandro Sermoneta, Sergio Silva, Stefano Rulli, Francesco Marcucci

Intérpretes: Raoul Bova (vice-comisario Gianni Breda), Romina Mondello (Sara Granchio), Remo Girone (Tano Cariddi) Patricia Millardet (Silvia Conti), Florinda Bolkan (Condesa Olga Camastra), Rolf Hoppe (Profesor Ramonte), Paolo Bonacelli (Edoardo Corinto), Anita Zagaria (Giulia Altofonte), Lorenza Indovina (Chiara Bronta), Francesco Benigno (Biagio Granchio), Gedeon Burkhard (Daniele Rannisi)

Música: Ennio Morricone

Aquí puede leerse lo que pasó en el capítulo anterior

Capítulo 5

Corinto, alarmado tras conocer la intención de la condesa de testificar, se pone en contacto con Saverio y Nuzzo. Éstos le aseguran que no tiene de que preocuparse. Al día siguiente, Olga Camastra aparece colgada en su celda: La han “suicidado”. El juez Orione, superior inmediato de Silvia Conti, responsabiliza a ésta de la muerte de la condesa. Silvia es llamada a Roma, a comparecer ante una commission judicial que evalúe si ha existido por su parte “instigación al suicidio”. En Roma se decide que Silvia será apartada del caso. Yano podrá seguir oficialmente llevando a cabo la investigación, pero de todos modos continuará “clandestinamente” con ayuda de sus colaboradores Gianni Breda y el informático Stefano.

Sara comienza a desesperarse ante la ausencia de sus protectores Silvia y Breda. El agente encargado de su seguridad es precisamente el infiltrado que le pas alas informaciones a los miembros de la logia. Éste policía corrupto, Livoti, trata de convencer a la chica de que se retracte de las acusaciones contra Nuzzo. Ella es, por cierto, la única testigo viva que queda contra él.

Antes de regresar a Sicilia, el comisario Breda le presenta a Silvia a su mujer Tiziana, que reside en centro de rehabilitación para drogodependientes.

Sara prepara una grabación en cassette despidiéndose de Silvia y Breda. Ha decidido quitarse la vida. Cuando es llamada a la presencia del juez Orione se lanza desde una de las ventanas al vacío. La juez Conti y el comisario regresan cuando se están llevando el cadáver de la joven. Livoti, por su parte, registra la habitación de Sara en busca de algo que incrimine a Nuzzio, hallando el cassette que ella había grabado a modo de despedida y “testamento” oral.

Un incorruptible ex-senador apellidado Monteverde, geólogo de profesión, es convencido por Silvia para que embargue las propiedades de la Camastra; por motivos de saneamiento empresarial y para investigar la “contabilidad negra” del grupo financiero. Esa medida, respaldada por Daniele Rannisi, resulta al inicio sumamente impopular en la ciudad porque muchos obreros podrían quedarse en la calle. Pero tras una intervención televisiva del joven Rannisi y de la profesora Altofonte, los lugareños parecen dispuestos a aceptar el desarrollo de los acontecimientos. Ello inquieta a Nuzzo, quien piensa que el joven ex-locutor de radio está yendo demasiado lejos.

Pero Saverio no quiere hacer de Daniele un mártir. También, en un viaje relámpago a Bulgaria para encontrarse con su mentor y con Corinto, se muestra partidario de intentar desacreditar públicamente a Monteverde manchando su reputación en lugar de liquidarlo, como sería el procedimiento habitual de la Mafia. Los métodos de Saverio son más astutos y sibilinos. Sin embargo, también él está sometida a cierta presión por los miembros de la “hermandad”: Corinto, para su sorpresa, está al corriente de que su esposa Chiara ha regresado a Sicilia y se ha puesto bajo protección de la jueza Conti.

De regreso en Italia, Saverio ve a Chiara junto a Stefano, y siente celos. Más tarde la aborda en la calle y le pide que se marche de la tutela de la jueza y el comisario, que regrese con ella. Chiara solo aceptará cuando él le revele todo. Pero Saverio no puede revelarle más datos de los que ya le ha dado.

Más tarde, de la boca de Stefano, Chiara descubrirá con estupor que su marido es uno de los asesinos del comisario Cattani (el atentado fue organizado por la Camastra a cambio de la absolución de ella).

Silvia y Breda van a pueblo abandonado donde reside un solo habitante: Ninni Paradiso, quien fue testigo en el juicio contra la condesa de 1989. Paradiso, que iba a declarar contra ella, fue declarado loco por el juez Orione, y de ese modo alejado del proceso. Ahora les relata a la juez y el comisario como fueron las cosas entonces. Si hubiera insistido en su cordura lo habrían matado. Curiosamente, tras vivir tantos años en absoluta soledad se ha vuelto algo “loco” de verdad.

Los hombres de Nuzzo colocan una bomba en la nave industrial de la empresa Camastra en el puerto. Allí se encuentra Daniele, y el objetivo del atentado es callarlo para siempre. El explosive estalla, sin embargo el heredero y ex-locutor sobrevive y es internado en el hospital.

A Sicilia llega de improviso Tiziana, la esposa del comisario Breda. La joven se ha curado definitivamente de su drogadicción.

Orione llama a Corinto, mencionando que el comisario Breda se ha convertido en un incómodo obstáculo. Dice que no quiere verlo más, y que arregle su promoción o su traslado.

Entretanto, Saverio ha conseguido unas fotos que comprometen seriamente al senador Monteverde, quien se encuentra en Sicilia combatiendo a la corrupción. Las fotos muestran a Monteverde en su juventud, siendo un agente de policía y golpeando a manifestantes. Si las imágenes fueran publicadas, ello podría destruir su carrera. El joven al que el senador golpea en la foto murió a consecuencia de las contusiones.

Saverio trata así de chantajear a Monteverde, y le cita para tratar de convencerle de que abandone la investigación.

Mientras Gianni y Tiziana pasean plácidamente y juegan al fútbol con unos niños, son atacados por los pistoleros de Nuzzo. Éstos abren fuego contra ellos, con la intención de matar a Breda. Éste tan solo resulta herido, pero su mujer es alcanzada por las balas y muere.

Silvia acusa al juez Orione de ser responsible de ese atentado, de ser el instigador del asesinato. Orione, que cuando dijo que quería librarse del comisario no pretendía que unos sicarios lo atacaran, llama a Corinto para protestar. Éste, por su parte, se mete en alerta ante una posible “deserción“ por parte de Orione y ordena que su villa sea vigilada día y noche.

Daniele, conmovido por la muerte de la inocente joven, sale del hospital y se dirige a la furgoneta de su “Radio Tam-Tam” para una nueva transmisión. Mientras, Stefano está a punto de descifrar la lista de socios de la Camastra.

Orione, presa de los remordimientos, llama a Silvio dispuesto a hablar. La juez se dirige a su villa y Stefano la acompaña, para registrar en su grabadora el testimonio del corrupto juez.

Chiara se queda sola en casa, y mediante el medallón que le entregó Saverio (donde está grabado el nombre de la tenebrosa logia) consigue desencriptar el elenco de miembros. Imprime la lista y rápidamente se dirige a avisar a Breda, convaleciente en el hospital, para que preste apoyo a Silvia y Stefano.

Turi, uno de los pistoleros de Nuzzo que ha sido instalado por éste frente a la villa de Orione, ve llegar allí a la Conti. Todo parece indicar que el juez ha decidido cooperar y que se les ha “salido del guión”. De inmediato Corinto ordena que se frene a la jueza. Corinto le hace saber a Saverio que él y Ramonte están muy disgustados con él. Los sicarios de Nuzzo se arman y se preparan para ir a la villa de Orione. Con ellos irán Oleg, el amigo ruso de Saverio y Chiara, así como el policía corrupto Livoti…

(continuará)

FHP, 2015

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