Como perros rabiosos – Mario Imperoli, 1976

Come cani arrabbiati

Italia, 1976

Director: Mario Imperoli

Género: Polizziesco

Guión: Mario Imperoli, Piero Regnoli

Intérpretes: Piero Santi (Comisario Muzzi), Annarita Grapputo (Silvia), Paola Senatore (Germana), Cesare Barro (Tony Ardenghi)

Música: Mario Molino

Argumento

Unos delincuentes atracan la taquilla en un estadio de Roma mientras tiene lugar un partido de fútbol. En su huída disparan a uno de los vigilantes, provocándole la muerte. Poco después, una mujer embarazada se suicida lanzándose por la ventana de su apartamento. Se trata de la prometida del guarda caído en acto de servicio.

El comisario Paolo Muzzi comienza a investigar los hechos. Interroga a delincuentes habituales e informadores del mundo del hampa, sin descubrir el más mínimo indicio. Entretanto, la violencia urbana se incrementa día a día. La misma banda de criminales autores del golpe en el estadio atraca una notaría, llevándose en su huída a una joven pasante. Tras despistar a los agentes que les persiguen en coche, el trío de asaltantes lleva a la muchacha a una casa, atándola y amordazándola. Los delincuentes son dos chicos y una chica. Cuando desnudan a su presa y parece que se disponen a violarla, uno de los criminales le dispara un tiro en la nuca.

El comisario Muzzi está convencido que éste último asesinato ha sido cometido por los mismos que atracaron el estadio. Entre las pertenencias de la víctima halla un colgante idéntico al que luce el joven Tony Ardenghi en las fotografías de los periódicos. Tony es el hijo de un importante industrial.

Muzzi comienza a sospechar de Tony como posible implicado en los delitos. Y efectivamente, Tony es uno de los criminales. Tanto él como sus cómplices son “niños bien” de familias acaudaladas que se dedican al crimen por simple diversión, para descargar adrenalina.

Sin embargo, a Muzzi le será difícil probar la culpabilidad de Tony, ya que el padre de éste es un individuo muy influyente. El señor Ardenghi, por cierto, es un empresario multimillonario tan carente de escrúpulos como su hijo. Pero tiene conexiones con el jefe máximo de la policía, el superior directo del comisario Muzzi.

El viejo Ardenghi es cliente habitual de prostitutas. Su hijo lo sabe, y se dispone junto a sus amigos a atracar a las rameras preferidas de su padre. Tras llevarse a una de ellas a un solitario paraje por la noche, Tony le roba su recaudación y la acuchilla asesinándola.

Cuando encuentran el cadáver de la prostituta, el magnate Ardenghi está preocupado por haber sido su último cliente. No desea que eso salga a la luz, ni que figure en el sumario de la investigación. Por ello, el jefe de la policía trata de presionar a Muzzi para que con sus pesquisas no “moleste” al poderoso Ardenghi. Sin embargo, el comisario no se amedrenta ante los “consejos” de su superior y se dispone a tirar del hilo con más ahínco todavía…

Muzzi tiene un plan, en el que espera contar con la colaboración de su compañera policía Germana. Ésta debe disfrazarse de prostituta para hacerse pasar por la otra favorita de Ardenghi; y esperar a que Tony y los suyos la recojan con su coche. Muzzi estará vigilando para pillar a los delincuentes con las manos en la masa, pero no todo saldrá como estaba previsto…

Mientras tanto, Tony también ha maquinado un plan: Robarle a su propio padre un maletín repleto de billetes que Ardenghi envía a su Suiza a través de un emisario. Para ello usará igualmente a una mujer como cebo – A Silvia, la chica del trío. En la carretera, ésta debe atraer la atención del mensajero; enseñando las piernas mientras va en moto, y lograr que el hombre frene y salga del coche. Tony y el otro, entonces, se abalanzarán sobre él para reducirlo y hacerse con el dinero.

Más adelante, cuando Muzzi continúa vigilando a los Ardenghi, Silvia buscará seducirlo para así neutralizarlo…

Comentario

Éste polizziesco está provisto de una visión bastante atípica y original. Los criminales no actúan movidos por el ansia de dinero rápido, pues ya poseen un alto poder adquisitivo. El crimen para ellos es un mero pasatiempo, que se ha convertido en un vicio con el que buscan salpimentar sus burguesas vidas. El retrato que se nos ofrece del Ardenghi padre es también el de un criminal, aunque éste de cuello blanco. De tal palo tal astilla, pero a niveles diferentes. Con la metáfora “paterno-filial” mostrada en la película vemos que el crimen callejero y el de las altas esferas están más relacionados de lo que podría parecer: Uno engendra al otro. Y combatir eficazmente a uno implica combatir a los dos. Eso es lo que molesta al jefe de Muzzi, quien trata de persuadirle de que se dedique a detener a rateros de poca monta sin incomodar a potentados como Ardenghi.

El trío delictivo disfruta sádicamente perpetrando sus desmanes, Tony y sus compinches asesinan por puro placer. Saben que se trata de un juego peligroso, y eso los estimula todavía más. Las escenas de violencia en la película son intensas, y también abundan los desnudos y revolcones; hasta el punto de rozar casi el softcore y el exploitation.

El título “Come cani arrabbiati” (“Como perros rabiosos”) no debe hacernos confundir éste film con el más conocido (y muy superior en todos los aspectos) “Cani arrabbiati” de Mario Bava (1974). Ambos largometrajes tienen una temática parecida, si bien los enfoques son distintos. Título y argumento tratado nos recuerdan también a los “Perros callejeros” de José Antonio de la Loma (1977) y al cine quinqui en general – aunque como hemos visto los protagonistas no proceden precisamente de sectores marginales de la sociedad.

La actriz Annarita Grapputo, quien interpreta a Silvia, aparece en “Storie di vita e malavita – Racket della prostituzione minorile” (Carlo Lizzani, 1975).

FHP, agosto de 2016

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