Vallanzasca, los ángeles del mal – Michele Placido, 2010

Vallanzasca, los ángeles del mal (V.O. Vallanzasca, gli angeli del male a.k.a. „Angel of Evil“)

Italia, 2010

Director: Michele Placido

Género: Neo-polizziesco

Guión: Michele Placido (basado en libro de Renato Vallanzasca)

Intérpretes: Kim Rossi Stuart (Renato Vallanzasca), Filippo Timi (Enzo), Valeria Solarino (Consuelo), Moritz Bleibtreu (Sergio), Paz Vega (Antonella)

Música: Negramaro

Argumento

1981, en una prisión de alta seguridad de Milán. El delincuente Renato Vallanzasca, atracador empedernido, languidece en una celda de aislamiento. Constantemente se rebela contra los guardias y éstos le propinan brutales palizas. Allí, mientras reflexiona sobre los años de condena que lleva acumulados, comienza a rememorar su vida en forma de flashback:

“Nunca he soportado a los prepotentes” dice su voz en off al iniciar el relato de sus andanzas. Sus encontronazos con las autoridades comenzaron ya en su niñez, cuando él y sus amigos liberaron al tigre de un circo, porque consideraban injusto que ese soberbio animal viviese en cautividad. A partir de ese momento, Renato se convirtió en carne de reformatorio.

En su adolescencia formó una banda de atracadores de tiendas y bancos, más adelante también se atrevería con asaltos a furgones blindados.

En 1972 ya era toda una celebridad en los bajos fondos milaneses. Admirado por sus amigos, temido por sus enemigos, y un gran seductor de bellas mujeres. Sólo había en la ciudad un bandido que le hacía sombra: El peligroso y siempre elegante Francis Turatello, quien poseía conexiones con una criminalidad organizada de nivel superior.

Renato conoce por esa época a Consuelo, con la que inicia una relación. Poco después ella se queda embarazada. Pero pronto Renato debe pagar las consecuencias de uno de sus muchos atracos. Una mañana le sorprende una redada policial. Tras el registro domiciliario es arrestado, y a continuación condenado a 5 años de cárcel. Consuelo va a visitarle a prisión, y él promete que saldrá de allí antes de que el niño común nazca: Pues planea escapar. Sin embargo no logra cumplir lo que se había propuesto.

En 1975 continúa tras las rejas. Consuelo le visita con el niño, que ya ha cumplido 3 años. Renato nota algo extraño, y sospecha que ella “está viendo” a otro. La joven al principio lo niega, pero termina por derrumbarse y confiesa que es cierto. No podía esperar más y necesitaba un hombre a su lado. Al parecer, se trata de un empresario.

Renato recurre a una arriesgada estrategia, pues ahora está dispuesto a salir de la cárcel a toda costa. Ingiere unos clavos envueltos en papel, lo que le provoca una hemorragia interna y que deba ser trasladado de inmediato a un hospital. Desde allí sí le será fácil llevar a cabo una fuga.

Una vez en la calle no tarda en reunirse con su banda, y comienza una nueva espiral de delitos: Atracos a bancos, butrones… “Creo que con vosotros sería capaz de robar el trono del Papa mientras éste da su misa en la Plaza de San Pedro” le dice orgulloso a sus hombres. Empiezan también los excesos con el alcohol y la cocaína, así como un insensato despilfarro.

Al mismo tiempo Renato no olvida a Consuelo y a su hijo, contemplando con dolor cómo ahora otro hombre ha ocupado su puesto de padre y marido.

Al crecer su influencia y su poder en el mundo del hampa, van escalando las fricciones con su rival Turatello. Al principio Renato intenta limar asperezas con él usando como mediadora a Antonella, una amiga común de los dos jefes bandidos. Turatello quiere que “cada uno sepa estar en el lugar que le corresponde”, se niega a tolerar que Renato le desafíe entrometiéndose en sus negocios. Pero a Renato Vallanzasca su ambición le impide resignarse a ser un delincuente de segunda, a quedarse siempre a la sombra del “gran capo” Turatello.

De ese modo, una guerra de bandas amenaza con ensangrentar la ciudad…

Comentario

El actor Michele Placido, cuyo papel más emblemático es el del comisario Corrado Cattani en las primeras entregas de la excelente saga de miniseries “La Piovra” (entre 1984 y 1989), se aventuró en años más recientes a emprender la dirección de películas; también de temática gangsteril y basadas en hechos reales. La primera sería “Romanzo Criminale” (2004), vista y reseñada hace unos años, que trata sobre la Banda de la Magliana, organización criminal que actuó en Roma durante los ´80. La siguiente fue ésta “Vallanzasca, gli angeli del male” sobre el histórico delincuente milanés Renato “Il bel Renè” Vallanzasca, implicado en infinidad de atracos, secuestros y homicidios a lo largo de los años ´70.

Si hasta su primera fuga (del hospital) era “sólo” ladrón y atracador (siempre a cara descubierta y vestido de traje), su enfrentamiento directo a la banda de Turatello por el control de los bajos fondos provocaría un reguero de muertes: Y ya no sólo de bandidos como ellos, sino también de policías y de inocentes ciudadanos. Asimismo, la organización se dedicaría a secuestrar a miembros de familias acaudaladas, un “trabajo” más sencillo y lucrativo que la mayoría de los atracos. El abuso de drogas como la cocaína haría que más de uno de los integrantes de la banda Vallanzasca se volvieran agresivos, histéricos y paranoicos; perdiendo los estribos durante los asaltos y desencadenando tragedias. Los tiroteos durante las fugas y las persecuciones tras los golpes irían provocando bajas en la banda de Renato; y también muertes entre los agentes, desatando así la furia de los cuerpos y fuerzas de seguridad. En busca y captura, constantemente perseguido, Vallanzasca debe esconderse, sin quedarse nunca más que unos pocos días en el mismo sitio. Una cacería se ha desatado contra él, lo quieren vivo o muerto. En esas condiciones no puede disfrutar de los millones robados – Algo que recuerda a la situación de Pablo Escobar a principios de los ´90.

Con anterioridad hubo dos proyectos que nunca cristalizaron para llevar al cine la historia de Vallanzasca: En uno de ellos, aún en los ´70, Michele Placido iba a interpretar al bandido y el gran Fernando Di Leo hubiera sido el director. También una productora francesa manifestó su interés en las “gestas” de Vallanzasca, y el rol protagónico habría recaído en Alain Delon.

Una historia con tanto jugo y que podría dar tanto de sí, lamentablemente resulta decepcionante en ésta adaptación a la gran pantalla. La película es mucho más floja que la otra de Placido como director, “Romanzo Criminale”. Allí, por cierto, también interviene como uno de los personajes principales el actor Kim Rossi Stuart (quien encarna al protagonista Vallanzasca).

Los polizzieschi que se rodaron en Italia durante los ´70 (cuando las correrías del auténtico Vallanzasca y otros como él tenían lugar), suelen ser muy superiores y mucho más interesantes, especialmente los realizados por Fernando Di Leo, Enzo Castellari o Damiano Damiani – Sin olvidar la magistral contribución al género de Mario Bava: “Cani Arrabbiati”, de 1974. También la perspectiva es muy diferente: En los polizzieschi setenteros se acostumbraba a criticar la pasividad y la complicidad de las altas esferas de la justicia respecto a la criminalidad organizada de cuello alto. En cambio en éstos neo-polizzieschi ya no se alude a los vínculos entre las redes criminales y el corrupto sistema político-judicial. El único “mensaje” parece ser que Vallanzasca y otros bandidos fueron empujados a la delincuencia por sus circunstancias, que “no tuvieron más remedio” y que en el fondo eran “buena gente”. La película es muy superficial, y en ningún momento se saca a colación el contexto socio-político de la época. El propio Michele Placido reconocería más tarde éste fallo.

Aunque, supuestamente, la intención del film es que el espectador empatice con Renato y su banda, ésto no se consigue. Sobre todo, más allá de insulsos moralismos, porque los personajes en sí no cautivan, no resultan carismáticos. La mayoría de los actores realiza su trabajo correctamente (entre ellos la española Paz Vega, quien da vida a Antonella), pero resulta inevitable que a mitad de película uno sienta indiferencia hacia los personajes, ya que son planos y poco elaborados. No se trata pues de malas interpretaciones, sino de un error que ya está en el guión.

La banda sonora, algo tan fundamental para una película de éstas características, es demasiado “discreta”, casi imperceptible. Nada que ver con las espectaculares músicas que los maestros Luis E. Bacalov o Ennio Morricone componían para los polizzieschi de los ´70.

En 1977 ya se rodó una película titulada „La banda Vallanzasca“ (de Mario Bianchi), que aunque era de temática gangsteril-policiaca nada tenía que ver con el célebre bandido. Al parecer los encargados de la distribución llamaron así al film para atraer más “incautos” al cine.

FHP, abril de 2016

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