El lobo solitario y su cachorro: coche de bebé en el río Estigia (V.O. Kozure Ōkami: Sanzu no kawa no ubaguruma / T.I “Lone Wolf and Cub: Baby Cart at the River Styx”)
Japón, 1972
Director: Kenji Misumi
Género: Chambara, Jidaigeki
Guión: Kazuo Koike, Goseki Kojima
Intérpretes: Tomisaburo Wakayama (Itto Ogami), Akihiro Tomikawa (Daigoro), Kayo Matsuo (Sayaka Yagyu), Akiji Kobayashi (Ozuno)
Música: Hideaki Sakurai
Argumento
En la escena que sirve de preludio a ésta segunda entrega de la saga del Lobo Solitario, el fugitivo ronin Ogami y su hijo Daigoro son atacados por dos espadachines. Pero el antiguo kaishakunin los vence sin dificultad. Antes de expirar, uno de los asesinos le dice que no le servirá de nada esconderse, pues el clan Yagyu tiene poder en todo Japón; tarde o temprano acabarán con él…
Tras los títulos de crédito, Ogami Itto y su “cachorro” llegan a un poblado, donde se hospedan en una pensión. El dueño de la posada originalmente es un tanto escéptico cuando ve aparecer al ronin, pues piensa que se trata de un pobre vagabundo, que no tendrá dinero para pagar y que puede causar problemas. Cuando, con una cortesía postiza el hotelero trata de decirle que no tienen habitaciones libres, Ogami le entrega un paquete con 500 ryo (suponemos que es mucho dinero) para que se lo guarde en lugar seguro mientras esté hospedado allí. Entonces, de repente, la actitud del dueño de la pensión cambia y se muestra sumamente servicial…
Mientras tanto, Ozuno del clan Kurokawa (aliado a los Yagyu) es enviado por Retsudo a contactar a Sayaka, la hermosa pero sumamente peligrosa jefa de un grupo de asesinas. Sayaka pertenece a una rama del clan Yagyu. Forma parte de los Akashi-Yagyu, y cuando es informada de que Ogami mató en duelo a dos importantes exponentes de su clan en Edo, y que ha osado desafiar a los Yagyu, estalla de furia y promete al emisario que ella y las ninjas que comanda vencerán al Lobo Solitario, tal y como ha ordenado Retsudo. Ozuno dice que hay que tener mucho cuidado con Ogami y con su espada, en ningún momento hay que bajar la guardia, pues era el kaishakunin oficial y es un maestro del estilo Suio… Sayaka profiere una demencial carcajada, pues está convencida de que nadie es superior en las artes marciales y que nadie domina las técnicas de combate mejor que su equipo femenino de mortales ninjas… Para demostrarlo, le dice a Ozuno que el mejor de sus hombres “trate de llegar hasta el jardín” (tratando de esquivar a sus asesinas, que se encuentran junto a la puerta que da al jardín). El elegido por Ozuno se dispone a realizar lo que le piden, da un salto con varios giros en el aire, pero es interceptado por las mujeres. Sigue intentando llegar hasta la puerta, pero cada vez las ninjas de Sayaka le van cercenando partes de su cuerpo (ora le cortan los dedos, ora una de las manos, la nariz, un pie…) – Cuando el hombre de Ozuno llega hasta la puerta (sin haber alcanzado el jardín) ya no es más que un mutilado despojo. El sobrecogido enviado del clan Kurokawa está ahora seguro de que las mujeres ninja de Sayaka están a la altura de la misión.
Por su parte, padre e hijo prosiguen “el camino del infierno” tras haber descansado en la pensión. El sistema que siguen aquellos que desean contratar los servicios de Ogami como mercenario es el siguiente: Colocan la imagen de un furioso dios en la parte de afuera de un templo. Así, cuando el ex-verdugo pasa por allí sabe que quieren encargarle un trabajo y realiza una señal con piedras en el suelo indicando dónde pueden encontrarlo.
De esa manera, es contactado por Ichibe Hirano, el portavoz del clan Awa. Los Awa controlan una provincia que ha logrado gran riqueza y prosperidad gracias al descubrimiento de un colorante de índigo. Pero el poder central del shogunato desea apoderarse del secreto de la elaboración y aplicación del valioso colorante. Por ese motivo, agentes al servicio de Edo han instigado una rebelión entre los campesinos de la provincia, para extender el caos a modo de presión. El máximo jefe de la revuelta, Chuzaemon Makuya, escapó de los territorios del clan Awa y se dirige hacia Edo, para revelar a las autoridades de allí el secreto del índigo. Para evitar que el shogunato se aproveche de su negocio y expropie los bienes de su clan y de su provincia, Hirano pide a Ogami que mate a Makuya antes de que éste llegue a Edo. Pero Ogami deberá estar alerta, pues Makuya viaja con tres temibles guardaespaldas; los hermanos Hidari. Cada uno de ellos domina una técnica de combate específica: Uno el puño de hierro, el otro usa una porra con pinchos y el tercero una garra metálica. Ogami es informado de la ruta que van a seguir aquellos que en ésta ocasión debe mandar al infierno…
Continuando en el camino, Ogami y su hijo son atacados en varias ocasiones por ágiles y diestras mujeres (las asesinas al servicio de Sayaka Yagyu), que cuando se aproximan padre e hijo se hacen pasar por campesinas que limpian nabos, por acróbatas que realizan una función o por peregrinas; para desenvainar y lanzar sus armas en el momento en que Ogami y Daigoro se aproximan… Pero el ex-kaishakunin, con su estilo Suio, las derrota a todas. Sólo la propia Sayaka sobrevive, y huye por el momento.
Poco después, el ronin mercenario y su pequeño son atacados por los hombres del clan Kurokawa. Ogami también los vence, dejando vivos sólo a tres (entre ellos el líder Ozunu). Pero durante la desigual contienda, el ronin ha sido gravemente herido. Ensangrentado y tambaleante, por la noche llega tirando del carrito hasta un pajar. Allí se echa para tratar de reponerse. El pequeño Daigoro es consciente de lo que sucede y cuida de su padre.
Entretanto, Sayaka y Ozunu, cuyos clanes han sido muy mermados, discuten acerca de cómo eliminar al Kozure Okami… A Ozunu se le ocurre la idea de secuestrar a su hijo Daigoro. Inicialmente a Sayaka esa proposición le parece rastrera y cobarde, pero finalmente acepta, pues “a Ogami Itto no es posible vencerle con métodos normales”…
Comentario
La segunda parte de “Lone Wolf and Cub” también fue dirigida por Kenji Misumi. Apreciamos aquí muchas secuencias memorables, y una gran carga poética (además de filosófica) tanto en lo narrativo como en lo visual. Hay momentos de hiperbólica violencia (con chorros de sangre que manan a raudales) y también otros de gran ternura, como cuando Daigoro quiere ayudar a su padre herido que está semi-inconsciente tirado en el pajar. El pequeño camina hasta el lago cercano, toma agua en su boca y se la trae así al padre. También le lleva algo de comer, que ha tomado de una ofrenda a una imagen de Buda que hay en el camino. Pero como el niño ya es consciente de que se trata de algo sagrado, no quiere tomar la comida sin más, lo que equivaldría a “robar”, y se quita su chaqueta para dejarla allí a modo de “pago”… También es digna de ser destacada la escena en la que, tras el incendio del barco, Ogami y Daigoro llegan a tierra con Sayaka (Kayo Matsuo), que ha sido desarmada y reducida por Ogami. Una vez en el interior de un refugio, padre e hijo se desnudan quitándose la ropa mojada; tras lo cual Ogami se abalanza sobre Sayaka, al parecer con la intención de violarla… pero sólo quiere quitarle también a ella su ropa mojada y que los tres junten sus cuerpos para calentarse mutuamente… Al final, la dura y fría Sayaka, jefa de las asesinas ninjas e integrante del clan Yagyu que reía como una psicópata en su primera aparición, ya no tiene intención alguna de matar a Itto Ogami…
Al igual que Kamisori Hanzo (interpretado por Shintaro Katsu) ha instalado en su casa todo tipo de trampas para impedir que sus enemigos le sorprendan, Ogami también ha colocado en el carrito de Daigoro diversos dispositivos defensivos.
Mencionar también la escena en el desierto (tan reminiscente del italo-western), donde Ogami Itto se enfrenta a los tres tremendos hermanos que escoltan a Makuya.
FHP, 2015