Sumas y restas – Víctor Gaviria, 2004

Sumas y restas

Colombia, 2004

Director: Víctor Gaviria

Género: Drama

Guión: Víctor Gaviria, Hugo Restrepo

Intérpretes: Alonso Arias, María Isabel Gaviria, Fredy York Monsalve

Música: Víctor García

Argumento

Medellín, 1984. En pleno apogeo del negocio de la cocaína, el ingeniero Santiago decide participar en una sociedad de narcotraficantes integrada por algunos de sus amigos. Lo que le empuja a entrar en el grupo son ciertos problemas económicos. El jefe de la banda es Gerardo, que organiza con frecuencia llamativas fiestas y supervisa a los “cocineros” que en los laboratorios de la selva convierten la pasta base en cocaína, añadiendo los componentes químicos necesarios para el proceso.

Leopoldo, uno de sus compañeros en el negocio, ha cometido el error de viciarse con la mercancía, y tras un desfase con el alcaloide sufre un ataque de paranoia durante el cual está convencido de que le han encarcelado (cuando en realidad sólo se ha quedado encerrado en una especie de sótano).

Debido a su involucración en el narcotráfico la vida familiar de Santiago se resiente. Son frecuentes los distanciamientos y las discusiones con su esposa Paula, y en cierto momento ésta incluso le abandona, llevándose al bebé consigo (aunque más adelante se reconcilian).

Gerardo tiene un hermano pequeño, Alberto. Éste se mete en problemas con un grupo de patibularios sicarios, al involuntariamente dañar la moto de uno de ellos mientras aparcaba su coche. Una vez se ha alejado del lugar junto a su mujer y su bebé, los delincuentes le alcanzan mientras Alberto se disponía a cambiar una rueda, y lo asesinan a sangre fría. Gerardo jura venganza, y poco después envía a los suyos para que acribillen a balazos a los responsables.

Mientras tanto, ha tenido lugar un inesperado fracaso en un envío de cocaína a Miami: La droga ha llegado “hecha un chicle”. El comprador de Gerardo, apodado El Primo, protesta vehementemente ante Santiago, responsabilizando a un nuevo “cocinero” por el mal estado del producto. Más tarde, el Primo y Gerardo se enzarzan en una violenta disputa telefónica. Poco después, Santiago es secuestrado, no se sabe muy bien por quién. Santiago y un anciano señor (inocente en temas delictivos) son retenidos en una especie de zulo subterráneo, y los raptores reclaman un jugoso rescate. Ambos son liberados una vez es pagada la cantidad acordada. Tras ello, Santiago va a ver a Gerardo, que está comiendo en un restaurante, ambos disuelven la sociedad y a continuación (cuando Santiago se ha marchado) los sicarios de el Primo irrumpen en el local y cosen a tiros a Gerardo, en represalia del asunto del “perico” en mal estado. Santiago sospechaba que era él, su socio, quien estaba tras su secuestro.

Comentario

Si bien éste film no es tan “experimental” como la noventera película del mismo director llamada ”Rodrigo D: No futuro” (1995), pueden encontrarse grandes similitudes en el estilo, lo que confiere a éste producto la inconfundible marca “tipo documental” de Víctor Gaviria. Cinta irregular, por momentos tediosa y carente de interés como “Rodrigo D”, contiene sin embargo algunas escenas que sí están cargadas de tensión e intriga. No resulta del todo soporífera, pero en conjunto sí un tanto cansina. Los personajes (sobre todo Gerardo) constantemente utilizan vocablos como “hijueputa”, “marica” o “huevón”; especialmente el primero, que es usado en todo momento y para todas las situaciones, y que probablemente aparece en éste largometraje más veces que “fuck” en la “Scarface” de Brian De Palma.

FHP, 2014

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