La noche del terror ciego – Amando de Ossorio, 1972

La noche del terror ciego

España, 1972

Director: Amando de Ossorio

Género: Terror

Guión: Amando de Ossorio, Jesús Navarro Carrión

Intérpretes: Lone Fleming (Betty), César Burner (Roger), María Elena Arpón (Virginia)

Música: Antón García Abril

Argumento

Beth llega a una turística playa en Lisboa, donde se reencuentra con su amiga Virginia. Ambas fueron juntas al internado. Beth tiene ahora un negocio de maniquíes y Virginia está allí disfrutando de unas vacaciones junto a su amigo Roger. Ambos tienen previsto realizar una excursión en tren rumbo al interior, acercándose a la frontera con España. Roger simpatiza rápidamente con la vieja amiga de su acompañante, y la invita a venirse con ellos. Eso despierta los celos de Virginia, quien esperaba pasar las vacaciones con Roger a solas.

A la mañana siguiente los tres se encuentran en la estación ferroviaria y el tren parte en dirección al interior. El exceso de familiaridad y buena química entre Beth y Roger irrita a Virginia, quien sale del compartimento. Beth, antaño tan buena amiga suya, la sigue para tratar de congraciarse con ella. Le recuerda lo “íntimas” que eran en el internado, todo lo que ella le “enseñó”… Mediante un flashback vemos que entre ambas hubo un episodio lésbico en su época de colegialas.

Pero ante la situación de un potencialmente explosivo triángulo amoroso, Virginia se siente incómoda. Está convencida de que sobra, y decide marcharse. Cuando sus amigos no están presentes, pregunta al revisor cuál es pueblo más cercano para bajarse. Hasta el destino final ya no hay ninguna parada más, es la respuesta que recibe. Sin embargo, aprovechando un tramo en el que el tren avanza muy lentamente, Virginia se baja del vagón en marcha. Sus amigos la ven, pero ya es demasiado tarde para que reaccionen. La joven avanza a través del campo, en busca de una localidad cercana para pasar la noche. También el maquinista y su hijo han visto que la pasajera se ha bajado “No pares por nada del mundo” dice el padre, “Esa chica no sabe dónde se está metiendo…”

Virginia llega hasta un poblado abandonado: Calles vacías y casas de piedra, una abadía y un castillo, también un cementerio con extrañas cruces… Pareciera que nadie vive allí desde hace siglos. Tras encender una hoguera, la chica despliega su saco de dormir y se dispone a pasar la noche entre los muros de las ruinas.

Pronto escucha ruidos de pasos que se aproximan: La puerta cede y decenas de espantosos seres cadavéricos embutidos en hábitos de monje avanzan lentamente hacia ella…

Beth y Roger, desde el complejo turístico, siguen preocupados por Virginia. Saben que donde ella se bajó no había más que un pueblo abandonado llamado Berzano, y preguntan a la camarera del hotel cómo llegar hasta allí. La empleada se sobrecoge al oír el nombre de Berzano. También el gerente poco después, quien les desaconseja que se dirijan allí.

No obstante, Beth y Roger alquilan sendos caballos y van al lugar donde el día anterior se perdiera el rastro de su común amiga. Nada más descabalgar en Berzano, los caballos se espantan y huyen del lugar a galope tendido. De las ruinas del pueblo medieval emana un aura maligna, que los animales sí son capaces de percibir. La pareja recién llegada explora con fascinación el lugar, encontrando el saco de dormir de Virginia, así como su mochila. Convencidos de que aún está allí, la llaman. En las escaleras de acceso a una de las torres encuentran también uno de los zapatos de la desaparecida. Luego se oyen pasos…

Ésta vez son dos policías, quienes explican a Beth y Roger que su amiga a la que buscan ha sido asesinada. Deben ir a reconocer el cadáver al depósito.

El cuerpo de Virginia está lleno de mordiscos, y murió desangrada. “Es como si hubiera sido atacada por una horda de animales salvajes” dice el forense. Todo apunta a un asesinato ritual.

Beth vuelve a su trabajo en la tienda de maniquíes. Tanto ella como Roger tienen la firme intención de esclarecer quiénes mataron a Virginia y por qué. La asistente de Beth en el negocio sabe algo sobre las misteriosas muertes en Berzano, algo de lo que inicialmente se muestra reacia a hablar… Se trata de una vieja leyenda: Unos caballeros del siglo XIII que adoraban al Diablo emergen de sus tumbas por las noches como muertos vivientes para “cazar”, para alimentarse con la sangre de víctimas humanas.

Al mismo tiempo, en el tanatorio, una figura se levanta de una de las mesas donde yacen los cadáveres: Es Virginia, quien revivida se dirige lentamente hacia el guardián del depósito…

Roger y Beth, deseosos de recabar más información sobre los misteriosos caballeros, acuden a una biblioteca en busca del profesor Condal, experto en asuntos de la Edad Media. Él cree firmemente en la realidad de la vieja leyenda. Sin embargo el comisario Oliveira, quien también aparece en la biblioteca, considera que tanto el asesinato de Virginia como otras muertes y desapariciónes que han tenido lugar en la zona tienen una explicación racional: Cerca de Berzano opera un grupo de contrabandistas. Su líder es Pedro Condal, hijo del profesor, y el comisario piensa que mediante esas historias de ultratumba, habladurías de los lugareños, el viejo erudito trata de encubrir a su hijo…

Comentario

La película que nos ocupa, una de las más emblemáticas de todo el fantaterror español, es la primera entrega de la Tetralogía del Terror Ciego de Amando de Ossorio – compuesta además por “El ataque de los muertos sin ojos” (1973), “El buque maldito” (1974), y “La noche de las gaviotas” (1975).

Vagamente inspirado en la temática zombie tras el éxito de “La noche de los muertos vivientes” (1968), así como en el relato de Gustavo Adolfo Béquer “El monte de las ánimas” (1862) y sobre todo en la figura histórica de los Templarios, el film muestra el retorno como muertos vivientes de unos caballeros-monjes que en épocas medievales pactaron con el Diablo tratando de hacerse con el secreto de la vida eterna. Ya que su intención era conquistar la inmortalidad, su cruz era la de ankh, la egipcia (símbolo de la vida más allá de la muerte). Realizaban, en la abadía de Berzano, siniestros sacrificios rituales al Príncipe de las Tinieblas, torturando muchachas vírgenes cuya sangre bebían: “Que la sangre de la doncella nos de una vida más allá de la tumba”. Cuando sus horrendos crímenes y sus excesos se hicieron demasiado conocidos, el Papa ordenó la disolución de la orden y la ejecución de sus miembros. Los guerreros del culto fueron colgados de las ramas de los árboles, y los cuervos se comieron sus ojos. Por eso, cuando atraídos por carne humana y sangre fresca salen de sus sepulcros, son “el terror ciego”…

Más que alcanzar la imortalidad, la vida eterna, esos caballeros fueron condenados a la muerte eterna, a vagar por las noches como esqueléticas momias ciegas sedientas de sangre…

Se trata de la maldición de los templarios, aunque en ningún momento de la película se hace mención explícita de esa orden histórica (se les llama simplemente “los caballeros” o “los guerreros”…)

Ossorio logra crear una atmósfera de auténtica pesadilla en el lúgubre pueblo fantasma. Espeluznantes resultan esos seres macabros, esos muertos vivientes con hábitos de monje, que avanzan en ocasiones a lomos de espectrales caballos, y en otras caminando muy lentamente, guiándose por el sonido, por las voces y los gritos de pánico de sus víctimas. Inolvidable es la escena en la que Beth, al darse cuenta de que debe guardar silencio si quiere sobrevivir, comienza a notar que los inicialmente desorientados monstruos comienzan a percibir los agitados latidos de su corazón…

La danesa Lone Fleming interpreta a Beth (o Betty, según la versión). Al año siguiente, en 1973, volvería a colaborar con Ossorio en la segunda parte de la tetralogía: “El ataque de los muertos sin ojos”.

La excelente banda sonora de Antón García Abril, tétrica e hipnótica a la vez, contribuye a aumentar la atmósfera única de ésta película, tan onírica y envolvente.

FHP, marzo de 2016

2 comentarios en “La noche del terror ciego – Amando de Ossorio, 1972

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