La Bella y la Bestia – Juraj Herz, 1978

La Bella y la Bestia (V.O. Panna a Netvor)

Checoslovaquia, 1978

Director: Juraj Herz

Género: Fantasía/Romance

Guión: Juraj Herz

Intérpretes: Zdena Studenková (Julie), Vlastimil Harapes (Netvor)

Música: Petr Hapka

Argumento

Europa, siglo XIX. Un mercader checo se arruina después de que la caravana que transportaba sus valiosos productos fuera saqueada e incendida en un bosque maldito. El negociante es viudo y tiene tres hijas; las dos mayores son vanidosas y materialistas, mientras que la pequeña, Julie, es inocente y de buen corazón.

Como la familia ha quedado al borde de la miseria, el mercader se ve obligado a vender los objetos valiosos que les quedan en casa; entre éstos se encuentra un retrato al óleo de su difunta mujer, encuadrado en un marco de oro. La fallecida esposa del comerciante se parece mucho a Julie.

El hombre se despide de sus hijas y parte a través del bosque portando el cuadro. Su caballo muere durante el trayecto, y no tiene más remedio que continuar a pie cargando el cuadro a sus espaldas. Llega hasta una mansión semiderruída donde se dispone a pasar la noche. Es vigilado de cerca por el morador de la casa, que sin embargo no se presenta ante él. Pero como buen anfitrión, le ha dejado algo preparado para comer y beber. Mientras el mercader duerme, el dueño de la mansión observa admirado el cuadro y se lo lleva. Cuando el comerciante despierta a la mañana siguiente, halla en lugar del cuadro un gran número de alhajas y piedras preciosas. Satisfecho con la transacción y sumamente agradecido, se dispone a abandonar la casa… Pero antes comete la imprudencia de arrancar una rosa del jardín, con la intención de regalársela a su hija pequeña.

El habitante de la mansión, le interpela indignado ante lo que considera un robo, y por primera vez se muestra a los ojos de su “huésped”: Éste reacciona aterrorizado, pues al parecer su aspecto físico es monstruoso (el espectador todavía no ve a la criatura, pues la escena está grabada desde su perspectiva). El dueño de la casa, o “La Bestia”, le dice al mercader que debe morir por lo que ha hecho (arrancar la rosa). Su vida sólo será perdonada si una de sus hijas acude a la mansión por voluntad propia.

El lívido comerciante huye presa del pánico. Una vez ha retornado a su propiedad, puede de nuevo emprender sus negocios gracias a las joyas que ha adquirido. Pero todavía le preocupa el recuerdo de la Bestia, pues le acosa la posibilidad de su venganza. Ante la insistencia de su cariñosa Julie, que perspicazmente intuye que a su padre algo le atribula, el mercader cuenta la historia vivida (sólo sin mencionar que el ser que allí habita tiene una apariencia monstruosa).

Sin pensárselo un segundo, Julie parte sin demora hacia la vieja casa oculta tras las densas nieblas en el oscuro bosque… El residente de la mansión no hace acto de presencia, pero la observa con curiosidad e interés, parapetado tras diversos escondites. “La Bestia” tiene algunos sirvientes, tan monstruosos, enigmáticos y escurridizos como él.

El deforme ser posee sin embargo una voz muy agradable, y se comunica todas las noches con Julie. Pero el monstruo sabe que si ella lo viera cara a cara se espantaría y buscaría escapar, por lo que trata a toda costa de evitar ser visto por la muchacha. Se limita pues a hablarle cada noche durante un rato. Ella poco a poco se va sintiendo atraída hacia él, sumamente embelesada por su cálida voz y sus cautivadoras palabras.

“La Bestia” padece (además de su deformidad) una especie de trastorno esquizofrénico, pues mantiene diálogos mentales consigo mismo, como si en su cabeza dos fuerzas antagónicas pugnasen entre sí: Por un lado la parte maligna y animalesca (inclinada a matar a la chica para beberse su sangre) y por el otro la parte humana y bondadosa, que se enamora cada vez más de la atractiva Julie.

A “La Bestia” le atormentan esa constante lucha interior y el no poder mostrarse ante la mujer que ama; pero gracias a la presencia de la joven irá sanando poco a poco, y comenzará a librarse de su maldición…

Comentario

Ésta versión checa del popular cuento de “La Bella y la Bestia”, posee un tono más serio, oscuro y profundo que la mayoría de las adaptaciones de la clásica fábula infantil. La película está enriquecida con una envolvente atmósfera gótica, y amalgama elementos de drama romántico y de cine fantástico con toques de terror.

Narrando inicialmente lo que parece ser la historia de un amor imposible, el film evoluciona hacia la trascendencia de lo físico (la relación que “Bella” y “Bestia” tienen sin que ella le vea a él) y llegando a una fase de transmutación (“La Bestia” empieza a volverse humana); buscando así transmitir la moraleja de que el amor es la fuerza que todo lo hace posible…

Éste curioso cuento gótico eslavo recuerda en su estilo (argumental, visual y narrativo) a la polacaDom Sary a.k.a. “Sara´s House” (Zygmunt Lech, 1984).

El cine checo (o checoslovaco) cuenta con películas de temática similar sumamente interesantes, como es el caso de “Valerie a týden divu” a.k.a. “Valerie and her week of wonders” (Jaromil Jires, 1970) – una especie de “Alicia en el País de las Maravillas” repleta de magia y fantasía– o la excelente Otesánek a.k.a “Little Otik” (Jan Svankmajer, 2000), que incluye además grandes dosis de surrealismo y humor negro.

FHP, 2015

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