Serie rusa “Spets” – Vitali Dyomochka, 2003
No tiene nada de particular rodar una película sobre el crimen organizado. En EEUU, Martin Scorsese, por ejemplo, ha dirigido excelentes films de temática gangsteril como Goodfellas a.k.a. “Uno de los nuestros” (1990) o Casino (1995), que acertadamente retratan desde dentro el peligroso pero fascinante mundo de la Mafia.
Sin embargo, lo que sí resulta sensacional, es que sean los propios gangsters los que realicen una película sobre sí mismos. Eso es lo que hace unos años hizo Vitali “Bondar” Dyomochka, importante (ex) jefe del crimen organizado en el extremo oriental ruso.
Natural de la ciudad de Ussurisk (cerca de Vladivostok y de la frontera con China), Dyomochka adquirió poder y notoriedad durante los años noventa como líder de una “bratsva” (hermandad) dedicada a negocios ilícitos como la extorsión de incipientes empresarios que comenzaban a lucrarse con el recién instaurado capitalismo.
Cansado de su ajetreada vida criminal, que lo llevó a periódicas estadías en la cárcel, Bondar decidió retirarse gradualmente… pasándose al cine.
Según sus declaraciones, las películas que cineastas profesionales de su país habían hecho hasta el momento sobre la denominada “mafia rusa” no retrataban fidedignamente cómo ese turbio mundillo funcionaba en realidad. Por ello, Dyomochka tomó la resolución de contar en una película su propia historia y la de varios otros de sus compinches (con el fin de disuadir a los jóvenes que coqueteaban con el camino de la delincuencia, tratando de convencerles de que era una vida demasiado peligrosa y que no valía la pena). El proyecto fílmico acabó convirtiéndose en Spets, una miniserie de siete capítulos que sería emitida por la televisión local de Ussurisk.
En Spets (2003) se muestra el “día a día“ en una sociedad criminal rusa del lejano oriente. Bondar supervisó personalmente todas las tareas para hacer posible el proyecto: Escribió el guión, controló los trabajos tras las cámaras, dió indicaciones a la hora de grabar las escenas y durante la post-producción indicó cómo debía realizarse el montaje. Y, como no podía ser de otra manera, participó como actor y protagonista, interpretándose a sí mismo (igual que todos los demás “actores”: los otros delincuentes pertenecientes a la banda).
Durante el tiempo del rodaje, varios de los participantes fueron arrestados por la policía al tener causas pendientes con la justicia, y uno de ellos fue asesinado por rivales de otros grupos. Por ello, como algunos de los “actores” eran “dados de baja”, continuamente hubo que improvisar.
En la serie abundan las escenas espectaculares de acción. Las armas de fuego y los tiroteos, así como las palizas, la sangre y las destrucciones de coches son 100% reales. En lo que respecta a las palizas, Bondar explica que aquellos que son golpeados durante el metraje (los “stuntmen”, por así decirlo) eran individuos que le debían dinero, y que aceptaron colaborar y recibir golpes ante las cámaras a cambio de saldar así las deudas que habían contraído con su organización. En cuanto a la sangre para las escenas violentas, Dyomochka asegura que cuando “no había suficiente”, él se sacaba con una jeringuilla de la suya propia.
Pero no todo es violencia en «Spets»; en la trama también hay cabida para alguna que otra historia de amor. Entre ellas se cuenta el idilio que Bondar tuvo con una fiscal. Tuvieron que dejarlo, porque si no, «ella habría acabado corrompiéndose» y él no «habría logrado dejar atrás la vida criminal».
En los años 80, Eloy de la Iglesia ya había empleado como actores para sus películas sobre la delincuencia juvenil española (el “cine quinqui”) a atracadores y ladrones reales, así como a auténticos heroinómanos y presos. La propuesta del ruso Dyomochka lleva ésta peculiar forma de hacer cine varios pasos más adelante: Películas de gangsters escritas, dirigidas, interpretadas y producidas por auténticos bandidos. Así, el hiperrealismo fílmico alcanza la cúspide.
Es muy difícil acceder fuera de Rusia a una copia de ésta miniserie tan insólita, a medio camino entre el cine y el documental. Lo que sí se encuentra disponible en la red (en ruso con subtítulos en inglés) es el siguiente reportaje sobre la serie (Vitali Dyomochka: A Romantic from the underworld, 2011), que contiene el making-of y la historia de su creador.
Vitali Dyomochka alias Bondar explica con su cara de poker y su gélida mirada todos los pormenores que le llevaron a dirigir el proyecto e interpretarse a sí mismo.
Alucine Cinéfago, 2015