Una maleta para un cadáver (V.O. Il tuo dolce corpo da uccidere)
Italia, 1970
Director: Alfonso Brescia
Guión: Antonio Fos
Intérpretes: George Ardisson (Clive Ardington), Françoise Prévost (Diana Ardington), Orchidea De Santis (Elena Sanders)
Música: Carlo Savina
Género: Suspense, comedia negra
Argumento
Clive Ardington fantasea constantemente con matar a su mujer de las maneras más variopintas: Atropellándola, tirándola al vacío… Diana, una adinerada empresaria, es muy dominante y posesiva. El de Clive y ella es un matrimonio de conveniencia. Él procede de una familia aristocrática venida a menos, aunque con conexiones diplomáticas; mientras que Diana es una heredera millonaria. Él tiene el prestigio del apellido y ella el dinero.
Diana ha notado en los últimos meses un cambio en el comportamiento de su marido. Es más huraño y retraído que de costumbre, una vez en casa se dedica sólo a su acuario (es un apasionado de la piscicultura) y además tiene extrañas “pesadillas”. Ella le “recomienda” (o más bien le ordena) que visite a un médico amigo de ellos, el alemán Franz Adler. Diana lleva claramente los pantalones en la relación, y el cohibido Clive siempre es sumiso ante ella.
Clive trabaja en la embajada (¿británica?) y un día recibe allí una carta anónima informándole de que su mujer le engaña con Franz Adler. Según la misiva, Diana se encuentra con el médico cada día entre las cuatro y las seis de la tarde. Clive estalla en carcajadas y parece concebir un astuto plan para desembarazarse de su incómoda esposa de una vez por todas…
Clive se entera además de que en un taller peletero de Tánger del que su mujer es propietaria, se emplea un ácido que disuelve los restos de las pieles sobrantes. Ésto le da una idea para eliminar las pruebas de su proyecto uxoricida.
El sufrido diplomático está cada día más hastiado por su insoportable mujer. La gota que colma el vaso es que Diana se ha deshecho del preciado acuario de Clive, quitándolo del salón y echando a los peces a una piscina en el jardín. Ésto indigna al hasta entonces flemático aristócrata bastante más que la relación que su esposa parece tener con Franz.
Cuando Clive considera que ha llegado el momento oportuno, va a visitar a Franz a su clínica. Tras recordarle que todo lo que posee se lo debe a su influencia, Clive procede a pedirle “un favor” al alemán: Quiere que él mate a Diana. “¿Por qué quieres que mate a tú mujer?” pregunta Franz atónito. “No quiero que mates a mi mujer… Quiero que mates a tu amante” repone Clive con una maliciosa sonrisa.
Como el diplomático contaba de antemano con la negativa de Franz, le muestra unos documentos muy comprometedores con los que puede hacerle chantaje: Resulta que durante la guerra Franz trabajó en un campo de concentración nazi. Si ello sale a la luz, nada podría librarle de muchos años en la cárcel. Mediante ese chantaje, Clive logra ganarse a Franz para su plan.
El médico deberá matar a Diana durante una de las tardes en las que se reúnen clandestinamente, mientras Clive todavía está trabajando en la embajada. Después, Franz deberá descuartizar el cuerpo de Diana y colocarlo en dos maletas que el aristóctrata ha previamente preparado para tal menester. Esas maletas serán dejadas en un garaje en el interior del maletero de un coche, y Clive las recogerá cuando la “misión” haya sido cumplida.
El proyecto se va desarrollando según lo previsto. Clive recoge las maletas en el garaje y entrega a Franz el documento con el que le estaba chantajeando. Entonces, el diplomático toma un vuelo con destino a Tánger – llevándose las maletas que contienen los restos de su finada cónyugue. Allí piensa “inspeccionar” el buen funcionamiento de la peletería, y en un momento en el que allí se encuentre a solas, deshacerse para siempre de lo que queda de Diana arrojando las maletas a las cubetas de ácido.
Durante el vuelo conoce a una chica llamada Helena, que tiene unas maletas muy similares a las suyas… Una vez aterrizado en Tánger, todo no será tan fácil como Clive se lo había propuesto. Debido a una confusión de maletas y al acecho de unos policías marroquíes que le pisan los talones, el británico se verá envuelto en más de una tribulación…
Comentario
Agradable sorpresa ésta película sumamente entretenida que aunque es presentada como un giallo tiene características muy diversas que se salen de los cánones habituales del género. El film es más bien una comedia negra de suspense, con varios equívocos y enredos de por medio. La acción puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. La primera, hasta que se consuma el asesinato (que nunca llegamos a ver) y la segunda, a partir del momento en el cual Clive vuela a Tánger para borrar las huellas de su crimen.
Una vez en Marruecos, cuando está por deshacerse de las maletas en el ácido, Clive se percata de que tiene las maletas equivocadas… De inmediato recuerda que la chica que viajaba junto a él tenía unas maletas similares. Pero no es ella la única: También una madurita ricachona y una bailarina marroquí poseen idénticas maletas negras. Clive inicia una carrera contrarreloj para recuperar sus maletas… a ser posible antes de que otra persona las abra y su crimen salga a la luz. Clive trata de seducir a la madurita para colarse en su habitación y comprobar si es ella quien tiene sus maletas, luego se introduce en los camerinos de la bailarina pero es detectado por un vigilante de seguridad, y finalmente contacta a Helena, la joven que conoció durante el vuelo – Ella resulta ser una aficionada a la piscicultura al igual que él, y entre ambos comenzará a surgir una atracción mutua. Pero Clive está constantemente angustiado porque nota que alguien le sigue, tal vez policías marroquíes o tal vez agentes del espionaje internacional…
George Ardisson, el actor que encarna a Clive, aparece en el peplum “Hércules en el centro de la tierra” (Mario Bava, 1961). Diana está interpretada por Françoise Prévost, quien tiene un papel menor en „Violación en las aulas“ (Fernando Di Leo, 1969). El español Eduardo Fajardo da vida a Franz. Fajardo intervino en numerosos italo-western durante los años ´60, siendo el “Django” (1966) de Sergio Corbucci el más conocido de éstos. La atractiva Helena es Orchidea De Santis, habitual de las sexycomedias setenteras, y quien también tiene un rol en el interesante thriller “El cerebro del mal” (Sergio Sollima, 1972).
La película, cuyo título original se traduce como “Tu dulce cuerpo para matar”, está dirigida por Alfonso Brescia, quien unos años más tarde se dedicaría a rodar numerosos polizzieschi ambientados en Nápoles y protagonizados todos ellos por el célebre cantante Mario Merola.
FHP, noviembre de 2016