Quando i picciotti sgarrano (a.k.a. “Nettuno e la Mafia”)
Italia, 1978
Director: Romolo Cappadonia
Género: Polizziesco
Guión: Romolo Cappadonia
Intérpretes: Salvatore Giuliano Jr. (Renzo), Romolo Cappadonia (Don Mimì La Motta), Enrica Saltutti (Tinuzza)
Música: Francesco Auditore
Argumento
En un pueblito costero siciliano los pescadores están siendo extorsionados por don Mimì La Motta, jefe de la Mafia local. Éste les coacciona para que le vendan a él los peces a precios de risa. Los pescadores faenan a diario e intentan escapar al control de don Mimì, adentrándose en las aguas más alejadas de la costa. Lo que consiguen pescar allí lo mantienen oculto, para venderlo más tarde a Nicola; un comerciante honesto.
Renzo, el líder de los pescadores, está comprometido con su novia Ledda. Ella le confiesa que está embarazada, y que por tanto la boda no puede postergarse más. Sin embargo, Renzo ya no está enamorado de ella, sino de Tinuzza, otra chica del pueblo. Ambos se citan clandestinamente a diario tras unas rocas en una playa desierta. También dan rienda suelta a su pasión en lo que parece ser la cripta de una iglesia, una pétrea sala subterránea repleta de momias y reliquias. Tinuzza trata de convencer a Renzo de que deje de una vez a Ledda para que ellos puedan vivir como pareja sin necesidad de esconderse. Él promete que hablará con ella, pero cuando esa tarde va a su casa no se atreve a confesarle la verdad; y para ganar tiempo sólo le dice que deberá ausentarse de la localidad por unos días.
Mientras tanto, con la ayuda de su esbirro Malaspina, don Mimì inspecciona el funcionamiento del mercado local. El mafioso se da cuenta de que las ventas han caído, y de que disminuye la cantidad de pescado en circulación. Don Mimì descubre que los pescadores le venden la mercancía a Nicola y ordena que éste sea asesinado. Malaspina lo apuñala en la playa. Algunos pescadores son testigos del crimen, pero no se atreve a denunciar y prefieren mirar hacia otro lado. Son amenazados por los matones de don Mimì.
Una mujer ve cómo Renzo se revuelca en la cala con Tinuzza, y corre a decírselo a Ledda. Ésta, inicialmente incrédula, se cerciora de la traición por sí misma; sorprendiendo a la pareja durante el acto.
Grazia, la amante de don Mimì, comienza a insinuársele a Malaspina; incitándole para que se acueste con ella. Pero el fiel lugarteniente se resiste a traicionar a su jefe. Despechada, Grazia intentará fomentar la discordia entre ambos. Mimí acusa a Malaspina de haberse descuidado, de haber relajado el control de los pescadores. Para poner enmienda a eso, Malaspina ordena a sus hombres que coloquen una bomba en el camión de otro comerciante al que los pescadores venden la mercancía; y también hace que sus matones inutilicen las barcas de los pescadores desfondándolas.
Al pueblo llega un audaz periodista, apellidado Lisi, dispuesto a investigar las extrañas muertes de empresarios del sector pesquero en la región. El reportero sospecha de don Mimí, y está convencido de que él es el cacique mafioso responsable de los asesinatos. El periodista visita a don Mimì para entrevistarlo, y éste afirma que las muertes no son más que “accidentes” debidos a la “fatalidad”. Pero ésto no convence al intrépido Lisi, quien advierte que no descansará hasta averiguar la verdad.
Renzo, por su parte, ha oficializado ahora su noviazgo con Tinuzza y se dispone a crear una cooperativa con los demás pescadores de la región para desafiar así a la Mafia. Pero Renzo ignora que Tinuzza tuvo en el pasado una relación con Malaspina, mano derecha de don Mimí. Mientras éste último busca la forma de librarse del incómodo y entrometido periodista, Malaspina intenta recuperar a Tinuzza a toda costa…
Romolo Cappadonia (sobre éstas líneas) es el director, guionista, encargado de la fotografía y uno de los actores principales de ésta su única película. Tanto su versatilidad como su falta de presupuesto recuerdan a otro peculiar cineasta italiano: Marco Antonio Andolfi – artífice de «El hombre lobo contra la Camorra» (1987).
Comentario
Curioso y atípico polizziesco siciliano, rodado artesanalmente y con cuatro liras, que busca poner de manifiesto con toques de ironía y sarcasmo el proceder explotador de la Mafia; así como la corrupción reinante en la meridional isla italiana. El cinismo hipócrita del que hace gala don Mimí durante todo el metraje resulta amarga y exquisitamente cómico.
Estamos ante un film-denuncia pintoresco y folklorístico con un estilo muy similar al de los polizzieschi napolitanos protagonizados por Mario Merola. Además de escenas típicas de la pequeña localidad pesquera (incluídas las fiestas patronales) también hay secuencias eróticas bastante subidas de tono; que recuerdan a los productos softcore y sexploitation tan e boga en aquella época. Una nota humorística también la pone el cura don Calogero, quien se dedica a espiar a las turistas que toman el sol desnudas en la playa. Los líos de faldas de los personajes (tanto pescadores como mafiosos) y los celos de las mujeres que intervienen en la historia se entremezclan aquí con los temas más “serios” (con las extorsiones y asesinatos), y de una manera u otra todo termina estando interrelacionado (aunque a veces de forma un tanto bizarra).
La película contiene varios momentos memorables. Además de la ya mencionada escena en la cripta hay otra en un cementerio; donde don Mimí y sus esbirros deciden hacer desaparecer el cadáver de una de sus víctimas (enterrando al muerto reciente en la tumba de otro). “Un árbol donde mejor se esconde es en el bosque” dice don Mimí metafóricamente a éste respecto. También es digna de mención la escena en la que don Mimí se reúne con otros padrinos de la Mafia para decidir la suerte de uno de sus hombres; un impulsivo matón cuyo proceder arriesga con poner en evidencia el discreto funcionamiento de la “Onorata società” echando a perder el correcto funcionamiento de los negocios. Los jefes deben determinar si lo eliminan o no; y para ello, de manera ritualista y simbólica, realizan una especie de “votación”: Ésta consiste en en apagar con los dedos el fuego de las velas de un candelabro (Si la mayoría de las velas son apagadas, habrá ejecución). También veremos un duelo con navajas al más puro estilo Curro Jiménez, y el espectacular suicidio de una mujer que se lanza al vacío desde un acantilado.
Como buena película folklorística y localista, gran parte de ella está trufada con diálogos en dialecto (siciliano, en éste caso). El mismo título del film contiene el sicilianismo “picciotti”, que equivale a “ragazzi”; es decir “chicos”. En el contexto en el que está ambientado el largometraje, el término “picciotti” (singular “picciotto”) hace referencia a los miembros del escalafón más bajo de la Mafia. Los “picciotti” equivalen así a los “goodfellas” o a los “wiseguys” de EEUU, a los “buenos muchachos” de la Mafia italoamericana. El título de la película, “Quando i picciotti sgarrano”, podría traducirse literalmente como “Cuando los chicos se pasan de la raya”. También trataron de comercializar la película con el título de “Nettuno e la Mafia” (“Neptuno y la Mafia”).
La película fue íntegramente rodada en Messina y alrededores; y tanto el director como el reparto son unos completos desconocidos. De hecho, el film se consideraba desaparecido hasta hace poco; y en su día su difusión fue prácticamente nula. El director es un tal Romolo Cappadonia, quien además interpreta (muy acertadamente, por cierto) al desaprensivo don Mimí. El elenco de actores es amateur, y ninguno ha trabajado en otras películas con la excepción de una tal Enrica Saltutti; quien interpreta a Tinuzza. Ésta interviene en un par de producciones con títulos como “Atentos… llegan las colegialas” (Giorgio Mille, 1975) o “Perversas tras las rejas” (Gianni Siragusa, 1984). La película más “conocida” en la que ha trabajado es la post-apocalíptica “Los nuevos bárbaros” (Enzo G. Castellari, 1983). Llama la atención que entre los ignotos actores del reparto figure uno llamado “Salvatore Giuliano Jr.” (el que encarna al protagonista Renzo). ¿Tendrá algún parentesco con el famoso bandido siciliano del mismo nombre?
Como curiosidad, la banda sonora a cargo de Francesco Auditore toma “prestadas” melodías procedentes de la música fílmica de otras películas – Concretamente del road-movie “Autostop rosso sangue” (banda sonora del maestro Morricone) y del polizziesco “Due Magnum 38 per una città di carrogne” (músicas de Bruno Nicolai).
FHP, julio de 2016