El Decamerón – Pier Paolo Pasolini, 1971

El Decamerón (V.O. Il Decameron)

Italia, 1971

Director: Pier Paolo Pasolini

Género: Histórica, comedia

Guión: Pier Paolo Pasolini (basado en la obra de Giovanni Boccaccio)

Intérpretes: Ninetto Davoli (Andreuccio), Franco Citti (Ciappelletto)

Música: Ennio Morricone

Argumento

La película está estructurada a base de varios segmentos inconexos entre sí, ambientados en la Nápoles medieval.

El joven Andreuccio, hijo de una importante familia de comerciantes, llega a Nápoles procedente de Perugia con la intención de comprar un caballo. Lleva por lo tanto bastante dinero encima. Una vez en el mercado de la ciudad, una niña le hace saber que hay una chica que quiere verlo. Animado al pensar que además de una compra podrá realizar una conquista, Andreuccio corre hacia la mansión a la que le conduce la niña. Allí al forastero le espera una bella joven. Él está muy ilusionado, pero se lleva un chasco cuando la chica le revela que es su hermana; hija de su padre cuando vivió en Sicilia. La joven explica que ahora está casada con un importante noble allí en Nápoles e invita a Andreuccio a hospedarse en su domicilio mientras permanezca en la ciudad.

Andreuccio se instala allí, sin darse cuenta de que ha caído en una trampa… Pues en realidad la chica no es su “hermana”; la bella siciliana y sus “criados” sólo le han atraído hasta allí para desvalijarlo…

Cuando una vez en sus aposentos pretende ir al baño, Andreuccio cae en un pozo de cloacas (trampa escatológica), y no tiene más remedio que salir de la fortaleza semidesnudo, cubierto de excrementos… y sin su dinero.

Vagando por el monte en ese estado se encuentra con dos bandidos, quienes inicialmente se burlan de él. Cuando Andreuccio les cuenta su historia, ellos comentan: “Da las gracias de no tener ya nada, pues si no te habríamos robado nosotros”. Los bandidos le proponen que les ayude en el próximo golpe; de ese modo al cobrar su parte podrá recuperar el dinero que le robó su “hermana”.

Se trata de saquear la tumba de un obispo, enterrado recientemente en un gran sarcófago de piedra en el interior de la iglesia, junto a todas sus valiosas pertenencias. Andreuccio acepta, y los dos maleantes insisten en que sea él quien trepe hasta el interior del pétreo sepulcro para pasarles los objetos preciosos: Los ricos vestidos, la ostentosa casulla, el báculo de oro… y sobre todo un anillo de rubí. Andreuccio se queda el anillo para sí, y los dos bandidos, indignados, cierran la pesada losa dejándolo encerrado dentro… Pero algo más tarde otros tres ladrones llegan allí con las mismas intenciones y abren la tumba. “Yo entraré” dice uno de ellos, “no hay que tener miedo de los muertos, ellos no nos pueden morder…” y cuando se está metiendo, Andreuccio le da un fuerte mordisco al nuevo intruso; para a continuación salir del sarcófago en el que había quedado encerrado mientras los otros huyen despavoridos…

Cerca de un convento de monjas, unos hortelanos trabajan en el campo. Uno de ellos idea una estrategema para infiltrarse dentro del convento, con la intención de beneficiarse a las monjas y novicias. Se hace pasar por sordomudo y retrasado para que le permitan la entrada. Lo toman como jornalero, y poco a poco su plan va dando sus frutos… El plan le funciona incluso “demasiado” bien, pues hasta las más feas de las monjas desean ser desvirgadas por él. Cuando incluso la anciana madre superiora le insta a que la tome, el hortelano se da por vencido y confiesa que todo era una farsa, que llegó allí no porque buscaba trabajo sino sólo sexo. “¡Milagro, milagro!” exclama la superiora, “¡Nuestro sordomudo ha hablado!”

Otras historias comienzan así:

El marido de Peronella regresa a casa antes de lo previsto y está a punto de sorprenderla en compañía de su amante. Antes de abrirle la puerta a su marido, la mujer esconde a su amante en el interior un gran jarrón…

Ciapelletto es un delincuente que lleva una vida licenciosa. Cierto día parte rumbo al norte al encuentro de dos usureros…

Caterina es una bella adolescente a la que sus padres controlan en todo momento para evitar que ninguno de los jóvenes del pueblo la “deshonre”. La chica tiene a Riccardo como novio, y ambos planean pasar una noche juntos a escondidas de los severos padres de ella…

Elisabetta y su novio Lorenzo son vistos juntos por uno de los hermanos de la joven. Los tres hermanos fingen no haberse percatado de nada ese día, para más adelante atraer a Lorenzo a un paraje solitario en el campo con la intención de asesinarlo, pues quieren “vengar el honor” de su hermana…

Un discípulo del célebre pintor Giotto llega a Nápoles para pintar un fresco en las paredes de una iglesia. En la obra deben estar representados momentos cotidianos de la vida de la localidad. El pintor sale por Nápoles a inspirarse, observando a sus gentes, fijándose en las concurridas plazas y en los abarrotados mercados…

Comentario

El Decamerón de Pasolini, basado en la homónima obra literaria de Giovanni Boccaccio (siglo XIV), está compuesto por una selección de once historias cortas extraídas de la novela. La película está ambientada en Nápoles durante la época medieval y los relatos sueltos contienen anécdotas picantes que giran en torno al amor y el sexo – Siempre con toques cómicos que recuerdan a la picaresca.

Éste largometraje es el primero de la llamada “Trilogia della Vita”, en la que también están incluídas las posteriores “Los Cuentos de Canterbury” (1972) y “La Flor de las Mil y una Noches” (1974) – Igualmente adaptaciones literarias, rodadas con un tono y un estilo similares. (Próximamente también publicaremos las críticas de esos films)

El propósito de “El Decamerón” de Boccaccio era reflejar el erotismo de una forma sana e inocente; fresca, desprovista de culpa y con carácter puramente naturalista. Pasolini intenta realizar una adaptación fiel, pero al mismo tiempo su particular estilo sórdido, oscuro y decadente puede percibirse durante el largometraje. Además, en la obra de Boccaccio los personajes se expresan con un cuidado y elegante lenguaje aristocrático, mientras que en su película Pasolini emplea un dialecto napolitano propio del subproletariado y los bajos fondos.

Pasolini tiene mucho en común con el realizador español Eloy de la Iglesia, el máximo exponente de la vertiente más dramática del cine quinqui. Entre otras cosas, ambos comparten una predilección por emplear actores no profesionales, recogidos de barrios pobres; y que aportaban a las películas ambientadas en esos turbios mundillos un toque hiperrealista sumamente auténtico.

En su película, el propio Pasolini aparece en el rol del pintor discípulo de Giotto. Éste segmento, así como el de Ciapelletto (a quien da vida Franco Citti) son los únicos que se van intercalando a lo largo de la película entre episodio y episodio. El pintor (también un artista, como Pasolini) tiene siempre grandes inspiraciones, e incluso sueños y visiones de cómo debería quedar el fresco que le han encargado. Cuando finalmente la obra está concluída, el pintor/Pasolini hace una poética reflexión (a modo de epílogo): “Para qué realizar una obra, cuando es tan bello solamente soñarla…”

La banda sonora, que incluye como es lógico elementos folklorísticos y melancólicas canciones napolitanas, fue seleccionada por Pasolini bajo la batuta del maestro Morricone.

FHP, marzo de 2016

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