Contrabandistas del Caribe
México/Puerto Rico, 1968
Director: Juan Orol
Género: Gangsters
Argumento
Estamos en la Cuba pre-revolucionaria de los años cincuenta. Joe Lucania es toda una celebridad en los casinos de La Habana. Supervisa el funcionamiento de los hoteles y salas de juego, trabaja como croupier… Y tiene además otra ocupación menos confesable.
Los jefes de la “Combinación”, altos jerarcas del crimen organizado en la isla, notan que alguien les está robando su mercancía. Se dedican a traficar con drogas, usan Cuba y otros puntos del Caribe como centro estratégico de operaciones y sus actividades están siendo saboteadas desde allí mismo.
Mediante una tupida red de informadores, Joe Lucania averigua dónde se producen los siguientes desembarcos de drogas. Pues es él quien ha osado desafiar a los grandes jefes, desbaratando sus operaciones de narcotráfico para apoderarse de la mercancía.
Joe Lucania es muy popular en los glamourosos círculos de la alta sociedad habanera. Pero también es muy querido entre los pobres, pues es un gran benefactor y acostumbra a realizar generosas donaciones. Asimismo, atractivas mujeres buscan su compañía. Entre ellas se encuentra Olga, una bailarina del casino. La chica está fascinada por él, y como le cuenta a una amiga en su camerino, ello se debe a que en el pasado Lucania le salvó la vida. Cuando era una niña, en la Sicilia natal de ambos, Olga estuvo a punto de ahogarse y Joe la rescató. Enterada de que ahora también él está en Cuba, la cabaretera quiere encontrarse con su salvador y ponerse bajo su protección. Pues está siendo acosada por un malvado gángster llamado Larry, uno de los manejan el narcotráfico en el Caribe por cuenta de los grandes jefes de Nueva York.
Antes de que Olga pueda reunirse con Joe Lucania, ella y su amiga son secuestradas por Larry y sus esbirros. Las llevan en lancha a una pequeña isla, pero Olga logra zafarse de sus captores y se tira al mar. Larry la da por muerta, creyendo que se ha ahogado.
Mientras tanto, Lucania y sus hombres interceptan un cargamento de droga. Tras un tiroteo logran reducir a Kid Catano, uno de los traficantes que trabajan para Larry. Descubrimos así que Lucania roba la mercancía de los jefes a modo de venganza, pues ellos trataron de asesinarle hace años en Estambul. Su nombre real es Tony Florino, pero los jefes lo dieron por muerto y él prefirió adoptar una nueva identidad, la de Joe Lucania, para así planear su revancha.
Guarino, el máximo jefe de la “Combinación”, envía a sus pistoleros a La Habana cuando se entera de que Florino/Lucania sigue vivo, y de que es él quien les roba la mercancía.
Por su parte, Joe encuentra a Olga (que sobrevivió y pudo nadar hasta la orilla) y ambos inician un romance…
Comentario
El tema del gangsterismo y la presencia de la Mafia en la Cuba pre-castrista fue tratado con maestría en “El Padrino II” (F.F. Coppola, 1974). Más adelante, Scorsese retrató en “Casino” (1995) el control ejercido por el crimen organizado en el ámbito del juego. Antes que Coppola y Scorsese, el ínclito e inefable Juan Orol ya dedicó una película a esa interesante temática. Pionero indiscutible del cine negro a la mexicana, paradigma del clásico “tipo duro” y émulo de Humphrey Bogart o James Cagney, Orol nos brinda una vez más un film escrito, dirigido, protagonizado y producido por él mismo; para su lucimiento personal en el papel de “gángster bueno” que se rebela contra los grandes jefes de la “Combinación”, por considerarlos demasiado crueles y porque ellos trataron de liquidarlo.
El personaje de Joe Lucania está claramente inspirado en Lucky Luciano (cuyo nombre real era Salvatore Lucania, y quien efectivamente estaba involucrado en el negocio de los casinos de Cuba). Su “alter ego” Tony Florino aparecerá de nuevo en “Historia de un gángster”, filmada al año siguiente; la última película de Orol dedicada al crimen organizado. “La Combinación” alude obviamente a “la Comisión” – el organismo de poder ejecutivo de la Cosa Nostra, plana mayor de las Cinco Familias neoyorkinas.
El personaje de Orol es presentado al inicio por la voz en off de un narrador que nos dice: “Éste es nuestro héroe, un hombre aureolado de cierto magnetismo y rodeado de misterio”… Como siempre, Orol pretendía imbuír a su película de aspectos moralizantes para el público; se caracteriza a sí mismo como un “hombre muy humanitario”, que pese a haber formado parte del crimen organizado actúa contra los grandes jefes – ya que se dió cuenta de que ellos carecen de escrúpulos y se dedican a negocios demasiado criminales como el tráfico de drogas. En las propuestas de Orol, la dicotomía “gángster bueno” vs. “gángster malo” es omnipresente. Y él, como no podía ser de otra manera, se pone en la piel del bandido noble, del fuera de la ley carismático y justiciero, ídolo de las multitudes (y de las mujeres).
Orol, nacido en 1897, contaba ya con 71 años al momento de filmar e interpretar ésta joyita. Aún así su personaje se ve envuelto en varias escenas de acción, persecuciones y tiroteos, es brutalmente golpeado por sus enemigos, debe escapar tras ser atado y reducido. Además, es un playboy consumado.
Olga está encarnada por Dinorah Judith, la última musa de Orol, su quinta esposa y la protagonista femenina de sus películas finales. Poco más se sabe de ésta actriz, sucesora (como “chica Orol”) de las también bailarinas Rosa Carmina o Mary Esquivel. Probablemente era cubana como ellas. Dinorah Judith nació en 1948; la diferencia de edad con su descubridor y marido era por tanto mayor de cincuenta años (!) – Ella ni siquiera había nacido cuando Orol filmó su película más conocida, “Gángsters contra charros”, que es de 1947.
Un recurso visual y estilístico muy empleado, para pasar de una escena a otra, consiste en que los personajes caminan hacia la cámara, de forma que parece que vienen hacia nosotros; y entonces, cuando el actor tapa físicamente la cámara se produce un fugaz fundido a negro que se encadena con la escena siguiente. Eso ocurre unas cuatro veces a lo largo de la película.
En “Contrabandistas del Caribe” también hay espacio para el humor. Cuando uno de los sicarios de Larry muere acribillado, Lucania (Orol) le dice a uno de sus hombres que lo entierre en la fosa y le eche “la bendición”, a lo que el matón responde “¿La bendición? Yo no soy cura, sólo llegué a monaguillo…” En otra escena nuestro héroe le dice a un enano “A ver cuándo creces un poco más” – Sin embargo, como podrán imaginar, los mejores momentos cómicos son los involuntarios…
La película fue filmada en Miami, al igual que “Historia de un gángster” (estrenada al año siguiente). No es descartable que ambos largometrajes fueran rodados de forma paralela para abaratar costos y aprovechar el tiempo. El elenco actoral es casi el mismo.
No hay tantos números musicales como en “Las pasiones infernales” (lo que contribuye a que la película no se haga pesada) y la banda sonora que acompaña los momentos de tensión es bastante decente.
FHP, enero de 2018
[…] pasiones infernales” (1969) o en las más entretenidas “Historia de un gángster” (1969) y “Contrabandistas del Caribe” (1968) – Huelga decir, todas dirigidas por […]
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