El terror de los bárbaros (V.O. Il terrore dei barbari)
Italia, 1959
Director: Carlo Campogalliani
Género: Peplum
Guión: Enimmo Salvi, Gino Mangini
Intérpretes: Steve Reeves (Emiliano), Chelo Alonso (Landa)
Música: Carlo Innocenzi
Argumento
En el año 568 d.C. hordas bárbaras penetran en las comarcas norteñas de la península itálica, arrasando a sangre y fuego todo lo que encuentran a su paso. Son los germanos del rey Alboíno, aliados a los eslavos de Delfo. Los bárbaros, comandados por el caudillo militar Igor, conquistan el poblado de Emiliano y matan a su padre, que era el jefe tribal.
Emiliano jura vengarse, y se marcha a las montañas para resistir a los invasores. Al principio pocos tienen el valor necesario para acompañarle, pero poco a poco muchos jóvenes de su pueblo se le unen, formándose un numeroso grupo de guerreros rebeldes. Junto a Emiliano también parte su prima Sabina.
El rey bárbaro Alboíno se establece en los territorios que ahora se conocen como Lombardía, y planea nuevas campañas militares. En su corte, las fiestas son amenizadas por la atractiva bailarina Landa, que es hija del eslavo Delfo, uno de los hombres de confianza del monarca godo. Landa es pretendida por Igor, el fiero jefe militar, pero éste sólo recibe de ella una calabaza tras otra.
Igor no sólo desea poseer a Landa, sino también convertirse en el heredero de las tierras y riquezas de su padre Delfo, quien no tiene hijos varones.
Mientras Alboíno prepara la conquista de Milán y Pavía, Emiliano se dedica a hostigar a las tropas bárbaras. Oculto su rostro con una máscara de lobo, se lanza con furia salvaje sorprendiendo a los enemigos en sus campamentos, y provocándoles un pánico supersticioso. Entre los bárbaros se corre la voz de que “un monstruo” anda suelto por las montañas. Pero el temible Igor sospecha que se trata de la estratagema de uno de los guerreros autóctonos.
Igor, desde Verona, decide mandar a Delfo y sus hombres al valle de Fais, donde se ha establecido el foco de resistencia de los italos y donde siembra el terror el “monstruo”. El jefe militar de Alboíno espera que el eslavo caiga allí en combate para poder forzar a su hija a casarse con él. Igor envía también a su lugarteniente Svevo como espía, no sin antes sugerirle que se deshaga de Delfo si encuentra el momento oportuno para ello (durante un combate con los enemigos, por ejemplo).
Una vez en el valle de Fais, los bárbaros construyen una fortaleza. Emiliano y los suyos vigilan a los intrusos manteniéndose siempre alerta. Sería óptimo estar al corriente de los planes de los bárbaros, y para ello alguien debería infiltrarse en el fortín de los invasores. A Sabina se le ocurre que una buena oportunidad para hacerlo sería en el mercado que allí semanalmente tiene lugar. La chica acude como vendedora, tratando de conseguir información de los centinelas sobre sus proyectos. Uno de los guerreros bárbaros intenta violarla; pero es salvada por Landa, quien presencia la escena y detiene al agresor.
En vista de que los italos (con la ayuda del “monstruo”) continúan su resistencia, Svevo ordena represalias sobre la población civil, saqueando las cosechas de los lugareños para repartirlas a sus tropas. Sin embargo, el grupo de proscritos de Emiliano crece cada día más.
Landa acostumbra a cazar ciervos en los alrededores de la fortaleza comandada por su padre. Una tarde de tormenta cae en una de las trampas que los rebeldes colocan para los animales del bosque. Es encontrada poco después por Emiliano y Sabina. Esta última la reconoce como la mujer que intercedió por ella, y le pide a su primo que le conceda la libertad. Emiliano acepta, si bien con frialdad y desprecio, dejándola marchar. Landa ha quedado prendada ante la imponente presencia del italo y espera volver a verlo. No se cree que él sólo sea un humilde leñador, como Emiliano asegura.
Pocos días después, Emiliano es apresado por los bárbaros; quienes por su constitución física sospechan que se trata del “monstruo” que ha causado estragos en sus tropas. Emiliano es llevado al interior del fortín enemigo, lo torturan y crucifican para que confiese. Como se niega a hablar, Svevo ordena su inmediata ejecución. Pero Landa interviene salvándolo, recordándole a su padre Delfo que sus leyes no les permiten matar a un hombre capturado si no están seguros de que es culpable.
Se decide pues que el musculoso autóctono sea sometido a unas pruebas para conquistar su libertad…
Comentario
Ameno peplum repleto de aventuras e interpretado por el hercúleo Steve Reeves, culturista de la vieja escuela. (En la versión original su personaje en éste film se llama “Emiliano”, pero circulan versiones en inglés o alemán donde su nombre es “Goliath”).
Reeves, cuyo papel más conocido en el cine italiano de “espada y sandalias” es el “Hércules” de Pietro Francisci (1958), interpreta en ésta ocasión a un heróico caudillo tribal del norte de Italia que resiste a las invasiones bárbaras en el siglo VI de nuestra era. La película, de marcada tendencia épica, nos muestra las virtudes del valor, el honor y la camaradería; brillantemente encarnadas en el personaje de Emiliano. Merece ser destacada la escena en la que arenga a los supervivientes de su pueblo, tras la devastación provocada por los invasores. La mayoría de los lugareños son un hatajo de cobardes, unos pusilánimes que carecen de espíritu. Tienen miedo a las represiones y a la muerte; prefieren someterse, a cambio de que los dejen relativamente tranquilos. Prefieren vivir de rodillas que morir de pie, con las armas en la mano. Pero Emiliano les anima a combatir al enemigo y a liberar sus tierras, pues “todos tenéis a alguien a quien vengar”. Gracias a su carisma y a su ejemplo, el pequeño grupo va convirtiéndose en un nutrido ejército.
El maligno conspirador Igor, por su parte, intentará abrir fisuras en la alianza entre germanos y eslavos con miras a convertirse él en el máximo líder de todos los bárbaros invasores de Italia.
Emiliano es un auténtico berserker, en el sentido original del término (Los berserker eran antiguamente los guerreros que atacaban cubiertos con la piel de un animal, para aterrorizar a los sorprendidos enemigos, que creían que se les echaba encima una criatura mitad humana mitad bestia. De ahí provienen, probablemente, los mitos de los licántropos).
En una de las pruebas a las que someten los bárbaros a Emiliano, vemos como éste impide con el poder de sus músculos ser descuartizado por dos caballos; cada uno atado a uno de sus brazos y moviéndose en direcciones opuestas.
El romance que va fraguándose entre Emiliano y Landa, hija de uno de los jefes bárbaros, resulta reminiscente del que puede verse en “Agi Murad, il diavolo bianco”(Riccardo Freda, 1959) – Otra recomendable película protagonizada por Steve Reeves, ambientada en el marco de los conflictos decimonónicos del Imperio Ruso con los pueblos del Cáucaso. En ambos casos se trata de amores imposibles, entre miembros de bandos en guerra. Y como es de esperar, los compañeros de armas de Emiliano verán con recelo esa relación.
Landa, una arquetípica feme fatale de exótica belleza, está interpretada por la cubana Chelo Alonso; habitual de peplums italianos de la época quien algo más tarde tendría un papel secundario al comienzo del mítico western “El Bueno, el Feo y el Malo” (Sergio Leone, 1968).
FHP, abril de 2016
[…] está su compatriota Chelo Alonso, bailarina e intérprete que tuvo el principal rol femenino en “El terror de los bárbaros” (Carlo Campogalliani, 1959), donde compartió cartel con Steve […]
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[…] y bailarina cubana, a la que ya vimos compartiendo cartel con Steve Reeves en la muy recomendable “El terror de los bárbaros” (Carlo Campogalliani, 1959), interpreta a la aviesa pero escultural reina […]
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