Más negro que la noche – Carlos Enrique Taboada, 1975

Más negro que la noche

México, 1975

Director: Carlos Enrique Taboada

Guión: Carlos Enrique Taboada

Intérpretes: Claudia Islas (Ofelia), Susana Dosamantes (Aurora), Helena Rojo (Pilar), Lucía Méndez (Pilar)

Música: Raúl Lavista

Género: Terror

Argumento

En el prólogo del film escuchamos cómo una anciana señora (cuyo rostro nunca nos es mostrado) cuida y acaricia a un gato negro llamado Bécquer. La solitaria mujer, que vive en una gran mansión, le tiene mucho cariño al animal. Una noche, cuando la anciana se sienta en su mecedora para tejer, le sobreviene un brutal espasmo y muere; a consecuencia de lo que parece ser un ataque cardiaco. Al gato, maúlla sobresaltado, se le erizan los oscuros pelos…

La joven Ofelia reside en un piso compartido. Sus compañeras son Aurora, Marta y Pilar;  chicas modernas de ciudad al igual que ella. Cierto día Ofelia recibe una carta con una citación notarial. La preocupada joven acude acompañada con una de sus amigas. El notario hace saber a la muchacha que ha recibido una herencia: Su tía Susana, recientemente fallecida, la ha nombrado heredera universal, legándole su mansión y los terrenos que la circundan. Ofelia se extraña de que precisamente su tía Susana le deje su herencia, “Ella nunca me quiso”. El notario explica que ella es la única pariente que quedaba. Y añade además, que la herencia tiene una pequeña “cláusula”, una condición; que más bien es un ruego. La fallecida solicita a su sobrina que cuide del “ser que más quiso en éste mundo”: Su gato Bécquer. Ofelia acepta sin mayores objeciones.

Junto a la heredera se mudan también sus tres amigas. Las jóvenes llegan a la retirada mansión (que Ofelia recuerda vagamente de su infancia), y una siniestra criada les abre la puerta: Sofía trabajó devotamente para la difunta durante toda su vida. La madura sirvienta se muestra áspera y fría hacia las recién llegadas. Las chicas se van instalando en la vieja y enorme casa, llena de antigüedades y recuerdos. Pilar decide quedarse en la habitación de la muerta. Ofelia pregunta por Bécquer, y la criada responde que desde que murió su dueña acostumbra a ocultarse durante el día, y que se comporta de una manera muy “extraña”. “Y de qué color es el gato?” pregunta Ofelia. Con tono lúgubre responde Sofía: “Negro. Más negro que la noche…”

Aurora y Pilar odian a los gatos. A Marta le son indiferentes y Ofelia parece ser la única que tiene interés en encontrarlo para cuidar de él. Se siente moralmente responsable ante su fallecida tía. Aurora trae consigo una jaula con un canario al que quiere mucho.

Esa noche Pilar comienza a sentir algo inquietante en el ambiente. Un penetrante “perfume de nardos”, crujidos en los gastados suelos de madera, puertas que chirrían y una butaca que parece mecerse sola… Cuando la joven se levanta de la cama a echar una vistazo a la mecedora, se espanta al descubrir allí a Bécquer…

Al día siguiente las chicas se dedican a explorar la casa, encontrando en el sótano vestidos de épocas pasadas de la difunta señora (a la moda de los años ´20). Entre otras cosas hallan un viejo baúl, en el que se guardaba desde hace muchas décadas un vestido de novia. La tía Susana nunca se casó, murió siendo una solterona, pero al parecer en su juventud estuvo a punto de desposarse. Ofelia, que está comprometida con su novio Pedro, es animada por sus amigas para que tome el vestido para ponérselo cuando llegue el día de su boda.

Por la noche, Pedro llega para visitar a su novia. Mientras, Aurora pasea por el jardín y empieza a escuchar una voz de mujer mayor, nítida aunque lejana, que llama con insistencia a Bécquer… Primero cree que debe haber sido la criada Sofía, pero ésta asegura que no salió de la cocina. Más adelante, cuando Pedro se marcha y todas duermen, una silueta entra en la habitación de Ofelia… una mano huesuda emerge de las sombras para acariciar a Bécquer, que reposa allí en un sillón. Después, la espectral figura toma el vestido de novia nunca usado que Ofelia había depositado en el mismo sillón y desaparece de allí con tanto sigilo como entró…

A la mañana siguiente, las chicas encuentran el blanco vestido carbonizado entre las humeantes leñas de la chimenea… Una vez más sospechan de Sofía, a quien algunas de las muchachas ya comienzan a apodar “la bruja”. Sin embargo, Ofelia no está tan convencida de su culpabilidad “Cómo sabría ella que el vestido estaba en mi habitación?”

Aurora descubre la jaula de su canario abierta y por los suelos; el ensangrentado pajarito muerto yace cerca de allí. “Ha sido ese maldito gato…” dice la muchacha llena de rabia y pesar. Bécquer vuelve a desaparecer, y ésta vez su ausencia se prolonga varios días, mucho más de lo habitual. Ni siquiera viene ya a comer. Sofía imagina que el gato se esconde y no se atreve a regresar porque sabe que hizo algo muy grave y tiene miedo del castigo.

Esa noche Aurora vuelve a escuchar sonidos inquietantes. Pero ésta vez no se trata de una mujer llamando a Bécquer, como en el jardín, sino de sollozos entrecortados, angustiosos y terribles…

Al día siguiente, cuando Ofelia regresa de la ciudad con Pedro, sus amigas la esperan con rostros sombríos: “Encontramos a Bécquer… muerto en el sótano”. El gato se quedó atrapado allí y murió de hambre y de sed. “Sin darnos cuenta lo dejamos encerrado” dicen Pilar y Aurora.

Marta se queda absorta, observando el retrato de la antigua dueña de la casa: “Estoy pensando qué haría la tía Susana si lo supiera…”

Comentario

La tercera película de la tetralogía del terror gótico de Carlos Enrique Taboada es una contribución del director mexicano al subgénero de las “casas encantadas”. Del mismo modo que en “Hasta el viento tiene miedo” (1968), un alma en pena no encuentra el descanso en el Más Allá y regresa en forma etérea a los lugares que frecuentó en vida. Pero ésta vez no se trata de una joven alumna suicida, sino de una vieja y solitaria señora cuyo “amor a los animales” sobrepasa las fronteras de la muerte…

Bécquer es el “nexo” que la anciana fallecida tiene con el mundo de los vivos. Pero su desaparición, lejos de terminar con los sobrenaturales espantos, no hará más que incrementarlos. Las responsables de que la “cláusula notarial” no se cumpliera, las que siempre odiaron al negro gato, son las primeras que tienen motivos para sentirse inseguras. “Qué haría tía Susana si lo supiera…” La venganza de la difunta no se hará esperar…

La bella rubia Claudia Islas interpreta a la protagonista Ofelia. En su trayectoria puede observarse una participación en numerosas telenovelas. Lo mismo puede decirse de su compañera de reparto Susana Dosamantes, que da vida a Aurora.

Como es el caso de los dos terroríficos clásicos anteriores de Taboada, también de “Más negro que la noche” se perpetraría en tiempos recientes (2014) un infumable remake.

FHP, 2016

5 comentarios en “Más negro que la noche – Carlos Enrique Taboada, 1975

Replica a Veneno para las hadas – Carlos Enrique Taboada, 1984 | alucinecinefago Cancelar la respuesta