Holocaust 2000
Italia, 1977
Director: Alberto De Martino
Guión: Sergio Donati, Alberto De Martino
Intérpretes: Kirk Douglas (Robert), Agostina Belli (Sara), Simon Ward (Angel)
Música: Ennio Morricone
Género: Thriller, terror
Argumento
El ejecutivo Robert Caine es responsable de una planta de energía nuclear que está por ser construída en un país de Oriente Medio. Su proyecto cuenta con el apoyo del gobierno de ese estado, pero los ciudadanos se oponen por considerarlo demasiado peligroso y contaminante. El propósito de Robert es suministrar mediante energía termonuclear suficiente electricidad para todos los países en vías de desarrollo.
Durante el viaje al desierto en el que está por ser construída la planta, Robert conoce a una atractiva fotógrafa y reportera llamada Sara Golan. Juntos van a una cueva y ella le muestra allí una inscripción en las paredes de la gruta donde puede leerse “IESVS”. Sara le explica que en los primeros tiempos del Cristianismo un profeta tuvo allí una visión apocalíptica según la cual el fin del mundo daría comienzo en aquellas tierras. La chica toma además unas fotos de Robert allí en la cueva.
Poco después, una celebración tiene lugar en el palacio del primer ministro. Los más destacados personajes de la política y las finanzas acuden al evento. Entre los asistentes también se encuentran Robert, su mujer Eva y Angel, el joven hijo de ambos. Robert es muy popular allí dentro, pero fuera, a las puertas de la villa, decenas de manifestantes protestan sin descanso coreando eslóganes contra la construcción de la planta nuclear.
Un misterioso individuo con aviesas intenciones se cuela en la fiesta. Armado con un puñal se dispone a asesinar a Robert, pero su hijo le advierte a tiempo del peligro de forma que puede esquivar la cuchillada. Sin embargo, su mujer Eva es herida de muerte durante el forcejeo entre Robert y el intruso. La mujer fallece poco después allí mismo, en presencia de su esposo y de su hijo.
Durante el entierro de Eva reaparece Sara para darle su pésame al viudo. La fotógrafa le entrega en esa ocasión una de las fotos que tomó de él en la cueva. Allí puede verse en la pared una sobrecogedora imagen que en aquel momento no les había llamado la atención: Un monstruo de aspecto draconiano, una especie de leviatán, con numerosas cabezas… Sara, quien considera que existe una relación entre el proyecto nuclear de Robert y las antiguas profecías, está convencida de que la siniestra criatura plasmada en el fondo de la fotografía es una “señal del destino”.
Las autoridades no están seguras si el asesino actuó por cuenta propia o si realizó el atentado por encargo. Lo cierto es que el individuo está completamente enajenado, y lo han recluído en un manicomio criminal. Allí acude a visitarlo Robert, deseoso de esclarecer las causas que provocaron la muerte de su esposa. El asesino, un fanático que parece estar muy infuenciado por las profecías apocalípticas, reacciona con agresividad y comienza a golpear a todos los presentes. Recoge del suelo los cristales rotos de las gafas de uno de los guardias y procede a rajarse con ellos las venas.
Angel ha decidido ayudar a su padre en el desarrollo de su proyecto. Pero un nuevo contratiempo se presenta: Ha llegado al poder un nuevo primer ministro, y éste se opone a los planes de desarrollo termonuclear en los que Robert está trabajando. Aludiendo a motivos de seguridad, el recién elegido Harbin intenta cancelar el proyecto y presenta un informe negativo. Frustrados pero dispuestos a no claudicar, Robert y su hijo recurren al prestigioso científico Ernst Meyer. Éste premio Nobel debe avalar con sus teorías que la construcción de una planta nuclear en el desierto no reviste peligro alguno.
En un cerebro electrónico equipado con las más modernas tecnologías, Meyer introduce los datos que Robert le ha proporcionado. El super-ordenador escupe una extraña fórmula, que los expertos inicialmente no son incapaces de desentrañar: 2V231.
Sentado en un avión, Robert examina el papel con la misteriosa fórmula, preguntándose qué querrá decir. Junto a él se encuentra otro pasajero que tiene una respuesta para esa incógnita: El cura se percata de que 2V231 visto del revés puede leerse como IESVS. Al estar el nombre de Jesús invertido, esa fórmula debe ser interpretada como una alusión directa al Anticristo.
Más tarde, en casa del sacerdote, Robert observa en uno de sus libros sobre el Apocalipsis una imagen idéntica a la del monstruo que aparece tras él en la fotografía de la cueva. Robert cree todavía que todo ello no son más que una serie de coincidencias, y continúa empecinado en seguir adelante con su proyecto. Mientras tanto, inicia una relación con la bella Sara, quien es más o menos de la edad de su hijo. Descubrimos que éste tenía una mala relación con su madre, y Robert le explica que a Angel que él tenía originalmente un gemelo que murió al nacer. Eva, por ello, no trató con el suficiente cariño a Angel por considerarlo inconscientemente “culpable” de haber sido el único en sobrevivir.
Poco después Robert y Sara tienen la ocasión de presenciar en directo el espeluznante “accidente” en el que pierde la vida el primer ministro Harbin. Al mismo tiempo, el científico Meyer desaparece sin dejar rastro…
Comentario
Antes de la catástrofe de Chernobil y mucho antes de la de Fukushima, ya se atisbaban en el horizonte las consecuencias nefastas que podía traer consigo el uso irresponsable de algo tan delicado como la energía nuclear. Esa temática de concienciación ecológica, unida a las arcanas (pero siempre actuales) profecías apocalípticas, dan como resultado ésta interesante película de Alberto De Martino – vagamente inspirada también en “The Omen” (Richard Donner, 1976).
El ingeniero Robert va dándose cuenta con espanto creciente de que su proyecto nuclear está efectivamente relacionado con el próximo fin de los tiempos. Y de ser un científico escéptico partidario del empirismo más pragmático, irá comprobando por sí mismo que las “señales del destino” no deben ser tomadas a la ligera… Y lo que aún es peor: Su propio hijo tiene un rol fundamental en el caos que se cierne sobre todos ellos.
Merecen destacarse particularmente las escenas oníricas del desierto, donde en una atmósfera pesadillesca se nos muestra el paralelismo existente entre el mítico leviatán y las modernas torres termonucleares. Ambas figuras son agentes de la destrucción, monstruos con el potencial de devastar la Tierra. También es digna de mención la segunda escena en el manicomio, o aquella en la que las hélices de un helicóptero le cercenan media cabeza a un popular pero desafortunado político…
A principios de los años ochenta, se rodarían en Italia numerosas películas del subgénero post-apolíptico; a raíz del éxito internacional de “Mad Max” (George Miller, 1979). El film que hoy reseñamos puede calificarse, por su parte, de pre-apocalíptico. El desastre aún puede ser evitado, o al menos postergado algún tiempo más. Pero los oscuros poderes ocultos que buscan siempre “auto-cumplir” sus propias profecías siguen al acecho, trabajando sin descanso para hacer realidad por la fuerza sus delirios mesiánicos más insensatos…
Robert está brillantemente interpretado por el célebre y pronto centenario Kirk Douglas, protagonista de la monumental “Espartaco” (1960) de Stanley Kubrick. La hermosa Agostina Belli, quien como de costumbre nos deleita en algunas escenas con su desnudez, da vida a la fotógrafa Sara. Agostina Belli, sex-symbol de la Italia setentera, aparece en la excelente “La notte dei diavoli” (Giorgio Ferroni, 1973), una historia que combina terror gótico con folklore eslavo. También la vimos en el memorable thriller “Revolver” (Sergio Sollima, 1973) o en “Sepolta viva” (Aldo Lado, 1973).
Como muchos directores italianos, Alberto De Martino era aficionado a adaptar a su manera grandes éxitos procedentes del otro lado del Atlántico. Del mismo modo que ésta “Holocaust 2000” fue inspirada por “La Profecía”; De Martino también realizó “L´Anticristo” (1974) basándose en “El Exorcista” (William Friedkin, 1973) y “Il Consigliori” (1973) aprovechando el renombre de “El Padrino” (F.F. Coppola, 1972).
La banda sonora fue compuesta por Ennio Morricone, y durante los títulos de crédito llaman la atención unas imágenes de guerras y hambrunas (se nos sugiere que sería ésta la consecuencia de una catástrofe nuclear) muy reminiscentes del dantesco preámbulo de “Quién puede matar a un niño” (Narciso Ibáñez Serrador, 1976).
FHP, noviembre de 2016