El Televisor
España, 1974
Director: Narciso Ibáñez Serrador
Género: Suspense, tragicomedia
Argumento
Enrique es un hombre sencillo de mediana edad que trabaja de empleado en un banco en el Madrid de comienzos de los años setenta. El abnegado padre de familia se ha sacrificado siempre para que a los suyos no les faltara de nada. Su empleo como oficinista consume la mayor parte de su tiempo. Diligente y muy ahorrador, ha procurado que su mujer y sus hijos tengan a su alcance todas las comodidades que su sueldo permite: Un buen piso, una lavadora, electrodomésticos… “En realidad todo es mediocre. Pero como Enrique también lo es, no se da cuenta” nos explica el narrador.
Pues el buen Enrique es un hombre simple y gris, consumido por una vida rutinaria y monótona. Tiene, sin embargo, una gran aspiración en la vida; un gran sueño que ansía cumplir algún día: Comprarse un televisor a color, un televisor que no sea «uno cualquiera», sino el último modelo; el más moderno y el de mejor calidad. Nunca ha querido ir a ver la televisión a casa de los vecinos, como hacían su mujer y sus hijos, porque prefiere pacientemente esperar a poder comprarse su propio aparato…
Tras varios años ahorrando, finalmente llega el gran día. Enrique puede comprarse el televisor que tanto ha anhelado. Su esposa Susana se alegra de verlo tan contento. A la mañana siguiente, que es domingo, Enrique ha puesto el despertador para levantarse temprano; pues no quiere perderse la carta de ajuste. Incluso se viste elegantemente de traje y corbata, sentándose con sacramental solemnidad en el sofá dispuesto a no perderse un segundo de emisión.
Susana y los hijos, Quique y Julita, van a salir a misa; pero en lugar de acompañarles como cada domingo Enrique prefiere seguir la retransmisión de la misa desde casa. A Enrique le gustaría que su familia se quedara todo el día con él ante el televisor, pero su esposa e hijos tienen otros planes.
Cuando Susana regresa por la noche, Enrique sigue mirando la televisión, casi hipnotizado; no ha comido en todo el día. Susana cree que esa fascinación entre infantil y enfermiza que siente su marido ante la novedad de poseer un televisor irá decreciendo próximamente… Pero se equivoca.
Al día siguiente, lunes, Enrique pide permiso a su jefe en la oficina para salir unas horas antes del trabajo: “Es que mi mujer no se encuentra bien, va a venir el médico y quiero estar con ella…” El director del banco le concede incluso dos días libres, pues es su mejor empleado y nunca antes había pedido un favor. En realidad, Enrique lo que quiere es seguir viendo la televisión: Un hábito que poco a poco se va convirtiendo en algo tan vital para él, en algo tan imprescindible, como el oxígeno que respira…
Comentario
Éste sublime mediometraje de algo más de una hora de duración no es, como podría pensarse, un episodio tardío de las sesenteras „Historias para no dormir“ sino una producción independiente de la famosa serie dedicada al terror y el suspense.
Chicho Ibáñez Serrador retrata magistralmente cómo se va transformando la vida de un hombrecillo que se convierte en adicto a la televisión: Ya no escucha a su familia, ya no le interesa salir de casa (ni siquiera para ir a trabajar)… No se despega de la pantalla en todo el día y todo lo demás le es indiferente.
“El Televisor” es una tragicomedia de suspense que comienza con bastante humor negro, sarcástico y paródico; y que va adquiriendo, conforme avanza la historia, tintes cada vez más agobiantes de pesadilla kafkiana. Enrique se sumerge en una espiral de locura, ya no es capaz de diferenciar la realidad de la ficción. El paulatino e hiperbólico delirio del teleadicto amenaza con destruir su vida y las de sus seres queridos…
La película, que realiza una sutil crítica social, no está ni mucho menos desfasada: Hoy podría rodarse perfectamente un film análogo a modo de “remake” – Mostrando las consecuencias del abuso de teléfonos móviles “smartphone”, por ejemplo.
No cabe duda de que la televisión, consumida de forma excesiva, mucho más que “informar” o “entretener” contribuye a incrementar los niveles de aborregamiento y estupidización de las masas. Hoy mucho más que en 1974. Y la visionaria propuesta de Chicho adquiere un carácter casi profético, si tenemos en cuenta los niveles de bajeza, inmundicia y adoctrinamiento presentes en la televisión actual.
Enrique al psiquiatra: “Hace ya unos días que me dí cuenta, pero ya era demasiado tarde… Todo lo que sale por aquí (el televisor) es mentira o es maldad”
Psiquiatra: “Durante algún tiempo tiene usted que dejar de ver televisión“
Enrique: „No puedo…“
Psiquiatra: „¿Por qué?”
Enrique: “Porque ya no sé pensar (…) El televisor piensa por mí.”
El gran Chicho Ibáñez Serrador, con sus inolvidables “Historias para no dormir”, es uno de los pocos que ha dedicado su vida a hacer televisión de calidad en España.
Su padre Narciso Ibáñez Menta interpreta una vez más al protagonista de éste episodio.
FHP, marzo de 2016
[…] de la frivolidad” (1967), “N.N. 23” (1965), “El guión” (1970), “El televisor” (1974) y “Los bulbos” (1974) – ésta última, producción […]
Me gustaMe gusta
[…] comicidad bizarra de esa familia tan disfuncial se asemeja bastante a la de “El Televisor” (Narciso Ibáñez Serrador, 1974) – De la misma forma que en el film checo la mujer se obsesiona […]
Me gustaMe gusta
[…] Recuerda ésto de manera sutil al excelente mediometraje de Narciso Ibáñez Serrador titulado “El Televisor”, donde un gris y corriente burgués se ve envuelto en una espiral de locura a causa de su adicción […]
Me gustaMe gusta
[…] nos demostró que era un auténtico visionario. Uno de los episodios que más me impactó fue “El televisor”, protagonizado por su padre Narciso Ibáñez Menta, colaborador habitual suyo (y muy célebre en […]
Me gustaMe gusta