Cani arrabbiati (a.k.a. «Semáforo rojo») – Mario Bava, 1974

Cani arrabbiati (Perros Rabiosos) a.k.a. «Semáforo Rojo» a.k.a. «Rabid Dogs»

Italia, 1974

Director: Mario Bava

Género: Thriller, road movie

Guión: Alessandro Parenzo

Intérpretes: George Eastman (Trentadue), Maurice Poli (Dottori), Don Backy (Bisturi), Riccardo Cucciola (Riccardo)

Música: Stelvio Cipriani

Argumento

Cuatro delincuentes llevan a la práctica el atraco que han planeado: Se trata de asaltar a las puertas de una fábrica a los que traen el sueldo semanal de la nómina para los empleados. La banda, cuyos integrantes están fuertemente armados, no escatima en el uso de la violencia; dos vigilantes mueren durante el intercambio de disparos, y uno de los trabajadores es asesinado al resistirse a soltar la bolsa con el dinero.

Los delincuentes toman el botín y se dan a la fuga en un coche robado. Uno de ellos es alcanzado en el cuello por los tiros de la policía y muere instantes después. Tratando de evadir a las autoridades los tres criminales restantes se introducen en un garaje con la intención de cambiar de coche. La policía les pisa los talones, y para poder escapar toman dos mujeres como rehenes. A uno de los delincuentes se le “va la mano”, rajando fatalmente el cuello de la chica que tenía agarrada. Los agentes deciden dejarlos marchar para que no maten también a la otra…

No lejos de allí y al mismo tiempo, un hombre conduce por las calles con un niño de unos cinco años dormido en el asiento trasero. Cuando está parado ante un semáforo en rojo, es abordado por los tres atracadores, que buscan cambiar una vez más de vehículo y salir de la ciudad.

Los delincuentes y la mujer que han tomado como rehén se suben al coche; el hombre y su pequeño hijo se convierten así en rehenes también. “¿Qué le pasa al niño? Está pálido como un cadáver…” dice uno de los bandidos. Riccardo, que así se llama el conductor, les dice que su hijo está gravemente enfermo, y que lo estaba llevando al hospital. Ruega a los criminales que le permitan hacerlo, pero éstos no se dejan ablandar. La máxima prioridad tras el sangriento atraco es escapar a un lugar seguro.

El sanguinario trío está compuesto por “Il Dottore” (que como su apodo hace suponer es el jefe de la banda), “Bisturí” (quien porta siempre consigo una afilada navaja) y “Trentadue” (“Treinta y dos”, así llamado por la longitud de cierta parte de su cuerpo, como le hará ver más adelante a la mujer que llevan consigo).

El niño dormita sin percatarse de lo que está sucediendo. La rehén Maria trata de mantener la calma, pero cuando en la radio escucha la noticia del atraco y las muertes ocasionadas, incluída la de su amiga, estalla en un ataque de histeria. Riccardo, por su parte, se mantiene muy calmado al volante. La sangre fría del preocupado padre levanta las suspicacias del Dottore. Éste ultimo es el más mayor, el más inteligente y el más reflexivo – por algo es el líder de la banda. Los otros dos, Bisturí y Trentadue, son unos psicópatas natos, hiperviolentos, crueles e impredecibles – Pero obedecen a su jefe sin rechistar.

La angustia de Maria y Riccardo se incrementa a cada instante. Il Dottore tiene en mente un arriesgado plan para alejarse del lugar donde han cometido el espectacular atraco. Por el momento han logrado salir de la ciudad y despistar a la policía, pero cruzar con éxito los varios puestos de bloque en la carretera será mucho más difícil…

Comentario

“Cani arrabbiati” (o “Perros rabiosos”) es un trepidante road-movie repleto de suspense y violencia del que guardo un muy buen recuerdo desde que lo viera por vez primera hace unos 8 años. Se trata de una de las últimas películas de Mario Bava, el maestro del terror gótico a la italiana. Para la realización del film, Bava contó con la ayuda de su hijo Lamberto (quien más adelante dirigiría sus propias películas).

Otros “perros”, como los “de paja” de Peckinpah o los “de reserva” de Tarantino, palidecen ante éste contundente tour de force nihilista. Huelga decir que tampoco los “Perros callejeros” de De la Loma están a la altura de los rabiosos canes de Mario Bava – quien con ésta obra maestra se despidió del cine a lo grande.

La película es sumamente tensa, los personajes están muy bien construídos y las actuaciones son más que convincentes. El guión está escrito de forma que el interés de la trama no decae en ningún momento y cuenta incluso con un viraje imprevisto con final sorpresa… Técnicamente el film es muy superior a otras producciones de temática similar, y los brillantes trabajos de cámara y fotografía están realizados con el máximo esmero.

El argumento es simple: Tras el atraco que acaban de perpetrar, unos delincuentes se hacen con un coche tomando a una mujer y poco después también a un hombre y a un niño como rehenes. Para poner a salvo el botín y escapar de la policía están dispuestos a cualquier cosa…

Mucho más importante que las escenas de acción, tiroteos y persecuciones (como cabría esperar teniendo en cuenta la historia) es la tensión dramática creciente en el interior del claustrofóbico automóvil; así como la profundidad y la riqueza en matices de los personajes, la intriga de lo que va a suceder a continuación y el terror que acongoja a los rehenes. A lo largo del metraje la violencia no suele ser explícita, pero aún así la sensación de que “algo va a pasar” está omnipresente; y ello, el sugerir más que el mostrar, es precisamente lo que consigue hacer el film tan perturbador y cautivador al mismo tiempo.

Temáticamente es posible encontrar similitudes entre el género español del cine quinqui y la película que nos ocupa – si bien los delincuentes no son aquí retratados como simpáticos inadaptados marginales víctimas de la cruel sociedad y/o de las drogas (como suele ser el caso en las ibéricas propuestas de De la Loma y De la Iglesia), sino como monstruos feroces y sin escrúpulos, criminales sádicos que no titubean en emplear la máxima brutalidad mientras disfrutan con el sufrimiento ajeno. Tras el visionado de la película, no hay ganas de emular a éstos rastreros antihéroes; seres despreciables por los que sólo es posible sentir rechazo y repulsión. Aún así, Bava no cae en la trampa de establecer polarizaciones simplistas de “buenos vs. malos” – pues como se verá en el genial final, no todo es lo que parece…

“Cani arrabbiati” bebe pues de la misantrópica “The last house on the left” (1972) y de los muchos títulos inspirados por esa opera prima de Wes Craven: Gran cantidad de films ricos en violencia y bajos en presupuesto que proliferaron durante los años setenta y primeros ochenta, poniéndose de moda especialmente en Italia. Esas películas siempre seguían un esquema análogo, muy sencillo y al mismo tiempo muy efectivo: Un grupo de delincuentes, tras perpetrar un robo o atraco, toma unos rehenes a los que aterroriza. La acción podía desarrollarse en una casa (de forma estática) o en un coche (en movimiento), transformándose así en una road-movie, como es el caso de los “Cani arrabbiati” de Bava. Otros ejemplos muy bien logrados de éste subgénero vendrían a ser “Autostop Rosso Sangue” (Pasquale Festa Campanile, 1977) con Franco Nero y Corinne Cléry; o “La settima donna” a.k.a. “The last house on the beach” (Franco Prosperi, 1978) con Florinda Bolkan. También “L´ultimo treno della notte” (Aldo Lado, 1975) podría encajar en esa categoría (siendo de igual modo clasificable como “rape&revenge”).

El volátil Trentadue está interpretado por Luigi Montefiori alias George Eastman (el caníbal del “Antropophagus” de Joe D´Amato). Riccardo Cucciola, a quien ya vimos en “El caso está cerrado, olvídelo” (Damiano Damiani, 1971), da vida a su tocayo rehén, obligado a permanecer al volante. Aldo Caponi (alias Don Backy) es Bisturí – quien además de esgrimir su amenazadora navaja lleva las manos cubiertas por unos guantes de cuero negro (probable guiño a los gialli de Dario Argento y del propio Bava).

Aunque “Cani arrabbiati” fue filmada en 1974 no pudo ser estrenada en su momento debido a problemas relacionados con la producción. La película no apareció en los cines hasta 1998 (!) y tristemente Mario Bava, fallecido en 1980, ya no llegaría a ver en la gran pantalla su última contribución al séptimo arte.

La memorable banda sonora fue compuesta por Stelvio Cipriani, un nombre conocido para los amantes del terror italiano, el giallo y el polizziesco (suya es la música de “La polizia ringrazia” o de “Deviation” entre otros títulos).

FHP, febrero de 2016

12 comentarios en “Cani arrabbiati (a.k.a. «Semáforo rojo») – Mario Bava, 1974

  1. Aunque siempre quedará el mal sabor de que lo que siempre hemos visto como «Cani Arrabbiati» es una versión final que por motivos obvios Mario Bava nunca llegaría a aprobar (creo que fue su hijo Lamberto el que concibió el montaje como tal lo conocemos hoy), la película tiene dos aciertos tremendos: el tono de hiperbólico nihilismo que tú ya mencionas y un uso del espacio escénico abrumador y asfixiante.

    Gran reseña, como siempre, camarada!

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    • Muy cierto! No deja de ser paradójico que ésta película, de cuyo resultado final el propio Mario Bava no es al 100% responsable, sea mi favorita de éste director. Efectivamente fue Lamberto quien terminó la película de su padre, y también recuerdo haber leído que Lea Lander (la actriz que hace de Maria, y que ya había participado en otras películas de Bava como «Sei donne per l´assassino») tuvo un rol importante en la post-producción.

      Gracias por el elogio y un abrazo!

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