La historia de Zatoichi continúa – Kazuo Mori, 1962

La historia de Zatoichi continúa (V.O. Zoku Zatôichi monogatari, a.k.a. “The Tale of Zatoichi continues”)

Japón, 1962

Director: Kazuo Mori

Género: Chambara, jidaigeki

Guión: Minoru Inuzuka

Intérpretes: Shintaro Katsu (Zatoichi), Yaeko Mizutani (Setsu), Masayo Banri (Tane)

Música: Ichiro Saito

 

Argumento

Zatoichi (Shintaro Katsu), el célebre y prodigioso masajista y espadachín ciego, ha llegado a una nueva comarca después de las peripecias narradas en la primera entrega. Tras enfrentrarse a unos prepotentes soldados, que lo tiran al agua al descubrirlo en la barca en la que estaban cruzando un río, es contratado para hacerle un masaje al jefe de un destacamento de samurais. Sin embargo, mientras se desempeña en esa labor, descubre indiscretamente un secreto del señor (“Nunca había tenido un cliente como éste…”), por lo que los samurais lo perseguirán con la intención de matarlo.

Al mismo tiempo, se halla en esa localidad el ronin Yoshiro (Tomisaburo Wakayama) con uno de sus hombres. Éstos coinciden con Zatoichi en la posada donde se hospeda, pero no cruzan palabra con él. En el establecimiento también se encuentran tres prostitutas, que conversan entre ellas acerca del “masajista al que están buscando los samurais para matarlo”. Zatoichi, que escucha y entiende que se refieren a él, es así alertado; e invita a las mujeres a una ronda de sake en señal de agradecimiento. Traba amistad con una de ellas, la más joven y atractiva, que le recuerda por la voz a una antigua novia que lo abandonó cuando se quedó ciego. La chica se siente asimismo atraída por Zatoichi, y acepta pasar la noche con él. El ronin Yoshiro trata de comprar sus servicios, pero ella se niega, señalando que ya tiene un cliente. Poco después, Zatoichi se retira con la chica a una cabaña, y llega un escuadrón de samurais que lo buscan. Nadie en la posada lo denuncia, nadie dice haberlo visto, pero Yoshiro y su “escudero” aprenden así que el misterioso ciego está en busca y captura.

También a la cabeza de Yoshiro han puesto precio. El taciturno ronin errante es llamado a la presencia de uno de los jefes locales, quien le hace saber que conoce su identidad y los crímenes de los que se le acusa: Pillaje, robos, asesinatos… Yoshiro es un ex-samurai convertido en gangster. El jefe local dice que no lo entregará a las autoridades, pero lo expulsa del poblado. El ronin y su hombre de confianza empaquetan sus cosas y se largan. Pero el jefe da instrucciones a uno de sus empleados para que siga de cerca a ambos con miras a capturarlos por sorpresa, para así cobrar la recompensa.

Zatoichi y la chica han pasado la noche juntos, y a la mañana siguiente despiertan en una cabaña en la playa. Hasta allí llega una tropa compuesta de una veintena de samurais con la intención de matarlo. El valiente y experimentado invidente se enfrenta a sus enemigos con decisión y sobre todo con veloces movimientos de su delgada espada, que se mueve tan rápidamente como un rayo, cercenando y rajando a los adversarios de tres en tres. Finalmente, tras acabar con los atacantes sin sufrir un solo rasguño, los cuatro o cinco samurais restantes huyen de la playa despavoridos. Zatoichi se despide de su amiga y parte rumbo al templo de Joshoji, para acudir a rendir tributo a la tumba de su amigo Hirate, a quien se vio obligado a dar muerte en combate un año antes <véase la primera parte, “Zatôichi monogatari” (1962), de Kenji Misumi>

Yoshiro, por su parte, advierte que les están siguiendo. Descubre al espía enviado por el jefe local, y lo neutraliza con un certero golpe de katana. Al templo de Joshoji llega el ciego masajista, y una vez allí se dispone a rezar junto a los monjes que entonan cánticos budistas. No lejos de ese lugar vive Tane <véase la primera parte, Zatôichi monogatari>, que si bien está prometida ahora con otro hombre, no ha olvidado al cortés y heroico Zatoichi. Cuando Tane tiene conocimiento de que su antiguo protector se encuentra en las inmediaciones, y de que está en peligro porque destacamentos militares lo buscan sin pausa, decide ir a su encuentro al templo para advertirle del peligro.

Zatoichi se pone en guardia. Pero antes que los samurais que lo persiguen, llegan al lugar Yoshiro y su escolta. Aprendemos que Yoshiro y Zatoichi se conocían del pasado… pues son hermanos. Pese a su parentesco no tienen buenas relaciones. La antigua novia de Zatoichi le abandonó para escapar junto a su hermano Yoshiro; no obstante es éste último quien por algún incomprensible motivo le guarda más rencor al otro, y no a la inversa como sería de esperar. Yoshiro dice querer matar a Zatoichi, y ambos se enzarzan en una encarnizada pelea. El ayudante de Yoshiro escapa cuando ve avecinarse a los samurais que también a ellos persiguen. Ésta vez Zatoichi tiene a un contrincante a su medida. Su hermano es tan diestro con la espada como él, con la ventaja de que no ha perdido la visión. Si Zatoichi era capaz de desembarazarse rápidamente de cuatro o cinco enemigos a la vez con dos golpes de sable veloces como el rayo, ésto no sucede con Yoshiro, cuyo talento y dominio de la espada es equiparable al suyo propio. El ronin logra herir a Zatoichi en la mano, pero poco después, en el forcejeo, el arma del ciego penetra las carnes de Yoshiro, justo en el momento en el que llegan los samurais con la intención de prender a ambos prófugos. Cuando llega el destacamento militar, Zatoichi ayuda a su malherido hermano a escapar del lugar, y ambos se lanzan al río desde un puente logrando eludir a los mutuos perseguidores.

Una vez en seguridad, Zatoichi se dedica a curar las heridas de Yoshiro, pero éste expira a la mañana siguiente. La alianza entre los samurais y los yakuza del jefe local que trataban de dar caza a ambos hermanos los dan por muertos, creyendo que se han ahogado en el río. Pero el jefe Sukegoro y sus hombres comprueban lívidos que Zatoichi ha logrado sobrevivir, y sediento de venganza, el ciego se abalanza contra ellos en la escena final, que termina precipitadamente…

Comentario

Segunda parte de una larga hilera de películas con el mítico masajista ciego, jugador empedernido y espadachín errante Zatoichi, como protagonista. El actor que da vida al personaje es, una vez más, el gran Shintaro Katsu. Pero el director de ésta segunda parte no es Kenji Misumi, sino otro realizador (Kazuo Mori). La continuación de “Zatoichi monogatari” (rodada el mismo año de 1962) no está al mismo nivel que la original. Cuenta con algunas lagunas argumentales; por ejemplo, nunca termina de estar del todo claro por qué los samurais quieren matar a Zatoichi (cuál es el secreto que el masajista ha descubierto sobre el señor? Debe ser un secreto tan grande que ni siquiera el espectador tiene derecho a saberlo… Lo único que se nos enseña es que el señor ríe frenéticamente a causa de las cosquillas que le produce el masaje de Zatoichi). Tampoco sabemos por qué Yoshiro (que no aparece en la primera parte) quería matar a su hermano. La chica que Zatoichi conoce en la taberna, la prostituta que se enamora de él y que le recuerda a su ex-novia, parece que va a convertirse en su compañera, pero desaparece abruptamente hacia la mitad del metraje y no vuelve a saberse nada de ella (tal vez volverá en una futura entrega de “Zatoichi”?)

De todos modos, el visionado de Zoku Zatôichi monogatari es una buena oportunidad para ver juntos en pantalla a Shintaro Katsu y a Tomisaburo Wakayama (Zatoichi y Yoshiro, repectivamente), dos grandes del chambara sesentero y setentero, que eran además hermanos en la vida real.

FHP, 2015

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