Three outlaw samurai (V.O. Sanbiki no samurai) – Hideo Gosha, 1964

Three outlaw samurai (V.O. Sanbiki no samurai)

Japón, 1964

Director: Hideo Gosha

Género: Chambara

Guión: Hideo Gosha, Keiichi Abe

Intérpretes: Tetsuro Tanba (Sakon Shiba), Isamu Nagato (Kyojuro Sakura), Mikijiro Hira (Einosuke Kikyo)

Música: Toshiaki Tsushima

Calificación: 8,5

Argumento

El ronin errante Shiba (Tetsuro Tanba) llega a un viejo molino (atraído por una pinza para los cabellos que halla en las inmediaciones, y que debe pertenecer a alguna dama de alcurnia). Una vez allí, se encuentra con que tres campesinos tienen retenida a una chica. Ésta ha sido secuestrada porque es la hija del administrador de la provincia, Uzaemon Matsushita, que tiraniza a los lugareños y les hace pagar impuestos desorbitantes. Los tres campesinos reclaman una mejora de sus condiciones de vida a cambio de liberar a la joven Aya.

Mientras tanto, las autoridades han descubierto quienes han organizado el rapto, y en su palacio, Matsushita da la orden de atacar el molino para rescatar a la hija.

Shiba por su parte, tras conocer el motivo del secuestro, decide ponerse de parte de los campesinos y lucha junto a ellos contra los hombres del tiránico administrador. Éstos son derrotados gracias al hábil ronin.

Más tarde, Matsushita envía a hombres de élite para que reduzcan a Shiba, hombres reclutados entre samurais como Kikyo y Sakura (éste último un ronin encarcelado). Cuando llegan al molino, Shiba sale al encuentro de los nuevos antagonistas, y tras vencer en combate a algunos de ellos, Sakura decide unirse a los campesinos al conocer la noble causa de éstos. Sakura también trae consigo provisiones, que ya comenzaban a escasear para los aldeanos. Lo que éstos ignoran es que esos alimentos fueron robados a un labrador del lugar, conocido por todos allí (el cual fue muerto por Sakura).

Kikyo en cambio vuelve al palacio de Matsushita, pues prefiere vivir entre comodidades y tiene allí a su amante, la cruel Omaki. Ésta mantiene retenida a la hija de Jinbei, uno de los tres campesinos rebeldes.

Poco después vuelve a aparecer un destacamento ante el refugio de los resistentes, ésta vez conducido por el propio Matsushita. Llevan prisionera a la hija de Jinbei, y la maltratan ante los ojos de su padre; amenazando con matarla si no liberan a Aya.

Accidentalmente, terminan matando a la joven campesina, para gran desconsuelo e ira de su progenitor, que se dispone a degollar a la rehén. Ello es impedido por la rápida intervención del samurai Shiba, que como mediador busca llegar a un acuerdo con Matsushita: Su hija será liberada, a cambio de que los campesinos sean perdonados. Como alguien debe ser formal y ejemplarmente castigado, el mismo Shiba se ofrece para ser azotado; el castigo correspondiente será de cien latigazos. Así pues, Aya es liberada y Shiba arrestado y conducido a las mazmorras del palacio administrativo.

Tras los latigazos, el traicionero Matsushita no lo deja marchar sino que lo encierra en los calabozos, y ordena además liquidar a los campesinos. Cuando Sakura descubre la trampa, se dispone a rescatar a su amigo. La viuda del campesino que mató, Omoe, intenta impedírselo, pues ve en él un protector y está enamorada de él (sin saber que fue precisamente Sakura el responsable de la muerte de su esposo). Los tres secuestradores de Aya son asesinados por los hombres del administrador, mientras Shiba languidece en las mazmorras. El valiente y abnegado ronin se entera de la traición por Kikyo, uno de los hombres más temibles de Matsushita.

Sakura llega al palacio, informa a una cortesana sobre la detención de Shiba y la muerte de los campesinos, y la mujer (para la cual Jinbei había sido como un padre), libera al ronin encarcelado proporcionándole la llave, pero muere en el forcejeo con el vigilante de los calabozos. Éste ha dado las campanadas de alarma antes de expirar, pero el siguiente esbirro es ultimado por Kikyo, que decide ayudar a Shiba permitiéndole la fuga. Aya, que ve al malherido samurai tratando de escapar, le ayuda a salir de palacio (pues se siente atraída por él, y considera que le salvó la vida: “Si pudiera, me iría contigo”).

Antes de exhalar su último suspiro, el vigilante al que Kikyo malhirió puede aún revelar el nombre de éste como “su asesino”; por lo cual el administrador ordena que sea liquidado por traición, además de los otros dos samurais, que tienen el documento firmado por él en el que constaba que “los campesinos serían perdonados a cambio de los latigazos a Shiba” (un pacto incumplido). Éste documento, que portaba uno de los tres campesinos poco antes de ser rastreramente ejecutado, fue lanzado al río y la corriente lo llevó hasta que fue encontrado por los dos ronin.

Kikyo consigue escapar de sus verdugos, pero su amante Omaki no tiene la misma suerte, y perece bajo las espadas. Así, Kikyo decide finalmente unirse a Shiba y Sakura, convirtiéndose en el tercer samurai “fuera de la ley”. Mientras tanto, Sakura descubre que los hombres de Matsushita mantienen retenida a Omoe, y para lograr su liberación se ve obligado a confesar que el documento se encuentra donde sus amigos en el molino. Tras lograr salvar la vida de Omoe, pero avergonzado por revelar el paradero del documento, Sakura parte hacia el molino para auxiliar a sus camaradas en la lucha contra las tropas del administrador.

Shiba busca entregar el documento a los campesinos, instándoles a que lo lleven a las máximas autoridades shogunales para probar así el traicionero y deshonesto proceder de Matsushita. Pero los campesinos, resultan ser unos resignados pusilánimes, unos gusanos cobardes, que prefieren malvivir oprimidos y arrastrándose y que por lo tanto (como finalmente debe constatar el desconcertado ronin) no merecen ser ayudados.

Shiba y Kikyo se enfrentan entonces a los hombres de Matsushita, Sakura llega y entre los tres logran derrotar al enemigo. Tras la victoria, Shiba se dirige al palacio administrativo para ajustarle las cuentas al tirano y desleal Matsushita. Pero su hija Aya interviene, interponiéndose entre Shiba y su padre. El ronin, entonces, decide perdonarle la vida al déspota, pero de una kata le corta el moño, lo cual simbólicamente representa su derrota y su humillación.

A continuación, Shiba regresa donde le esperan sus camaradas y (tras lanzar la pinza para el cabello de Aya, que el ronin conservaba, para que les indicase una dirección seguir) los tres parten hacia nuevas tierras.

Comentario

Excelente chambara del maestro Hideo Gosha, narra la historia del valiente y honorable samurai Shiba (interpretado por un magnífico Tetsuro Tanba) y de cómo se unió a la causa de unos campesinos oprimidos que (tras la eliminación de sus tres líderes) resultaron ser unos borregos cobardes que no merecían que un gran hombre se sacrificase por ellos.

El tema del film invita pues a la reflexión, a plantearse que la masa muchas veces es incapaz de luchar por su libertad sin los guías adecuados, sin alguien que canalice y amalgame el sentir popular; y que la calidad es siempre más importante que la cantidad – veáse como ilustrador ejemplo la destreza con la espada que demuestran los tres ronin contra las tropas (mucho más numerosas) del tirano Matsushita. La película también reivindica la camaradería y el honor, así como la importancia del respeto a la palabra dada.

En cuanto a las mujeres, se ponen de manifiesto los conflictos internos existentes en los dos principales personajes femeninos: Aya, la hija del déspota, enamorada del forajido; se debate entre la lealtad a su padre y su atracción por el ronin, impidiendo tanto la muerte del uno como del otro. Omoe, enamorada de Sakura, al principio está decidida a vengar la muerte de su marido, pero cuando Sakura le confiesa que es él el homicida, ello no cambia sus sentimientos.

Obra maestra del cine de samurais, de obligada visión para los amantes del género.

FHP, 2014

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