Ranpo Jigoku (a.k.a. Rampo Noir) – Hisayasu Sato, 2005

Ranpo Jigoku (a.k.a. Ranpo Noir)

Japón, 2005

Directores: Akio Jissoji, Atsushi Kaneko, Hisayasu Sato, Suguru Takeuchi

Género: Terror (surrealista), ero-guro

Guión: Kenichiro Hara

Intérpretes: Tadanobu Asano (Kogoro Akechi), Yuko Daike, Chisako Hara

Música: Saiko Ai &al.

Argumento

La película se divide en cuatro segmentos no relacionados entre sí.

“El canal de Marte” – Muy breve, se trata de secuencias oníricas de un individuo atormentado que escapa desnudo a través de un paisaje rocoso mientras recuerda a modo de flashback torturas cometidas contra una amante, hasta llegar a una especie de gran cráter.

“El espejo del infierno” – La más interesante de las cuatro a nivel argumental (y la más larga). Dos mujeres (que se conocen entre ellas por participar en una tradicional ceremonia del te), mueren en misteriosas circunstancias, con la cara disuelta en una masa informe. El detective Kogoro Akechi (Tadanobu Asano) encuentra el nexo entre ambos casos; las dos se habían mirado en unos extraños espejos, fabricados por un inquietante personaje que ambas conocían, el joven Toru. Éste loco había elaborado los espejos incluyendo una especie de micro-ondas que producían que quien se mirara en ellos pereciera. El segmento incluye un efecto visual caleidoscópico debido a la continua presencia de espejos en las escenas del mediometraje.

“La oruga” – Una mujer, para evitar que su marido soldado vuelva a ir a la guerra, lo ha mutilado amputándole brazos y piernas (y lengua). La enajenada, además, somete a su víctima a múltiples vejaciones, latigazos incluídos. Patológicamente celosa, lo hace supuestamente “por amor”; e incluso tiene relaciones sexuales con su deforme cónyugue al que llama “mi oruga”. Finalmente, con la complicidad de un extraño individuo amigo suyo que considera al desventurado como “una obra de arte”, la degenerada decide mutilarse ella misma y convertirse también en “oruga”. Al mismo tiempo, los miembros amputados de su esposo, conservados en formol, se exhiben ante los tres.

 

“Bichos que se arrastran” – El protagonista (otra vez Asano, en un papel diferente) es el chófer de una prestigiosa actriz, a la que conduce en limusina del trabajo hacia su casa o (en ocasiones) al “lugar especial” donde ella se cita con su amante. El chófer está secretamente enamorado de su jefa, y padece una extraña enfermedad psicosomática en la piel que le produce intensos picores y eccemas; los síntomas se recrudecen sobre todo cuando tiene contacto con otras personas (es pues parte de una especie de fobia social). Para poder tener junto a sí a la actriz sin padecer los picores, termina matándola mediante estrangulamiento y luego trata infructuosamente de embalsamarla consiguiendo sólo que se desangre.

 

Comentario

 

Cada uno de los cuatro segmentos está a cargo de un director diferente, y no tienen ningún nexo salvo por la presencia (en los cuatro metrajes) en roles distintos del melenudo Tadanobu Asano.

 

Éstas “historias para no dormir” estilo japonés bizarro compiladas en “Ranpo Jigoku” (o “Rampo Noir”) están inspiradas en la macabra obra de Edogawa Ranpo (1894-1965), escritor de novelas policiacas y de misterio con toques sádicos. El nombre real de éste autor (algunos de cuyos escritos están aún hoy prohibidos en Japón por su carácter extremadamente perverso) era Taro Hirai, siendo “Edogawa Ranpo” un pseudónimo basado en la pronunciación japonizada de “Edgar Allan Poe”; a quien Hirai admiraba.

 

La obra literaria de Ranpo y otros autores fue clasificada en el Japón de los años ´30 como “ero-guro-nansensu” (“erotique-grotesque-nonsense”); un subgénero típicamente nipón que también daría el salto a la gran pantalla con productos tan interesantes como “Strange Circus” (también del 2005) de Shion Sono o éste “Ranpo Jigoku”, de indudable calidad visual.

 

FHP, 2014

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